Nueva avalancha de renuncias a herencias por las deudas y la crisis

Más de 2.000 canarios rechazan en 2022 los bienes heredados, la mayor cifra de la historia

Una mujer en el cementerio de San Juan, en La Laguna, en un Día de los Difuntos. | | MARÍA PISACA

Una mujer en el cementerio de San Juan, en La Laguna, en un Día de los Difuntos. | | MARÍA PISACA / M. Á. Montero

La crisis y las deudas han originado un nuevo aluvión de renuncias a herencias en Canarias. Más de 2.000 isleños tuvieron que rechazar en 2022 los bienes que les habían legado sus ascendientes y familiares. Es la primera vez que se superan en el Archipiélago los dos millares de casos en un solo año. Un triste récord que sitúa a la Comunidad Autónoma entre las regiones con mayores porcentajes de herederos que declinan la sucesión. Es decir, entre las regiones donde más personas se ven obligadas a rehusar la casa, el piso, el coche o los ahorros que de manera legítima les corresponden por sus malas circunstancias socioeconómicas.

En las autonomías con mayores niveles de renta se declinan menos legados que en las más ‘pobres’

Ya 2021 terminó como el año con el mayor número de herencias tramitadas en Canarias. Y también como el año en que un mayor número de ciudadanos no tuvo más remedio que renunciar a los bienes que en principio iba a recibir. En 2021 se contabilizaron en las Islas 11.740 adjudicaciones por título sucesorio, un 24% más que en 2020, un notable incremento en el que tiene mucho que ver la paralización de centenares de expedientes en aquel año I de la covid. Tres cuartos de lo mismo ocurrió con los rechazos. Hasta 1.907 canarios declinaron la sucesión en 2021, un 25% más que en el anterior ejercicio. No en vano, 2020 fue un año caótico incluso para renunciar a una herencia, tanto que fue el primero desde que existen estadísticas oficiales, esto es, el primero al menos desde 2007, en que se registraron menos rechazos que en el ejercicio precedente (1.526 frente a los 1.776 de 2019). Así que quienes en 2020 no pudieron oficializar su negativa al legado de sus padres, tíos o hermanos lo hicieron en 2021, de ahí que esas 1.907 renuncias marcasen el máximo histórico. Un máximo que, eso sí, ha durado solo un año. En 2022, de nuevo con la Administración y los despachos de los notarios a pleno rendimiento, hasta 1.613 isleños declinaron la sucesión ya solo de enero a septiembre. El Consejo General del Notariado aún no dispone del dato definitivo del último trimestre, pero sí se sabe ya que por primera vez hubo más de 2.000 casos en el Archipiélago.

Las causas de esta nueva avalancha de renuncias a herencias son muchas, casi tantas como herederos se han visto en esa tesitura, pero los notarios apuntan dos como principales: la elevada mortalidad sufrida en lo peor de la pandemia, lo que por desgracia aumentó el número de sucesiones, y las deudas. Y es que cuando alguien acepta un testamento, acepta tanto lo bueno (la vivienda, el coche, las acciones, los depósitos…) como lo malo, es decir, también los números rojos que el testador dejó sin saldar antes de su fallecimiento. Así que, por un lado, aún quedan herencias de 2020 por resolver, ya que los trámites pueden alargarse durante dos y hasta tres años; y, por otro, y aquí está la mayoría de los casos, muchos legatarios se encuentran con que sus familiares les dejaron más pasivo que activo, más deudas que bienes. Esta última, claro, es una situación más habitual cuanto peor es la coyuntura económica, y ni que decir tiene en un contexto como el actual, con los rescoldos del coronavirus sin apagarse y con una crisis de precios sin precedentes en las últimas décadas.

Ni para las tasas

Pero, además, hay una tercera gran causa que explica muchas renuncias a herencias en la Comunidad Autónoma, donde los legados son por lo general más bien modestos, cuando menos en comparación con regiones como Madrid o Cataluña, que concentran los grandes patrimonios y fortunas del país. Se trata de los costes, del precio que hay que pagar para poder recibir la sucesión. Son muchos los canarios a quienes sus padres les dejan la vivienda familiar, o como mucho la vivienda familiar y el pequeño piso cerca de la playa. Inmuebles pero no liquidez: ni depósitos, ni acciones, ni cualquier otro tipo de ahorro. Resulta así que los hijos, en un Archipiélago donde la clase media se empequeñece año tras año, donde los sueldos son muy inferiores a la media nacional y donde ni siquiera se ha igualado aún el PIB de 2019, se topan con una factura inasumible por el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (que el actual Gobierno de Canarias restableció desde el 1 de enero de 2020) y/o por las plusvalías municipales, por ejemplo. De hecho hay quienes no tienen ni para el abogado, el notario, los registros o incluso las tasas del papeleo. En definitiva, se quedan sin esa propiedad que a sus padres tanto les costó adquirir.

Los números rojos, que también se heredan, son la principal causa de las renuncias

En el fondo, lo que en verdad diferencia a las autonomías con menores porcentajes de renuncias a herencias de esas otras donde se disparan los rechazos, como es el caso de Canarias, es su mayor riqueza. Lo corroboran los datos del Consejo General del Notariado. En España, un 15% de los ciudadanos que reciben una sucesión acaba por declinarla. Esa es la media con las cifras del primer semestre del año pasado. Una media que en el rico e industrial País Vasco apenas supera el 10%, como en Aragón, que en la foral Navarra es de un 13,3% y que en la capitalina Madrid es del 13,8%. En cambio, en las pobres Andalucía y Canarias se incrementa hasta casi un 20 y un 18%, muy por encima del porcentaje nacional.

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