Canarias necesita 34.574 viviendas más para cubrir la demanda de alquiler

La falta de oferta, los precios altos y la multitud de candidatos convierte la búsqueda de una nueva casa en una pesadilla para muchos futuros inquilinos

Un joven mira las ofertas en el escaparate de una inmobiliaria.

Un joven mira las ofertas en el escaparate de una inmobiliaria. / Carsten W. Lauritsen

El Archipiélago necesita introducir 34.574 viviendas más en el mercado del alquiler para poder hacer frente a la actual demanda que no deja de crecer. Alcanzar esta cifra permitiría que Canarias llegara al porcentaje de inmuebles en régimen de arrendamiento que existe en las principales economías de la Unión Europea (UE). Una cantidad que a nivel nacional debería incrementarse en 1,8 millones de propiedades para poder equipararse al volumen del mercado de arrendamiento en otros países del continente.

Este desfase, unido a que cada vez un mayor porcentaje de la población vive de alquiler, supone que conseguir una vivienda en Canarias se haya convertido casi en misión imposible. Según los datos aportados en el último informe de la firma de consultoría inmobiliaria Atlas Real Estate, un 18,6% de los hogares canarios vive de alquiler. Y aunque la cantidad bajó en 2021 debido al boom de la compra, propiciado por los bajos tipos de interés y las facilidades para acceder a una hipoteca, el cambio en la política monetaria está haciendo este año más difícil el acceso a una vivienda en propiedad, por lo que a muchos no les quedará otro remedio que recurrir al arrendamiento.

Per, ¿cuál es el motivo de que cada vez haya menos disponibilidad de casas para los inquilinos? Isidro Martín, delegado en Canarias de la Asociación Profesional de Expertos Inmobiliarios (Apei), apunta primero a la falta de obra nueva que impide engrosar esta modalidad a través de nuevas construcciones. En segundo lugar, recalca que muchas empresas y propietarios han retirado sus inmuebles del mercado del alquiler.

¿Por qué? A su juicio por la inseguridad jurídica a la que se enfrentan. «Hay mucha indefensión y es muy complicado, por ejemplo, sacar a un inquilino que te ha dejado de pagar», explica. Detalla que también muchos han decidido destinar sus viviendas al alquiler vacacional, que ahora, con la llegada de un nuevo tipo de visitantes que ya no solo busca el sol y playa, se extiende a zonas a las que antes nunca habían llegado turistas, restando viviendas que antes se destinaban a los residentes.

Tensiones del mercado

Martín también achaca las tensiones en el mercado del alquiler a la falta de vivienda pública y por eso indica que buena parte de esas 34.000 casas que harían faltan para cubrir la demanda deberían de ser de alquiler social. «El registro de demandantes incluye a 17.000 personas», evidencia, aunque él estima que pueden ser algo menos debido a la duplicidad y los perfiles inadecuados. Pero, a pesar de la imperiosa necesidad, el Gobierno de Canarias ha estado más de una década sin construir ni una vivienda social en las Islas. Una construcción que según Martín favorecería al sector del alquiler, ya que existiría más oferta y bajarían los precios.

El coste de los arrendamientos experimentaron el año pasado una subida histórica. Quienes viven de alquiler deben desembolsar ahora un 14,2% más que hace un año. El precio medio por metro cuadrado en el Archipiélago se situó en 2022 en 11,8 euros, según la estadística del portal inmobiliario Idealista. Una cantidad que se traduce en 885 euros por un piso o casa de 75 metros cuadrados y que escala por encima de los 1.000 euros para una vivienda tipo de 90 metros cuadrados que podría necesitar cualquier familia de las Islas. Unos precios estratosféricos que no todos pueden pagar y que se elevan todavía más en municipios específicos como Adeje o San Bartolomé de Tirajana.

Falta de oferta y precios disparatados

Ante la falta de oferta y unos precios disparados, encontrar una vivienda que se ajuste a tus necesidades, puedas pagar cómodamente con tus ingresos y se ubique en una zona que te guste ha pasado a un segundo plano. Los futuros inquilinos viven la búsqueda de un nuevo hogar como una carrera contra reloj en la que no solo tienen que ser los más rápidos en interesarse y visitar el inmueble en alquiler sino aseguran que incluso han tenido que pasar una especie de «casting» para resultar ser elegidos y poder quedarse con la vivienda.

Andrea Fernández tardó casi un año en encontrar un piso al que poder mudarse con su pareja. «Se acabó convirtiendo en una pesadilla», asegura, ya que sentía «ansiedad» cada vez que le llegaba un correo de alguna plataforma inmobiliaria con una oferta que se ajustara a sus criterios. «Había anuncios que apenas duraban unas horas y te sientes muy presionada a aceptar rápido porque sabes que si tardas en decidirte se lo quedará otro», lamenta.

Fernández cuenta que las inmobiliarias filtran a los posibles candidatos antes incluso de ver el piso pidiendo nóminas y avales para comprobar que pueden acceder a esa vivienda con su nivel de ingresos. Ella incluso tuvo que reajustar los requisitos que quería que tuviera su nueva vivienda y el presupuesto mensual que estaban dispuestos a destinar a ella porque «vimos que lo que queríamos en un principio era inviable».

Lo mismo le ocurrió a Laura Rosales que pasó de buscar un piso «de entre 500 y 600 euros» a pasar a mirar ofertas de 700. Esta joven de 27 años asegura que se ha encontrado con prácticas abusivas por parte de las inmobiliarias como la exigencia de pedir una señal «solo para poder ir a ver el piso», que te devolvían, eso sí, si finalmente no te quedabas con él. «Me han llegado a preguntar qué tal me llevo con mi pareja o si pienso tener hijos pronto y me han pedido hasta un año de nóminas», detalla. .

Gente aprovechada y poco profesional

El delegado de Apei en Canarias no descarta que dentro del sector inmobiliario pueda haber «gente aprovechada y poco profesional» pero muestra su rechazo a este tipo de prácticas. «Está prohibido pedir una señal para visitar una vivienda», apunta, aunque sí es habitual hacer una paga y señal a modo de reserva una vez el inquilino confirma que se queda con la casa.

«Nosotros sí exigimos nóminas y fiadores antes de la visita para evitar que el inquilino vaya en balde», detalla y también reconoce que se mira el perfil de los futuros arrendadores para tratar de dar con el más idóneo para el propietario, pero descarta que a esto se le pueda llamar casting. «Desde hace muchos años hay propietarios que preguntan si fuma o si tiene mascota y son ellos los que tienen la última palabra en la decisión», comenta. Además, en los últimos tiempos también se ha extendido la contratación de un seguro por el impago del alquiler, que garantiza al propietario el pago durante unos meses si el inquilino deja de pagar. 

Crece la brecha también en las ofertas de compra

Quienes en lugar de alquilar están buscando comprar una vivienda tampoco lo tienen nada fácil. El año pasado la brecha entre las personas que estaban interesados en adquirir una propiedad residencial y la oferta de inmuebles a la venta también se acrecentó. Según los datos del portal inmobiliario Fotocasa, a lo largo de 2022 hubo un 15% de personas que estaban interesadas en adquirir una casa por solo un 4% de ofertantes particulares de inmuebles a la venta.

El portal inmobiliario señala que la demanda ha crecido de manera progresiva desde 2020 mientras la oferta se contrae, y ha pasado de un 5% en esa fecha hasta un 4% en la actualidad. La directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, María Matos, precisa que «la demanda nunca había presentado niveles tan abultados» y explica que esto se debe al «despertar del interés por comprar tras el confinamiento de 2020». «Tras alcanzar su punto más álgido a principios de 2022, se aprecia cómo la subida de los tipos de interés comienza a ralentizar la demanda de vivienda», recalca. 

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