Canarias busca convertirse en la segunda región de Europa en cultivar cacao, el fruto llamado a ser el nuevo oro de la agricultura

Las más de 150 plantas repartidas por las Islas servirán como experiencia piloto para dirimir la viabilidad de un fruto que consume un 20% menos de agua que el plátano

Poco se sabe en el Archipiélago sobre el cacao. Se cree que las primeras semillas entraron desde Venezuela hace relativamente poco, en 2005, a la isla de El Hierro. En Tenerife, el fruto lo plantó hace diez años Domingo Fernández Garván, un investigador de Fruticultura del ICIA, mientras que Pedro Modesto Hernández, quien fuera director del Departamento de Producción Vegetal continuó al cuidado de la plantación. Estos dos investigadores, ya desaparecidos, dieron los primeros pasos para que la investigación CAIA que podría dar el espaldarazo definitivo sea una realidad.

Poco se sabe en el Archipiélago sobre el cacao. Se cree que las primeras semillas entraron desde Venezuela hace relativamente poco, en 2005, a la isla de El Hierro. En Tenerife, el fruto lo plantó hace diez años Domingo Fernández Garván, un investigador de Fruticultura del ICIA, mientras que Pedro Modesto Hernández, quien fuera director del Departamento de Producción Vegetal continuó al cuidado de la plantación. Estos dos investigadores, ya desaparecidos, dieron los primeros pasos para que la investigación CAIA que podría dar el espaldarazo definitivo sea una realidad. / María Pisaca

Clara Morell

Clara Morell

Canarias es una tierra rica para cultivar uno de los productos más codiciados en el mercado internacional: el cacao. Las islas africanas disfrutan de un clima subtropical que brinda a la planta ese calor que tanto necesita. Con este contexto favorable, el Archipiélago se ha lanzado a investigar la viabilidad de producir cacao y, por ahora, la cosa pinta muy bien. El cultivo de cacao en las Islas es visto como algo no solo «posible» por parte de los investigadores, sino «viable» de cara a lograr una producción «pequeña» pero de «calidad» con la que abastecer el mercado local. El prometedor proyecto, denominado CAIA e impulsado por el Gobierno regional a través del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), engloba también el análisis de las variedades de café que se producen en el Archipiélago.  

Unas 150 matas de cacao están distribuidas por las Islas y tienen tanto valor que podrían cotizar en bolsa. El fruto ha triplicado su precio por tonelada en el último año debido a las plagas y lluvias que han afectado a las cosechas en dos de los principales países productores: Costa de Marfil y Ghana. Canarias está plantando en suelos que tienen condiciones similares a las de estos territorios, como el calor y la cercanía a la costa. Otros aspectos, como la humedad y el sombreado, se están todavía estudiando. 

En la finca de Los Pajalillos, en la localidad lagunera de Valle de Guerra (Tenerife), han crecido unas 81 matas. Las plantas de mayor edad son jóvenes, pues solo tienen diez años y, por ahora, no han dado muchos frutos. Mayor suerte han corrido las matas que hay en la Isla de El Hierro, algunas tienen 20 años de antigüedad y están repletas de fruto. Las condiciones en esa Isla parecen las idóneas. «Tendrá que producirse una adaptación de estas plantas a las condiciones de Canarias, con un clima tropical frente al subtropical habitual del fruto, pero lo vemos posible», adelantó ayer durante una visita a la finca tinerfeña el ingeniero agrónomo del ICIA Alfonso Morera.

El Archipiélago podría convertirse, tras Almería, en el segundo lugar de Europa donde se produzca cacao

La investigación lleva cinco meses en marcha y se espera que se desarrolle durante tres años. La idea del ICIA es que el cacao sirva como plantación complementaria a otros frutos, como el café o el plátano. Uno de los aspectos interesantes de cara al futuro avance de la producción de cacao es su baja demanda de agua. En comparación con el plátano –el principal cultivo de las Islas–, el fruto del que parte el chocolate consume al menos un 20% menos de agua y los investigadores creen que ajustando las técnicas de producciónse puede llegar incluso a reducir en un 50% el riego. María Jaime Vega, directora científica del ICIA, apuntó que este dato hídrico es importante de cara a la agroecología, que implica la búsqueda de productos compatibles con el contexto de crisis climática. 

Algunos de los inconvenientes que el cultivo de cacao ha tenido que enfrentar hasta ahora son el viento y la cochinilla –aunque esta última es un enemigo natural que confían controlar–. Lo cierto es que atreverse con un nuevo fruto es todo un reto, porque los investigadores isleños conocen la teoría pero les falta práctica: «Hay cinco millones de agricultores cultivando cacao en el mundo y saben perfectamente cuándo está maduro con solo mirarlo. Nosotros necesitamos tocarlo y moverlo un poco», contó Morera.

Cada planta de cacao puede dar entre 30 y 50 semillas. Cada fruto –que puede tener un color amarillo, naranja o rojo– pesa en torno a dos kilos y medio «en seco», que es el estado que tiene después de abrirse la mazorca y fermentarse. Tras ese proceso –y con un poco de azúcar de por medio– tenemos el chocolate listo para degustar. De hecho, de forma paralela al estudio de las plantaciones, el IPNA-CSIC y maestros chocolateros se encuentran evaluando las propiedades organolépticas –como el sabor, la textura o el olor– del fruto procesado. Las primeras tabletas 100% canarias, que se han creado con materia prima traída desde la isla de El Hierro, se presentarán la próxima semana en unas jornadas técnicas del ICIA.

Las primeras tabletas de chocolate isleño se elaboraron hace unos días en Tenerife con frutos de El Hierro

El objetivo que las Islas se han fijado de cara a estos cultivos no es que sean mayoritarios, sino que complementen a otros. El cacao casa muy bien en plataneras o fincas de café. «Se trata de frutas completamente compatibles para su reproducción», apuntaba el consejero de Agricultura del Gobierno canario Narvay Quintero. 

Aunque todavía se está en una fase «embrionaria», Quintero cree que el cacao y el café son nichos interesantes para «diversificar» la agricultura y, en el caso de que las condiciones climáticas, los productores y el mercado «acompañan», avanzó que el Ejecutivo estará dispuesto a apoyarles en el camino con líneas de ayuda específicas. «El cambio climático es real. Tenemos que mirar los cultivos de una manera mucho más agroecológica, como se hacía antes, para poder mantenerlos en el futuro», señaló. 

En el caso del café, la otra rama que estudia el proyecto CAIA, más que tratar de analizarse la viabilidad de su cultivo –que está ampliamente implantado en las Islas, con el Valle de Agaete en Gran Canaria como máximo exponente–, lo que se intenta es averiguar cuál es la procedencia de cada planta. Alfredo Reyes, investigador principal y director del Jardín de Aclimatación de La Orotava, recordó que se tiene constancia de la existencia de café en la comunidad desde finales del siglo XVIII. Esos cultivos están, salvo en el caso de Agaete, de forma anecdótica en las huertas de agricultores de las Islas occidentales. Con el tiempo, se ha perdido el conocimiento de qué variedades son o desde dónde entraron al Archipiélago. 

Café con cacao, lo que en un bar se llamaría mocaccino y vendría de forma líquida en el interior de un vaso, podría significar más para Canarias. Quizá la combinación de los dos frutos sea la revolución de las fincas isleñas y el futuro del sector en tiempos de sequía.

El chocolate, ese dulce que alegra la vida, es un producto cada vez más deseado ante las plagas y lluvias que asolaron a las producciones africanas. El mundo se queda sin cacao y en Europa apenas existe un lugar en el que se cultiva, Almería. En este contexto, Canarias inicia un proyecto prometedor con el que investigará si es posible convertir el fruto en su nuevo oro, haciendo a un lado el poco sostenible aguacate.