El número de ‘ninis’ canarios se reduce un 28,6% desde el pico de la pandemia

La cifra de jóvenes que ni estudian ni trabajan encadena tres años a la baja pero no basta para evitar que la región tenga la tasa más elevada de España

Jóvenes de botellón en el ‘parking’ del Alcampo de Telde, en Gran Canaria.

Jóvenes de botellón en el ‘parking’ del Alcampo de Telde, en Gran Canaria. / Andrés Cruz

La cantidad de jóvenes que ni estudian ni trabajan, los llamados ninis, se ha reducido de forma notable en Canarias desde el pico de 2020, cuando la repentina crisis de la covid elevó la tasa de ninis entre los isleños con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años hasta el 21,4%. El crecimiento que han experimentado desde entonces la economía y el empleo al calor de la fiebre turística pospandemia, amén de los progresivos ajustes en la oferta formativa, ha ayudado a disminuir el número de jóvenes ociosos en el Archipiélago en 22.342. Una caída de un 28,6% que, eso sí, no ha sido suficiente para evitar que Canarias sea la Comunidad Autónoma con el mayor porcentaje de población juvenil que ya ha colgado los libros y guardado la mochila y que, sin embargo, o bien no está trabajando, o bien lo está haciendo en la economía sumergida, es decir, en negro o en B.

La tasa de ninis se situó en las Islas al cierre de 2023 en el 15,4%, de acuerdo con los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística. Ya son tres años consecutivos con el porcentaje de jóvenes desocupados a la baja. En 2019, la ratio de ninis en el Archipiélago era de un 15,6%, con lo que unos 56.300 canarios de entre 15 y 29 años de edad ocupaban su tiempo sin trabajar ni estudiar. El número puede parecer altísimo, y de alguna forma lo es, pero hay que recordar que en 2012, en lo peor de la Gran Recesión que había estallado a finales de 2007 y se prolongaría hasta 2014, la cifra de ninis isleños llegó a la friolera de 103.300. De modo que en los años que transcurrieron hasta 2019, que se convertiría después en el último ejercicio del corto período de bonanza entre el final de la Gran Recesión y la crisis de la covid, la Comunidad Autónoma logró reducir prácticamente a la mitad su población joven ociosa. Logró contener, o cuando menos paliar, las consecuencias de los años inmediatamente anteriores a 2007, los de la burbuja inmobiliaria, cuando se produjo un continuo goteo de chavales desde los pupitres y las aulas hasta el mercado laboral, mayoritariamente hasta los andamios de las empresas constructoras.

Hay 55.654 isleños ociosos que no han cumplido los 30, un 15,4% del colectivo de 15 a 29 años

Eran los tiempos de la política de liberalización del suelo promovida por el presidente José María Aznar. El caso es que las aulas de las Islas se vaciaron de forma prematura de todos esos jóvenes que decidieron o se vieron obligados a cambiar los libros por la amasadora o por la bandeja, ya que ese trasvase de las escuelas e institutos al mundo laboral se produjo también, en especial en las Islas, al negocio turístico. Y como quiera que los siguientes gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero no corrigieron la deriva, solo era cuestión de tiempo que la burbuja estallase, y estalló en octubre de 2007 con aquel primer capítulo de las hipotecas subprime o basura en los Estados Unidos, por más que el mismo Zapatero y su ejecutivo se empeñasen en no ver la realidad. La banca cerró el grifo del crédito; miles de promotoras inmobiliarias y otras tantas constructoras se fueron a pique; y decenas de miles de aquellos chiquillos que habían dejado el aula durante la burbuja se vieron apeadas del andamio de un día para otro. El resultado fue el mencionado: 103.300 ninis en 2012. Una cifra brutal que permite calibrar en su justa medida los 56.300 que aún se contabilizaban en 2019. Pero llegó 2020.

Irrumpe la covid

La irrupción de la covid en España a mediados de marzo de 2020, el año I del coronavirus, paralizó la industria turística y obligó a cerrar hoteles, bares, restaurantes y tiendas. No extraña así que el porcentaje de ninis canarios pasase de un año para otro, de 2019 a 2020, del 15,6 al 21,4. En términos cuantitativos, los 56.275 jóvenes ociosos que se contabilizaban en 2019 se incrementaron de golpe hasta los 77.996. Hasta 21.721 nuevos ninis dejó a su paso la pandemia en el Archipiélago, entre otros muchos males mayores. Con todo, esta vez el repunte ha sido pasajero.

Ya en 2021, aquel 21,4% de jóvenes isleños desocupados bajó al 16,4%, a poco más de 59.000. Y en 2022 se consiguió volver al 15,6% de 2019, ese mismo porcentaje al que tanto había costado llegar tras los duros años de la crisis financiera. Los 56.275 ninis de aquel último ejercicio prepandemia eran 56.376 en 2022 –la tasa era la misma pero la población de entre 15 y 29 años creció ligeramente en las Islas entre 2019 y 2022, de ahí que creciese también el número de ninis en términos cuantitativos–. Y ahora la EPA revela que el año pasado, 2023, el número de jóvenes desocupados en la Comunidad Autónoma también disminuyó. Son ahora 55.654, o lo que es lo mismo: 722 menos que en 2022; hasta 22.342 menos que en 2020, cuando se produjo el repunte por culpa de la covid; y la friolera de 47.646 menos que en el ya lejano 2012, cuando la Gran Recesión hacía estragos en los bolsillos de las familias y en las cajas de las empresas. El porcentaje de ninis es ahora de un 15,4.

Cara y cruz

No obstante, y pese a que la cantidad de jóvenes ociosos viene reduciéndose en los últimos años, la particular cruz de la moneda está en que las Islas, con ese 15,4%, son la región española con la tasa más alta del país. En el resto de comunidades y ciudades autónomas, incluidas, por tanto, Ceuta y Melilla, los porcentajes de ninis oscilan entre el 7,7% de País Vasco, que tiene la ratio más baja de España, y el 15,3% de Aragón, que se queda así solo una décima por debajo del triste récord del Archipiélago. Se da incluso una circunstancia hasta cierto punto paradójica, ya que en 2020, en plena crisis de la covid, aquel 21,4% de jóvenes canarios de entre 15 y 29 años que ni estudiaban ni trabajaban no era la tasa más alta del Estado. La superaban el 27% de Ceuta y Melilla, el 23,2% de Cantabria y el 21,9% de Aragón, territorios que en ningún caso tienen la dependencia del negocio turístico, con diferencia el más golpeado por la pandemia, que sí tiene el Archipiélago.

Las Islas aún pagan la factura de los miles de chicos que cambiaron el pupitre por el andamio

La razón de esto, y en definitiva la razón de que las Islas sean la autonomía con la mayor población de ninis de España, es que el ritmo al que Canarias disminuye su cifra de jóvenes ociosos es más lento. De hecho, el actual 15,4% está solo dos décimas por debajo del 15,6% de 2019, del último ejercicio precrisis. Dejando a un lado los casos de Navarra y Madrid, que son las dos únicas autonomías donde el porcentaje de ninis entre su población joven es hoy más alto que en 2019 –en Madrid pasó del 10,6 al 10,7% y en Navarra, del 9 al 10,4%–, en todas las demás se ha reducido una vez superado el bache de la covid, pero en el Archipiélago es donde menos.

Casi adolescentes

Aunque Eurostat, la oficina estadística comunitaria, ha generalizado la idea de que un nini ha de tener entre 15 y 29 años, son muchos los estudios y análisis que reducen esta franja de edades a entre los 15 y los 24, es decir, a menos de 25 años. Es el caso, por ejemplo, del Observatorio de la Formación Profesional de CaixaBank, una de las bases de datos de consulta obligatoria en cuestiones relacionadas con los jóvenes, la formación y el mercado de trabajo. Con esta metodología, sin embargo, la lectura es la misma: Canarias está logrando aminorar poco a poco su bolsa de ninis.

«La última cifra disponible sitúa a Canarias con un 10,99% de ninis» de menos de 25 años, un total de 27.053, explican desde el Observatorio. En 2020, la tasa llegó a rozar el 20%, para un total de 46.040 isleños de menos de 25 sin oficio ni beneficio.

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