Miembros de una mesa electoral un domingo de verano: "¡Menudo palo!"

Una mesa electoral en las municipales del pasado 28 de mayo.

Una mesa electoral en las municipales del pasado 28 de mayo. / Ferrán Nadeu

Sara González

"Albert, te ha tocado ser presidente en una mesa en las elecciones del 23 de julio". Recibió el mensaje de su colega mientras ponía a dormir a uno de sus tres hijos. "¡Vete a la mierda, no me gastes bromas!", respondió, incrédulo. Y, acto seguido, recibió el link del pleno municipal en el que se había hecho el sorteo. No era ninguna chanza. Efectivamente, Albert Masgrau, vecino de Torelló de 49 años, es uno de los 543.000 'afortunados', entre titulares y suplentes, que han sido reclutados para conformar las mesas electorales en este domingo de pleno verano con el mercurio haciendo estragos.

Mal de muchos, consuelo de tontos, dice el refranero popular. Porque también a su tía le ha tocado ser vocal y, a su cuñada, suplente. Pero ni así compensa. Porque Albert iba a estar, en esta fecha, ni más ni menos que en Menorca, de vacaciones. Esta semana y la que viene es su único parón estival en la farmacia donde trabaja. Pero creyó no tener suficientes elementos para presentar alegaciones. Sólo tenía su billete de avión y la previsión era que su mujer fuera con los niños -de 5, 9 y 12 años- y el coche en barco, pero no habían comprado aún todos los pasajes.

"La verdad es que te fastidian las vacaciones" Albert Masgrau / Vecino de Torelló

"La verdad es que te fastidia las vacaciones", dice con una resignación que acompaña con algún resoplido cuando piensa en que el local de votación es la escuela en la que estudió, que será "un horno" porque le da el sol todo el día. Hay ayuntamientos que han cambiado la ubicación de los colegios precisamente por ese motivo. Al final, la familia ha optado por hacer el viaje igualmente, pero más corto, pasado el domingo, una jornada en la que Albert aspira a, por lo menos, no tener que lamentar el resultado que salga de las urnas. Lo que sí se ha ahorrado son los trámites para votar por correo.

Del frío al calorazo

Pero si puede llegar a tocar la moral que te toque por primera vez, peor es cuando eres reincidente. A Lídia González, de 31 años, le llamó su hermana mientras estaba en la playa un domingo para darle la noticia de que había recibido en casa una notificación del ayuntamiento y de que aquello olía a mesa electoral. "¡No me jodas, no puede ser!", dijo con la piel aún mojada. Ya presidió una mesa en las elecciones catalanas del 14 de febrero de 2021, las que se celebraron en plena pandemia y sujetas a un protocolo inédito. Si no quería caldo, dos tazas, porque vuelve a ser presidenta de mesa en su municipio, Sant Celoni.

"Tenía la certeza de que esta vez no me iba a tocar, pero me equivoqué" Lídia González / Vecina de Sant Celoni

"Tenía la certeza de que esta vez no me iba a tocar, pero me equivoqué. Al principio me lo tomé como un fastidio, pero si no hay más remedio, pues se hace", asegura sin mayor beligerancia. Por lo menos a ella no le ha afectado en sus vacaciones. Aunque no puede evitar hacer referencia a la ironía de su destino: "Ya me tocó estar en unas elecciones en las que el clima no era el más favorable. Hacía un frío horrible porque con el covid teníamos que tener las puertas del pabellón abiertas. Me llevé una manta y un termo con café. Y esta vez resulta que me puede pasar todo lo contrario y me preocupa el calor". Eso sí, su prioridad número uno, asegura, es que toda la logística funcione.

De la "ilusión" al fastidio

El premio de consolación para Carla Isún, vecina de 28 años de Sant Esteve de Palautordera, es que por lo menos tenga una entrada gratis en PortAventuraa cambio de pasarse todo el domingo como segunda vocal de mesa. Supo de la noticia porque llamaron a su padre tras varios intentos fallidos a su teléfono. "¡Menudo palo!", suelta. Pero una vez hecha a la idea y no habiendo tenido que lamentar que le afecte en ningún plan, admite que ahora tiene curiosidad, e incluso "ilusión", por vivir la experiencia. Aplicada estudiante de educación social, el miércoles pasado acudió a la reunión formativa para tener las principales nociones de la labor que se le ha encomendado.

En cambio, Marc Pujolàs, abogado de 34 años, sabe perfectamente de qué va la cosa. Vive en Barcelona, pero está empadronado en Santa Maria de Palautordera y es la tercera vez que lo llaman a filas. Ya estuvo en una mesa en las elecciones catalanas de 2017, las que se convocaron con la aplicación del artículo 155 y se celebraron en jueves. El sorteo volvió a 'sonreírle' para las pasadas elecciones municipales, pero presentó alegaciones y se "salvó". Y ahora, de nuevo, ha sido convocado, pero esta vez como suplente de vocal, así que espera que acuda el titular y que para él lo de este domingo solo sea un visto y no visto.

"Para nada está bien pagado pasarse todo un domingo de julio allí. Deberían hacer lista de voluntarios" Marc Pujolàs / Vecino de Santa Maria de Palautordera

"La verdad es que te trastoca un poco los planes", confiesa. De hecho, ha votado por correo porque su idea es comer fuera con un grupo de amigos con los que hace tiempo que no se ve, por lo que había reservado especialmente la fecha en el calendario. Su asistencia está ahora en 'stand by'. "Ni pizca de ilusión me hace, ya lo he vivido una vez. Y para nada está bien pagado pasarse todo un domingo de julio allí, además de que la gente de los partidos te exige que vuelvas a contar. Deberían hacer listas de voluntarios", concluye.

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