Juan Perdomo, ganadero de Antigua ordenó a Cabrito, un perro de raza majorera o bardino, que subiera a la cima de la atalaya del Llano de la Cueva para que dirigiera hacia la gambuesa a una cabra puipana con su cría que había escapado al cerco de los ganaderos. Antigua vivió ayer un encuentro de ganaderos con la celebración de una apañada donde lograron reunir a cerca de 500 cabras para su marcaje y ordeño. Cerca de 30 ganaderos, respondieron a la llamada de los comisionados Nicolás Herrera y Tomás Acosta. Una tradición ancestral que se viene consolidando de generación en generación.

Desde el alba, Nicolás y Tomás comenzaron a distribuir a los ganaderos por los barrancos, laderas y montañas para atraer las cabras hacia la gambuesa. La trilogía perfecta: cabrero, perro y lata se convirtieron en auténticos protagonistas de una jornada ganadera al más puro estilo tradicional. A medida que avanzaba la mañana de podía percibir desde la distancia los ladridos de los bardinos detrás de las cabras y los belidos de éstas asustadas por los gritos de los pastores y la acción de los perros, perfectamente adiestrados para la labor ganadera.

El Ayuntamiento de Antigua desde la concejalía de Agricultura, Ganadería y Pesca, que dirige Matías Peña, colabora con los comisionados entregándoles 50 toneladas de millo al año para el mantenimiento de la cabra de costa, especialmente en época de sequía y ante la falta de pastos para la alimentación del ganado.