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Colegio Sagrado Corazón de Puerto del Rosario 50 Aniversario

Medio siglo de una educación en valores

Docentes, alumnos y padres trabajan para mantener la esencia de este centro concertado

Desde que entras en el colegio Sagrado Corazón de Puerto del Rosario se respira un ambiente diferente, más parecido a un convento y un lugar sagrado con su capilla, patio interior, columnas, perfecta decoración, y exquisito mantenimiento de plantas e instalaciones. Invade el silencio con el que se camina por el interior y se inculcan buenos modales en el alumnado desde infantil. Fuera el ambiente en el patio es prácticamente igual que en cualquier otro colegio, con los juegos en la cancha y el movimiento y conversaciones de los grupos de alumnos, aunque reina el sosiego.

El centro con 452 alumnos matriculados celebra este curso su aniversario, 50 años, de forma emotiva y con numerosos actos como teatro, lecturas, misas y una fiesta con antiguas alumnas y religiosas invitadas para rememorar esta amplia trayectoria.

Bodas de oro a una enseñanza forjada en valores como la fe, solidaridad compañerismo, amistad, respeto y sacrificio en el trabajo y en la vida.

Unos 3.500 alumnos han estudiado en estas cinco décadas en el colegio Sagrado Corazón de Jesús de Puerto del Rosario y vaticinan un gran futuro con la calidad conseguida año tras año.

Las ex alumnas recuerdan con cariño y mucha nostalgia su paso por este colegio religioso histórico que fue pionero en la defensa de la educación para las mujeres.

"Fue mucho más que venir a estudiar porque las monjas nos enseñaron una forma de ser, de vivir, buenos modales y un comportamiento solidario, a través de una educación con alma y sentimientos. Además fue una oportunidad y un trampolín para muchas chicas majoreras que no hubieran podido estudiar o llegar ala universidad en aquella época, en la que había mucha precariedad y necesidades en Fuerteventura", destaca Ángel Sánchez Hortelano, que entró con nueve años en el primer curso de 1967/68, y que en la actualidad es maestra del centro. Una anécdota curiosa de las primeras clases en el hospital viejo, el centro estaba el obras, revela era que las alumnas llevaron las sillas de casa.

"Las monjas fueron pioneras en muchas cosas en la época, no sólo en contenidos educativos sino en marcar una educación en valores, con disciplina y orden nos ensañaban a comer, como la fruta con cuchillo y tenedor. Había que almorzar el potaje, recibían donativos como sacos de granos, a veces con gorgojos pero se aprovechaba todo y se veían flotando pero teníamos que comer" rememora Ángel. También asegura que se enseñaba disciplina "si estábamos en misa no se podía ir al baño y había que colaborar en todo", añade.

La maestra desvela que después de comer más de una niña se quedaba dormida en clase con el calor y sol de la tarde. "No recuerdo muchos deberes porque no teníamos tiempo entre las clases, misas y alguna actividad salíamos agotadas", indica Ángel que vivió esos años de una forma intensa.

"Las religiosas al principio llevaban hábito, luego se lo quitaron, fueron bastante avanzadas, y nos hacían sentir parte de esa familia religiosa, que fue tan querida y bien recibida por todo el pueblo majorero", resume Ángel Sánchez. "Coincidimos las seis hermanas en el colegio y las monjas nos hicieron un homenaje, luego han seguido nuestros hijos" señala esta maestra y considera que "son pocas las alumnas que hayan renegado del centro, formamos vínculos y una comunidad muy unida". De aquel primer grupo de monjas que llegó de Gran Canaria, Madrid o Sevilla en la actualidad sólo queda la madre Aida Rosa Santana, pero las antiguas alumnas mencionan el sentido del compromiso, responsabilidad y sacrificio de estas jóvenes fantásticas que superaban todas las dificultades de forma inteligente y con mucha alegría.

La actual directora, Belinda Montelongo, afirma que superan las dificultades gracias a los donativos e implicación de las familias debido a que un centro concertado tiene muchas limitaciones pero las superan con esfuerzo. "El colegio ha evolucionado en todo este tiempo pero mantiene la esencia familiar y religioso. La gran revolución fue introducir a los niños para educar en igualdad en los años 80 , y ampliar los estudios de la ESO, para que terminaran toda la obligatoria en el centro", reconoce Montelongo que también fue alumna y maestra.

"Aunque parezca que tenemos limitaciones todo lo que se ofrece es muy importante porque nos reunimos los directores de los quince colegios de España de la orden religiosa para ver contenidos, también hay encuentros de estudiantes con el colegio Sagrado Corazón de Madrid y estamos al día en nuevas tecnologías, idiomas y todo lo necesario para salir del centro con una preparación completa para continuar los estudios superiores", opina la directora.

Rodrigo Cabrera, de cuarto de la ESO forma parte del Consejo Escolar y entró en Infantil. "Me encantan los valores ayudamos a los nuevos alumnos, todos los profesores están pendientes de los alumnos, nos ayudan en lo que nos cuesta, y me gusta la importancia que se ha dado al inglés,, a la robótica el centro está genial", destaca el joven que celebra con entusiasmo los actos del aniversario.

Otra alumna, Ana Laura que vino a Fuerteventura desde Cuba, y que entró a cursar la ESO se sorprendió con el ambiente que se vive en las aulas. "El cole es muy acogedor y estudiar es más agradable, te lo ponen fácil para que te sientas cómoda, y se coge mucho cariño a toda la comunidad" manifiesta. Un centro en el que los padres están muy implicados en su funcionamiento diario y en su futuro.

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