- En quince días han rebosado dos veces algunas presas de la Isla. ¿Cuánta agua se ha recogido y cuánta se ha perdido en el mar?

- Es la primera vez, al menos que yo recuerde, que hay tres temporales seguidos, a final de diciembre, a principios de febrero y el de esta semana. Y los que pueden venir. En el último temporal hemos recogido casi 11 millones de metros cúbicos, por lo que ya tenemos almacenados 45 millones de metros. Creo que es un récord histórico. Sólo el 10% del agua que cae sobre Gran Canaria termina en las presas. Otro 19% ó 20% se infiltra y acaba en el acuífero. El resto se evapora o termina en el mar, pero es más difícil de cuantificar. Duele ver el agua de lluvia en el mar, pero aprovecharla con nuevas construcciones sale más caro que potabilizarla, además de que no hay garantías de que todos los años llueva lo mismo. Hay un argumento contundente. El Consejo Insular se creó hace 15 años y desde entonces damos auxilio a particulares y financiamos hasta el 75% de una inversión hidráulica, pero en todo ese tiempo nadie ha pedido un tomadero de agua. Desisten cuando se dan cuenta de lo que cuesta la obra.

- Se calcula que habrá agua de riego para varios años. ¿Para cuánto tiempo dan las reservas?

- Las principales presas están en el sur de la Isla y el consumo agrícola en esa zona ha descendido en los últimos años. Ya sólo se localizan grandes cultivos en Vecindario y en los barrancos de Arguineguín y Mogán. En esos sitios hay agua para cuatro años. La Aldea también tiene reservas para cinco o seis años. El problema es que la mayor parte del consumo agrícola está en el Norte y las presas de allí no han cogido tanta agua, aparte de que su capacidad de embalse es muy pequeña en comparación con las del Sur.

- ¿Y qué valor económico tiene el agua almacenada por el Cabildo?

- El Cabildo tiene ahora 21 millones de metros cúbicos, que a precio de mercado supone alrededor de siete millones de euros.

- A la vista de los desbordamientos en las cuencas de La Aldea, Tirajana o Maspalomas, ¿es factible hacer más presas?

- Hace diez años hicimos un estudio sobre los sitios que serían adecuados para hacer nuevos embalses. Una presa no es un muro en el barranco, tenemos muchos ejemplos de presas que no almacenan agua porque son un cesto, como la de Cueva Blanca en Los Marteles, o las de Barranco Hondo y Los Parrales en Agaete. Había nueve localizaciones para posibles embalses de mediano y pequeño tamaño, pero la inversión que se necesita es muy alta. Sale más barato producir el metro cúbico en una desaladora. La propuesta de El Salto del Perro en La Aldea está contemplada como obra de interés general y puede ser viable, pero se hizo un estudio muy pretencioso de tres millones de metros cúbicos que afectaba a la carretera y a una línea eléctrica. No es rentable. Hay un anteproyecto de una presa más pequeña que sí puede ser viable.

- El reboso de Ayagaures ha dañado en varias ocasiones la Charca de Maspalomas. ¿Hay alguna solución técnica para evitar la violencia de las aguas en la desembocadura?

- A ver cómo lo explico para no ofender a nadie. No se puede reclamar que no se altere la naturaleza y luego pedir una actuación para que no se dañe la Charca. Eso no es sostenible. La Charca existe como una laguna de agua dulce y agua salada al final de un barranco, que por supuesto corre en algunas épocas. Sería lo mismo que intentar proteger la arena de Maspalomas haciendo un dique.

- ¿Qué otras opciones hay para aprovechar estas aguas de lluvia, como pozos, balsas, acequias, depósitos...?

- Evidentemente, hay que invertir mucho más dinero en corrección de cuencas, hacer que el agua vaya a poca velocidad y se vaya infiltrando. En el barranco de La Aldea hay magníficos ejemplos, con muros en el cauce para ir frenando el agua. Hay que procurar que el acuífero se recargue lo más posible.

- ¿Cómo están las reservas de pozos?

- Desde 1974 hasta ahora han bajado a una tercera parte. Hemos extraído mucha más agua subterránea que el ritmo de carga.

- ¿Y el nivel freático?

- Sigue descendiendo, pero no a la velocidad de antes.

- ¿Se podrá recuperar algún día el nivel freático que hubo en los mejores años?

- Yo pienso que sí, porque casi la mitad del agua que consumimos en la isla es desalada del mar. Eso, unido a que mucha gente ha abandonado los pozos por el coste de producción, nos hace pensar que se puede conseguir, o al menos que no siga descendiendo el nivel.

- Cada temporal sobre el Archipiélago pone en evidencia la debilidad de las infraestructuras, con tragedias como las de Santa Cruz de Tenerife o la última de Tasarte. ¿Qué se está haciendo desde el Consejo para prevenir esos desastres?

- Por suerte, lo que ha pasado en Tenerife no ha pasado aquí. Primero, la red urbana de Las Palmas es bastante mejor que la de Santa Cruz porque hubo una fuerte inversión en su momento. Se pusieron catones en todos los barrancos afectados por urbanizaciones. Los vecinos aún recordarán una obra inmensa en la calle Bravo Murillo o en el barranquillo de Don Zoilo. Aquí tenemos más tradición. ¿Qué se puede hacer para evitar cosas como las de Tasarte? Allí, más que un problema de agua, fue una avenida de piedras, un corrimiento de laderas. Eso en cámara lenta es como un glaciar. Todos los sitios de riesgo en Gran Canaria están localizados y es una isla relativamente muy segura, salvo en caso de fenómenos tan extraños como el de Tasarte.