Un perro de la raza Branco de Weimar fue golpeado hasta la muerte con un sacho por un empleado de la empresa Pirotecnia San Miguel en un arrebato de cólera, según cuatro testigos presenciales, y ha sido denunciado en el puesto de la Guardia Civil de San Mateo por su dueño el 5 de diciembre. La acción violenta, que acabó con la vida del animal, se perpetró en Valsequillo, en la sede de la compañía pirotécnica, y se ha denunciado ante la Guardia Civil.

El denunciante, R. J. M., también propietario de la citada empresa, reclama que se le conceda la titularidad de un cachorro hijo del can muerto y que figura a nombre del denunciado. Además, en una segunda comparecencia el 7 de diciembre ante la Guardia Civil, entregó un CD con las grabaciones del sistema de vídeo vigilancia en las que se observan parcialmente los hechos denunciados, según consta en el acta redactada por los agentes de la Benemérita.

En la denuncia presentada se expone que "los hechos ocurrieron el pasado 3 del presente mes [diciembre], en torno a las 8.00 horas, cuando el animal trató de salir de la nave principal de la pirotecnia y cuando el denunciado lo evitó. El perro, según refieren testigos, le gruñó al denunciado, el cual le increpó y el perro le mordió levemente en el brazo. En ese momento el denunciado entró en cólera y, según refieren los testigos, comenzó a perseguir al animal con un cuchillo en la mano, hasta que fue increpado y lo soltó. Aun así continuó con su estado de cólera y en esta ocasión cogió un sacho y comenzó a perseguir al animal, el cual huía de éste hasta que finalmente lo arrinconó y le golpeó en la cabeza, matándolo en el acto".

El ejemplar de Branco de Weimar, que se llamaba Iman Vom Fuch Lenven, lo había adquirido su dueño por un importe de 5.000 euros. R. J. M. asegura en su declaración que llegó de viaje ese día por la tarde, el perro se encontraba ya rígido y decidió incinerarlo en sus terrenos.

Además, aportó fotografías del animal, vivo y muerto, donde aparece con el cachorro del que reclama su custodia, con el padre del denunciante, el lugar donde dormía, así como imágenes tras recibir el mortal golpe de sacho, la herramienta usada para matarlo, y otras imágenes del lugar.

El denunciante también indicó en su declaración, a preguntas de la Guardia Civil, que este trabajador "no solo mató a su perro, más leal y fiel amigo, sino al mejor compañero de trabajo que podía haber tenido".

Asimismo, R. J. M. expuso "que era un perro que, vigilando la pirotécnica hubiese dado la vida por los empleados si un atracador hubiera entrado, que el animal era tan noble que, a pesar de tener perreras para guarecer al perro, éste dormía en su casa. Que le ha matado a un animal noble y doméstico con un enorme valor sentimental".

El denunciante, un par de horas después de esta primera declaración, regresó al puesto de la Guardia Civil de San Mateo para informar a la autoridad judicial "que tiene bajo custodia un cachorro hijo del perro muerto que responde al nombre de Desmond, el cual figura a nombre del denunciado" y ha pedido su titularidad.

El Branco de Weimar contaba con toda la documentación requerida por las autoridades, desde el microchip identificativo a los certificados de las vacunas que había recibido. Tenía cuatro años de edad, según consta en su cartilla, ya que había nacido el 11 de noviembre de 2014. No era el único perro que tiene la empresa pirotécnica en su sede, donde cuentan con una perrera habilitada y homologada para otros animales.