“Ruyman, la suerte me la das tú”, le grita una señora al administrador del despacho Caminito de Teror desde casi dos millas náuticas del establecimiento, mientras se dirige al cristal blindado a coger más números para El Niño.

Ruyman Verona lo ha vuelto a hacer, pero en formato ‘un paso más’. Si el año pasado dio un quinto y un segundo, en esta ocasión ha tirado hacia arriba y ha puesto el listón en un primer y tercer premio.

De hecho ya es tan apuesta segura su despacho, que desde primeras horas de la mañana aparecía aparcado una unidad móvil de televisión, ayer, más inmóvil que nunca hasta la tardía hora en la que se anunció el 03347.

Verona tiene un trajín muy particular con los númerosy su sustancia. De tal forma que cuando anunciaron por la tele que ese era la cifra, “me sonaba”, a pesar de los miles de boletos que salen de su establecimiento.

“La gente se vuelve loca por el 47 y por los 5. Y de hecho todos los terminados en el primer número estaban vendidos. Vendido íntegro”, recalca, “no se ha devuelto nada”.

Pero también hay que apuntar a la probabilidad matemática, que en el caso del terorense juega a su favor, no en balde es habitual ver colas serpeteando y esquivando a Manolo, la monumental figura que preside el local, para adquirir todo tipo de apuestas allí.

Y cuando no, se ven personas por la villa participando en algunas de sus propuestas. La de este año el ya conocido como El juego de Caminito de Teror’ se convirtió en todo un reto, el de encontrar por la localidad un centenar de pegatinas, entre las que, según apunta, suman más de 4.000.000 millones de euros en juego.

“Aunque no las puse yo, las puso Manolo y los pajes”, concluye Ruyman antes de ponerse a vender más números para los rascaos del próximo 6 de enero.