Valleseco se suma a las nuevas modalidades residenciales, para evitar la despoblación y atraer a nuevos residentes. El Ayuntamiento promueve el primer proyecto público de cohousing’, en el que se proyecta la construcción de 14 alojamientos de 25 metros cuadrados privados cada uno y en el que los inquilinos comparten las zonas comunes, como la cocina y otros servicios. El proyecto, que incentiva el autoconsumo energético, contempla la reforma de una vivienda tradicional en la calle Párroco Marrero Díaz nº 12 y su expansión hacia dos fincas rústicas anexas. Estas residencias, denominadas colaborativas, se erigen sobre 2.200 metros cuadrados de superficie, contarán con huertos comunes, vegetación vertical y aparcamientos, y se estima que la inversión global rondará el millón de euros.

Hace unos días un grupo de promotores privados anunciaba un proyecto de ‘cohousing’ en el barrio de Santidad de Arucas, que contempla hasta 26 viviendas autogestionadas, en el que casi 40% de la propiedad es de uso compartido, y donde cada familia desembolsa 40.000 euros para convertirse en socio, además del posterior canon de mantenimiento y financiación, si bien no podrá alquilar ni vender. Los promotores esperan comenzar a vivir en sus casas a finales de 2024, con una inversión estimada de casi cuatro millones de euros.

De forma paralela, Valleseco ha comenzado a dar los pasos para la selección de un equipo técnico de arquitectos que redacte un proyecto similar, pero de iniciativa pública, que supone toda una novedad en el mercado inmobiliario.

«Se trata de una oferta habitacional de servicios compartidos, sin que los residentes pierdan su intimidad y que es de pequeñas dimensiones, ya que son apenas 14 alojamientos». El alcalde de Valleseco, Dámaso Arencibia, resalta que es una alternativa a las residencias tradicionales para las personas mayores.

El modelo está por concretar, si bien la idea es que el Ayuntamiento mantenga la propiedad, y que los inquilinos paguen una renta mensual, que está por definir.

Un estudio previo señala que la puesta en marcha de estos alojamientos de servicios compartidos supondrá una inversión aproximada de un millón de euros. Sin embargo, Dámaso Arencibia considera que no tendrán problemas para obtener la financiación pública, bien a través de fondos europeos del programa Next Generation y del Cabildo de Gran Canaria, que apuesta por propuestas innovadoras. Y para ello ya han mantenido reuniones. «Es un proyecto muy novedoso, y no creo que haya otras instituciones que lo estén desarrollando», señala el alcalde, que destaca que tiene pequeñas dimensiones para evitar que los ocupantes pierdan su intimidad.

En principio va dirigido a jubilados, que quieran sentirse como en su propia casa, pero con servicios comunes propios de una residencia de mayores, como la cocina y salones de estancia y actividades, pero a pequeña escala. Además, no se descarta que pueda tener algún trabajador para que atienda las zonas y servicios compartidos, facilitando su estancia cotidiana.

El proyecto deberá contemplar la reforma de la edificación existente, y su ampliación hacia dos fincas rurales anexas. Así como la planificación de los espacios libres, que ordenen las parcelas rústicas.

Microclima y autosuficiente

Las obras consistirán en la construcción de un edificio colaborativo, en el se pueda disfrutar de la privacidad de un departamento de unos 25 metros cuadrados de superficie útil, con cocina salón-comedor, baño y dormitorio, además de las instalaciones comunes, «que propicien un entorno colaborativo de convivencia para el resto de actividades cotidianas».

Contará con una planta semisótano para aparcamientos y actividades varias, anexa a una parcela de cultivos, que permita el acceso al edificio por ascensor o escalera. Ambos estarán instalados en una superficie abierta central, que es la base de un patio interior con cubierta, desde donde se promueve la vegetación vertical como microclima interior.

La planta baja acogerá la mayoría de las dependencias comunes y seis apartamentos. Tendrán luz desde la parcela no edificable trasera y desde el pasillo abierto del acceso principal.

En la planta alta se instalarán otros ocho apartamentos, también muy bien iluminados, y al que se accede a través del ascensor y la escalera.

La cubierta será de uso restringido, puesto que en ella se instalaría las placas fotovoltaicas para el autoconsumo energético, y termo-solares, con el objetivo de construir una edificación sostenible y eficiente. Las placas termo solares podrán ser sustituidas por aerotermia u otro sistema de similar eficiencia energética, según el modelo que deberá definir ahora en su proyecto el equipo redactor.

2.200 metros cuadrados

La ubicación sobre la que se realizará el proyecto está dentro del casco urbano de Valleseco, en la calle Párroco Marrero Díaz número 12. Esa propiedad fue ya adquirida por el ayuntamiento, y se trata de una vivienda de estilo tradicional y de características propias de las medianías de Gran Canaria, así como un solar anejo.

En la actualidad la propiedad se haya segregada en tres unidades registrales: una de 180 metros cuadrados sobre la que se sitúa la edificación tradicional, otra de unos 420 metros cuadrados que albergará la ampliación, y por último una de 1.600 metros cuadrados, que servirá para acoger huertos compartidos y otros posibles usos relacionados. En conjunto, el proyecto ocupará 2.200 metros cuadrados de superficie.

Con domótica

Las instalaciones dispondrán de huertos de cultivo colaborativo en parcela agrícola trasera, al que se tendrá acceso desde el semisótano. El diseño exterior de la fachada trasera estará conformado por un jardín vertical que mejora las condiciones climáticas de las superficies, además de hacer más amable la visualización de la edificación desde el suelo rústico anexo. Será dotado de niveles de eficiencia energética acorde a las temperaturas de Valleseco y de sistema de climatización centralizado y automatizado a través de domótica.

Los espacios interiores serán abiertos al patio central, en el que primará el verde de las plantas que surjan de la planta sótano.

El Ayuntamiento confía en que las administraciones apuesten por este tipo de alojamientos, que en principio va dirigido a jubilados, pero que puede ser un atractivo para los jóvenes y el resto de la población, que tienen dificultades para independizarse. Además, servirá de estímulo para que la población se mantenga arraigada a su territorio, y evitar la despoblación.