Las Discípulas de Nuestra Señora de Los Dolores son la primera y única hermandad de la Virgen, la patrona de Lanzarote. Nacieron hace seis años, el 8 de agosto de 2008, en la Parroquia de San Ginés en Arrecife, y participan activamente en los actos religiosos y en la vida de esa parroquia y también en los actos religiosos vinculados a Los Dolores, como la misa del 31 de julio, que conmemora el día en que la lava dejó de fluir, la romería del sábado y la misa que se celebró ayer y que cierra las fiestas.

Las componentes de la hermandad (son todas mujeres) son fácilmete indentificables. Acompañan a la Virgen, en el templo, ataviadas con una mantilla blanca y anteceden al resto de miembros de la pro cesión que sale de la ermita para oficiar la misa al aire libre, portando su estandarte. De momento el estandarte es de plástico porque no tienen dinero para más, pero esperan progresar hacia un material más noble.

La Hermandad lleva mantilla blanca y orla roja, aunque en otras ocasiones lleva mantilla negra."No llevamos peineta y sí llevamos lo que se llevaba antiguamente, la mantilla antigua canaria", dice María Dolores Rodríguez, una de sus fundadoras, y devota de la Virgen de Los Dolores desde hace muchos años. De hecho se casó en Mancha Blanca y hacía la peregrinación cada año antes de que se convirtiera en la romería multitudinaria que es hoy. "Veníamos caminando pero no veníamos vestidas de romeras, como ahora", dice.

El nacimiento de las Discípulas de Nuestra Señora de Los Dolores tiene mucho que ver con su historia y con su insistencia. El anterior párroco de San Ginés no estaba por la labor de crear esta Hermandad pero al actual le convencieron. "Antes decían que no hacía falta y nos ponían muchas pegas, incluso que había que hablar con el Papa para que lo aprobara, pero con voluntad y constancia lo conseguimos", señala.

Pero la constancia va mucho más allá. La idea de crear la Hermandad se remonta a la infancia de Lola, como la coconoce todo el mundo. En Teguise, su pueblo natal, iba al cine habitualmente y veía en el Nodo a mujeres con mantilla en las procesiones. Ella le preguntaba a su abuela que por qué no podían ir ellas vestidas igual en las procesiones que había en Lanzarote y su abuela le contestaba que eso eran cosas de ricos. "Así que yo, en mi ignorancia, le decía que cuando fuera grande iba a formar una Hermandad aunque no fuera rica", señala Lola, que con el paso de los años vio que ese anhelo se podía convertir en realidad y sin necesidad de que engordara la cuenta bancaria.

De momento la Hermandad participa en los actos religiosos pero tiene intención de participar en la vida social de la comunidad para echar una mano en mejorar la situación de los más vulnerables. "Y no somos un grupo cerrado, estamos abiertas a todas las que quieren entrar", asegura Lola.