El catedrático de Historia del Arte y biógrafo de César Manrique, Fernando Castro Borrego, presentaba en la noche del pasado martes en el Centro de Innovación Cultural (CIC) El Almacén su obra obra César Manrique bajo el volcán, que se enmarca dentro de los actos Manrique100, organizados por el Cabildo Insular de Lanzarote para conmemorar el centenario del artista.

"Yo creo que el valor simbólico de la obra de César Manrique tiene que ver con una dimensión espiritual y religiosa. César era un panteísta. Su única religión era el cosmos y por eso él hablaba con tanta frecuencia del término de profanación. Hablaba de profanación porque para él esos espacios eran santuarios desde los cuales se contempla el cosmos. Pero no es una religión positiva como el cristianismo sino una religión abstracta en la cual Dios está en todas las cosas. Por eso desde la azotea de su casa contemplaba el cielo con un telescopio. Una vez me lo dijo, es por eso, porque ésta es mi única patria, el cosmos", destacó Castro.

El historiador hizo un recorrido interpretativo por la obra espacial del artista lanzaroteño y abordó la dimensión cosmológica que este parece haber imprimido a sus intervenciones en Lanzarote a través de un viaje por sus creaciones, consideradas como una red de santuarios por el autor de la ponencia. Castro Borrego puso como ejemplo el Mirador del Río. "Se dice que el Mirador del Río se hizo para ver la isla de La Graciosa, ¿pero por qué proyectó entonces una escalera de caracol que sube a la azotea? Pues para ver el cielo", dijo.

Además de miembro de la Academia Canaria de la Historia y Patrono del Museo Reina Sofía, es miembro del Instituto de Estudios Canarios.