El violador y asesino de la pequeña Cathaysa Rosales, en Las Palmas de Gran Canaria en 1988, ha vuelto a ser condenado por un delito de agresión sexual. Jesús Agustín Hernández Renes consumó una nueva agresión en agosto de 2004 sobre una niña de origen marroquí, que por entonces tenía 10 años, en la localidad madrileña de Miraflores de la Sierra. Por ello ha sido condenado, con el agravante de reincidencia, por la Audiencia Provincial de Madrid a 14 años y seis meses de prisión, donde ya permanece de forma preventiva desde que sucedieron los hechos. Renes, ahora de 64 años, ya fue condenado por la violación y asesinato de Cathaysa a 46 años de prisión, de los que sólo cumplió 16.¶

La sala que ha juzgado el caso considera probados los hechos que le imputaba la Fiscalía, aunque le absuelve del delito de detención ilegal que pedía la acusación particular y cuya solicitud de pena ascendía a 24 años de cárcel. Además, se desestiman los eximentes o atenuantes de alcoholismo y trastorno mental transitorio con los que el abogado defensor pretendía reducir la pena. La sala condena también a Hernández Renes a indemnizar a los representantes legales de la menor con 660 euros por las lesiones que sufrió la niña y a 60.000 euros por los daños morales, también le prohíbe durante un periodo de cinco años aproximarse a menos de 500 metros de la víctima y de su domicilio. ¶

PROBADO. El fallo de la Audiencia de Madrid estima probado que Renes abordó en la calle a su víctima el 26 de agosto de 2004 y que, amenazándola con cuchillo, la obligó a subir a su casa, donde abusó de ella bajo amenazas de muerte si no accedía a mantener relaciones sexuales. Según la sentencia, el procesado ejerció violencia sobre la menor "pretendiendo penetrarla vaginal y analmente, lo que no consiguió debido a la desproporción de los órganos genitales de la niña y el procesado". Esa agresión ocasionó a la pequeña varias lesiones.¶

La sentencia recuerda que durante la vista oral del proceso el propio Renes no negó los hechos que se le imputan, aunque se limitó a relatarlos de forma parcial y ejerciendo una memoria selectiva que le llevó a recordar únicamente "aquellos extremos de los que se desprende una menor implicación". ¶

PELIGRO PÚBLICO. El procesado aseguró en su declaración el primer día de la vista, el pasado 28 de marzo, que si la menor le acusaba debía ser verdad "porque los niños nunca mienten", reconociendo ser "un peligro público en la calle" . En esa declaración, Renes evocó indirectamente su crimen en la capital grancanaria 16 años antes al asegurar que "ya lo hice otra vez" y que su nueva agresión "pudo haber acabado peor". "Poco hice porque igual la pude haber matado, porque en esos momentos se me apaga la luz. Cuando bebo me vuelvo loco", declaró Renes en la vista.¶

Las tres magistradas que han juzgado el caso estiman como "veraz y sincero" el testimonio de la propia víctima, así como "sin contradicción ni animadversión alguna hacia el procesado". Ese testimonio "se ve plenamente ratificado por la declaración de la madre", según el auto del tribunal, quien asegura que durante la vista "pudo apreciar el desgarro que la testigo todavía padece al relatar los hechos". ¶