El carnaval de Gáldar ofreció ayer sus dos últimos actos de este año, ambos con gran concurrencia de público, aunque de distinta naturaleza. Por la mañana, más de 500 escolares pasearon su mejor disfraz por la plaza de Santiago, en un ambiente de jolgorio y alegría desatada. Por la noche, sin embargo, un cortejo fúnebre, acompañado por las calles del casco por múltiples viudos y viudas afligidos por el óbito de la Sardina, dieron la nota triste del día, aunque por poco tiempo: las lágrimas se transformaron enseguida en puro jolgorio.

Los niños de los colegios de Sardina, Barrial y Antonio Padrón disfrutaron de un recreo especial, de una lección de carnaval para empezar de chiquitos a cogerle gusto a la fiesta. Así, los pequeños acudieron en tropel a la plaza de Santiago disfrazados en su mayoría de los protagonistas de los musicales (alegoría de este carnaval) más conocidos, entre ellos Mamma Mía, Grease y Fama. Además, los superhéroes como Spiderman, Superman y Batman o los personajes de Peter Pan, el capitán Garfio, hadas, el ratón Mickey y su novia Minnie también vistieron sus mejores galas en día tan carnavalero. No obstante, el momento clave de la jornada fue la aparición de Bob Esponja, el ídolo de la chiquillería y de algún que otro adulto.

Por la noche, el desfile de la carroza de la Sardina y su posterior cremación ante las puertas del Casino galdense. Antes, se había procedido al recorrido desde el polideportivo municipal Juan Vega Mateos, a partir de las 21.00 horas, por las calles del casco y encabezado por la carroza de la corporación municipal, que quiso dar su último adiós al infortunado pescado, que un año más acaba en la pira.