"Al terminar de inyectarme en los labios, me decía que le quedaba un poco en la jeringuilla, me ofreció ponerme el sobrante en los surcos de la boca porque después de pincharme se me marcaban mucho, pero me negué". Yazmina Ramírez González tiene 23 años y ha sido víctima de la vecina de Escaleritas que pinchaba silicona a sus pacientes en su propio domicilio mientras se hacía pasar presuntamente por una doctora retirada. Según la joven, la mujer, de 69 años de edad, tras acabar de retocar sus labios le sugirió aplicar el producto en otras partes de su cara.

Los testimonios de otras afectadas coinciden con esta versión. Según el relato de varias jóvenes, la supuesta doctora ofrecía a sus clientas inyectarles, en teoría, ácido hialurónico en otras partes del cuerpo. Pómulos, líneas de expresión, frente, barbilla, ojeras o nariz. Aunque hay algunos casos en los que llegó a sugerir a las chicas pincharles lo que realmente era silicona en los glúteos.

A Kimberly Bordón también le ofreció ponerle, supuestamente, ácido hialurónico en otras partes de la cara. Algo a lo que ella se negó. "Incluso me habló de ponerme vitaminas en la cara", señala. En ambos casos, estas jóvenes han terminado denunciando ante la Policía Nacional y la Guardia Civil por unos casos que se han registrado como posibles delitos contra la salud pública, además de intrusismo profesional.

Yazmina, natural de Vecindario, fue la primera en denunciar el caso ante las fuerzas de seguridad del Estado. En su caso, acudió al piso de Escaleritas hace ahora unos años. Describe la habitación donde la supuesta doctora operaba como un espacio "simple" con una camilla, un armario donde guardaba los productos que utilizaba y una cama. En su caso, se inyectó en dos sesiones. "La segunda fue un retoque a la semana siguiente", aclara. Un trabajo por el que, en total, le cobró 190 euros.

Los efectos secundarios no se hicieron esperar. "Cada vez los tenías más grandes, los tenía muy hinchados, cuando los efectos del ácido hialurónico desaparecen en unos seis meses, poco más", señala la joven. Lo cierto es que se trata de una sustancia natural del organismo que se utiliza para hidratar y rejuvenecer la piel. Aquella inflamación inicial ha remitido en buena parte, pero en sus labios sigue notando dos grandes bultos. "Como me muerda o me dé un pequeño golpe me duele muchísimo", apunta. Afirmación que coincide con los síntomas de la hipersensibilidad, una reacción del cuerpo para expulsar del organismo aquello que le es ajeno.

Por el momento, la joven, quien es camarera en un restaurante, se encuentra a la espera de poder pagarse una operación para extraer toda la silicona que le inyectaron. Además, está esperando que su denuncia entre a trámite en la jefatura Superior de Policía de Canarias. "Los agentes me han dicho que todas debemos denunciar allí para agilizar los trámites", apunta. Por el momento, han llegado hasta el Juzgado de Instrucción número 5 de Las Palmas de Gran Canaria un total de siete denuncias, aunque previsiblemente estas podrán aumentar.

En el caso de Kimberly, la joven se encuentra a la espera del reconocimiento médico del Instituto de Medina Legal. Estos tendrán que determinar las lesiones de las mujeres denunciantes antes de que la supuesta doctora sea llamada a tomar declaración. El resultado del parte que realicen los forenses determinará la gravedad del delito.

Esta joven natural de Arinaga se había inyectado en varias ocasiones ácido hialurónico en clínicas profesionales. Pero, había oído hablar de ella a varias amigas que, aparentemente, se veían bien. "A mí se me pasaban muy rápido los efectos, en solo cuatro meses, y ellas tenían algo más duradero, por lo que decidí probar con esta mujer", se sincera.

Una vez en el piso de Escaleritas la supuesta médica estética le enseñó una serie de cajas que, en teoría, contenían ácido hialurónico. "Las busqué en internet para quedarme tranquila y eran marcas conocidas, homologadas", apunta. Aunque, aclara que, "pensándolo bien", la mujer luego sacaba el producto con la jeringuilla "muy rápido, realmente no sabías que había cogido".

Ardor en los labios

La joven Kimberly Bordón llegó a pincharse hasta en tres ocasiones, la última para corregir "lados desiguales". A las pocas semanas de ir a la casa de Escaleritas sintió ardor en los labios, una sensación que aún padece seis meses después de la intervención. Aunque lo peor de todo son los bultos que le han salido en el lado interno de los labios, dentro de la boca. Mientras, la zona exterior se ve "estéticamente bien". Por lo demás, asegura que nota esta zona "muy tirante" y tiene que hidratarse continuamente.

Al igual que otras chicas también siente hipersensibilidad en los labios. Una simple rozadura en esa zona es suficiente para sentir un dolor "enorme, el triple de fuerte que cuando no tenía nada". Asegura que al principio pensó que simplemente la mujer de Escaleritas le había puesto más cantidad de producto que cuando se inyectaba en clínicas profesionales. "La segunda vez llegó a inyectarme ocho vías, cuando los médicos solo ponen una o dos", explica.

Ya cuando conoció otros casos de chicas tratadas por esta misma vecina de Ciudad Alta comprendió que lo que llevaba en el cuerpo era, probablemente, silicona. "Quiero quitarme esto ya", señala rotunda la joven.

El WhatsApp de las afectadas

"Estaba en casa tan tranquila cuando de pronto me metieron en un grupo de whatsApp, había más de 30 chicas que decían haber sido tratadas por ella, empezaron a pasar fotos, ahí fue cuando me asusté y reaccioné". De esta manera, Yazmina Ramírez González, a quien la vecina de Escaleritas le había inyectado presuntamente silicona en los labios, decidió reaccionar y denunciar su caso ante la Guardia Civil de Vecindario, donde reside. En este grupo de mensajería las afectadas por los pinchazos por la supuesta médica comentan los efectos secundarios que sufren y las operaciones quirúrgicas a las que han tenido que someterse para extraer la silicona de su organismo. Desde allí, se animan unas a otras a denunciar su situación ante la Policía Nacional, por lo que los casos contra esta mujer de Ciudad Alta podrían multiplicarse. | A. V.