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La familia de Manuel Padorno pone a la venta la casa de Punta Brava

El poeta y pintor concibió la mayor parte de su obra en esta vivienda, con la playa de Las Canteras como inspiración

La casa de Punta Brava es todo un referente en el perfil del paseo de Las Canteras. JUAN CASTRO

La familia del poeta Manuel Padorno ha decidido sacar a la venta la casa de Punta Brava, en pleno paseo de Las Canteras, vivienda donde el artista polifacético desarrolló buena parte de su obra, tanto escrita como pictórica. El inmueble destaca por ser uno de los más antiguos de la playa, pues existen referencias del mismo desde finales del siglo XIX. Este hecho, junto a su posición privilegiada en un lugar prominente entre Peña la Vieja y La Cícer, convierten el edificio en un punto de referencia del arenal por excelencia de Las Palmas de Gran Canaria.

El inmueble ha pertenecido a Manuel Padorno (Santa Cruz de Tenerife, 30 de septiembre de 1933 - Madrid, 22 de mayo de 2002) y su familia desde 1988. Según ha podido conocer este diario a través de la hija del artista, Ana Padorno, la decisión de poner la casa a la venta se tomó esta misma semana. En los últimos años residió en la misma la esposa y viuda del escritor y pintor, Josefina Betancor, pero tras mudarse esta, han preferido desprenderse de una de las construcciones más emblemáticas del paseo de Las Canteras.

La casa de Punta Brava, situada entre el número 2 de la calle Gravina y el 86 del paseo de Las Canteras, cuenta con unos 260 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. Sus puertas y ventanas de color azul están enmarcadas en paredes blancas, una composición de color que la convierte en toda una referencia. No obstante, se encuentra en un promontorio que divide la playa y separa Peña la Vieja de La Cícer. Esta, además, cuenta con un amplio patio entorno al que se distribuyen las diferentes estaciones de la casa -ocho habitaciones, dos baños y la cocina-, sin contar con la azotea que durante más de una década inspiró numerosas obras pictóricas de Padorno.

La casa fue sede tanto del estudio como de la biblioteca donde Padorno trabajaba y daba vida a su creatividad. Es más, una de sus obras poéticas lleva el nombre de este rincón de la capital grancanaria: Desnudo en Punta Brava. Escrita en 1990 de la mano de la editorial Hiperión, con un dibujo de propio del artista en portada, es un fiel reflejo de la fuente de inspiración que supuso el inmueble y su privilegiada ubicación.

Ana Padorno señala que fue su madre quien eligió la casa cuando ambos volvieron a asentarse en la capital grancanaria después de varios años en Madrid. El poeta regresó al Archipiélago en 1985 para trabajar como asesor de la consejería de Cultura del primer gobierno autonómico al mando de Jerónimo Saavedra. "Mi madre escogió la vivienda, pero siempre con la vista puesta en que fuera una fuente de inspiración para él", apunta la hija de ambos.

Las Canteras había sido la playa y el lugar por excelencia de los años de juventud del artista, quien se asentó en la capital grancanaria desde su Tenerife natal de niño. En 1955 marcha junto a Manolo Millares, Martín Chirino, Elvireta Escobio y Alejandro Reino a Madrid, con quienes formó un grupo de artistas vanguardistas que pronto destacaron en el panorama isleño, pero también nacional. Tras un ir y venir, pues incluso Padorno y su esposa llegaron a vivir unos años en Lanzarote, regresan a Gran Canaria.

No obstante, las obras El náufrago sale (1989) y El nómada sale (1990) son un reflejo de este devenir y, al mismo tiempo, son las primeras que el escritor publicó viviendo en Punta Brava. De aquel estudio también salieron a la luz El hombre que llega al exterior (1990), Una aventura blanca (1991), Égloga del agua (1992), Éxtasis (1993), Efigie canaria (1994), Desvío hacia el otro silencio (1995), Para mayor gloria (1997), o El pasajero bastante (1998), entre otras. En definitiva, el grueso de los ejemplares que publicó a lo largo de su vida, tanto en verso como en prosa. Para ello, la casa contaba con un estudio el cual resultó de unir dos antiguas estancias, según explica la hija del artista polifacético, premio Canarias de Literatura 1990 e hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria desde 2003 a título póstumo, pues este falleció un año antes.

El Ayuntamiento colocó en 2006 una placa con el lema Punta Brava, Paseo del poeta Manuel Padorno con la intención de remarcar el carácter simbólico de este rincón de Las Canteras. La señalética se encuentra en la pared de la mencionada vivienda, ahora en venta. Esta, a pesar de no estar incluida dentro del catálogo de Patrimonio Histórico de la ciudad, es probablemente la construcción más antigua de todas las que se encuentran en primera línea de playa, según expone Juan José Laforet, cronista oficial de la capital grancanaria. La fisonomía y líneas toscas de la misma marcan indicios de finales del siglo XIX, momento en el que algunas familias adineradas eligieron esta parte de la costa como lugar de veraneo, indica el periodista de profesión.

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