Las quejas de vecinos de varios barrios de la ciudad por las terrazas exprés han aumentado. Algunas están a la espera de iniciar un recorrido judicial en el que demandan una mayor protección de su bienestar, ya que los problemas de aglomeraciones, ruidos y malos olores que se dan en estos espacios de restauración les provocan efectos adversos en la salud y en su hacer diario, tanto de día como de noche. Una situación que, si bien entienden que pueda tomarse de forma temporal por el estado de alarma que hubo durante los primeros meses de 2021, no deja de confrontar con sus propios derechos.
Según la abogada y presidenta de la asociación nacional Juristas contra el Ruido, Yomara García, han llegado muchas consultas de vecinos sobre este tema. Las quejas son «generalizadas» en zonas especialmente afectadas por la ampliación y proliferación de nuevas terrazas, como son los barrios de Santa Catalina, Triana - Lagunetas, Vegueta, Joaquín Costa y Guanarteme, Plaza de España o Ruiz de Alda. Unas reclamaciones que se han extendido no solo en la capital grancanaria, sino también por otras muchas ciudades a nivel nacional.
Yomara García explicó ayer que en sus quejas, los vecinos «aluden a la aglomeración de personas bajo sus viviendas, gritos, ruido, problemas de humos y olores y problemas de accesibilidad a sus domicilios, o simplemente dificultad para caminar por las aceras y calles porque no se respetan las distancias a fachadas ni el aforo, ni el itinerario peatonal y vehicular». Además, en muchos de esos establecimientos también se han instalado amplificadores de sonido y música, lo que les está generando malestar, no solo por las noches, sino también en periodos de especial actividad de restauración, que se extiende muchas veces hasta la madrugada por las labores de recogida de las terrazas. Y es que estas situaciones afectan directamente, según la letrada, a su derecho fundamental a la intimidad personal e inviolabilidad del domicilio y a la salud.
Javier Doreste indica que los espacios se regularizarán una vez pase el verano y antes de final de año
«No pueden descansar en sus casas de día ni tampoco de noche cuando los horarios no están restringidos. En muchos casos las personas teletrabajan por lo que tampoco pueden concentrarse para hacerlo. Un ruido continuo y constante de voces y gritos bajo la vivienda es desquiciante y se produce desde la apertura hasta el cierre de la actividad», remarcó García sobre los inconvenientes que tienen los vecinos de estas zonas especialmente afectadas con el surgimiento, muchas veces descontrolado, de las terrazas exprés en sus vías. Estas situaciones pueden llegar a generar problemas de ansiedad, nerviosismo, cardiovasculares, inmunológicos, de absentismo laboral o depresión. Y va más allá la abogada al apuntar en dirección a la economía: «Se deprecia la vivienda y no la pueden vender, porque se trasladaría el problema a un tercero».
En estos momentos, ya hay algunas reclamaciones que venían de antes de la pandemia y que se encuentran en la vía civil y a través de la jurisdicción contencioso-administrativa. En palabras de la letrada de Juristas contra el Ruido, será necesario un análisis pormenorizado de cada uno de los casos, «pero si se acreditan las inmisiones domiciliarias y los incumplimientos de la normativa, existe viabilidad» de que la justicia termine dando la razón a los vecinos en sus reclamaciones.
Ante esta posibilidad, el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Javier Doreste, aseguró que el Consistorio «tramitará las denuncias como ha venido haciendo en todo momento». Según el edil, la aparición de estas quejas por las terrazas exprés responden a lo que él mismo planteó en su momento a los empresarios hosteleros, a quienes puso sobre la mesa las molestias que se podrían ocasionar a los vecinos con estos espacios. Por ello, anunció que, tras los meses estivales, se procederá a regularizar todos estos espacios para que vuelvan a incluirse dentro del ordenamiento, puesto que la situación de excepcionalidad provocada por la Covid-19 está llegando a su fin tras decaer el estado de alarma.
En su momento, las terrazas exprés fueron reclamadas por empresarios del sector que, ahogados por las restricciones sanitarias que se impusieron para frenar el avance del coronavirus, veían peligrar sus negocios. El Ayuntamiento capitalino, tras un intenso debate, terminó abriendo la posibilidad de instalar nuevos espacios y ampliar los ya existentes de forma excepcional en la vía pública. Los hosteleros celebraron la decisión municipal de mantener las plataformas temporales mientras durara la crisis sanitaria, independientemente del nivel de alerta en el que se encontrar Gran Canaria, algo que también demandaron los grupos municipales de la oposición. Si bien la propia Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo hizo un llamamiento a la responsabilidad para no perturbar las relaciones de vecindad y convivencia.
