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Misión: recuperar el cortijo de San Gregorio, en Ciudad del Campo

El enclave patrimonial de Ciudad del Campo, dentro del municipio de Las Palmas de Gran Canaria, se convertirá en un lugar de encuentro vecinal tras dar cobijo a numerosas generaciones desde época prehispánica

Diseño digital de cómo quedaría una de las salas de estudio y lectura en las cuevas del cortijo de San Gregorio.

Colectivos vecinales, Tibicena, la arquitecta Guacimara Delgado y Urbanismo buscan recuperar el cortijo de San Gregorio tras dar cobijo a numerosas generaciones desde época prehispánica.

Desde antes que los españoles llegaran a Gran Canaria, los aborígenes de la isla ya vivían en cuevas en las laderas de San Gregorio, en la actual zona de Ciudad del Campo. Con el paso del tiempo y los siglos, los pobladores fueron cambiando, pero el cortijo de San Gregorio siguió en pie, adaptándose a cada época y en él pervivieron sus pobladores hasta la década de los 90 del siglo pasado, hace apenas 30 años. Ahora, el impulso de diversos colectivos vecinales quiere recuperar este espacio y llevar a cabo una rehabilitación social y cultural para devolverle su esplendor al tiempo que resaltan su valor patrimonial e histórico. Un proyecto que ya está en marcha y que pretende dotar de zonas para el encuentro de la población de los barrios cercanos en torno a un lugar único con mucha historia, también viva, ya que la última familia que vivió bajo su techo llegó a explicar, en una visita reciente que se hizo al cortijo, cómo era su día a día y qué función tenía cada una de las cuevas.

Muchas personas de Piletas y Ciudad del Campo conocen este enclave y su objetivo es reivindicarlo, algo que llevan haciendo desde la asociación juvenil Bentejui, en Piletas, desde el año 2006. De hecho, el cortijo de San Gregario fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en su momento por el Gobierno autonómico, pero en la actualidad ha quedado descatalogado por lo que carece de protección pese al gran valor que, según aseguran quienes lo conocen, tiene. Por ello, abogan por darle la relevancia que merece y ponerlo en conocimiento de la sociedad en su conjunto para que tenga una mejor preservación y una utilidad para que no quede en el abandono, como ha pasado en todo este tiempo desde que la última familia que habitaba en él se marchara.

Los colectivos vecinales, sobre todo la asociación juvenil Bentejui, han estado muy activos desde ese año 2006, cuando exigieron al Ayuntamiento capitalino que hiciera cumplir a la promotora de la urbanización de Ciudad del Campo sus compromisos para con el yacimiento, que consistía en vallar el perímetro y limpiar el espacio. Tras ese primer éxito, siguieron reclamando a las administraciones a que se comprometieran a la hora de preservar este enclave, hasta que por fin en los últimos meses arrancaron el compromiso del actual equipo de Gobierno de actuar, no solo para la conservación del cortijo de San Gregorio, sino también para transformarlo en un lugar de ocio, encuentro y conocimiento para la comunidad. Y lo hará con el apoyo de Tibicena, de la mano de Marcos Moreno, quien además vive en este barrio, y de la arquitecta especializada en recuperación de patrimonio Guacimara Delgado.

Yeray Castellano, presidente de la asociación juvenil Bentejui, indica que en los últimos tiempos han llevado a cabo una limpieza en el antiguo cortijo en el que se sacaron entre 2.000 y 3.000 kilos de basura, y también se han organizado una serie de visitas a las que acudieron vecinos de Ciudad del Campo y de Piletas. "Cuando hicimos esa primera ronda de recorridos, nos dimos cuenta que esto que los vecinos de Piletas sentimos como patrimonio nuestro, hay que darlo a conocer a estos residentes que viven cerca también, y por eso estamos organizando una segunda ronda de visitas a finales de este mes de los vecinos de la propia urbanización", explica. Además, en la opinión del colectivo de jóvenes, cualquier actuación que se haga en este lugar tendrá que contribuir a "preservar la historia, el patrimonio, que debe ser el eje vertebrador", si bien entienden que el barrio tiene una serie de necesidades que pueden ser cubiertas con estas edificaciones.

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Visitas al cortijo de San Gregorio organizadas por el colectivo Bentejui Asociación Juvenil Bentejui

Entre lo que se pretende llevar a cabo en este enclave, y que detalla la arquitecta redactora del proyecto, Guacimara Delgado, está la creación de una serie de salas de estudio y de lectura en las cuevas en las que vivieron los aborígenes canarios. Además, una zona superior de mayor tamaño se reservaría para la realización de acciones puntuales que requieran más espacio como charlas, talleres o exposiciones. En la zona de la antigua cantera, se aprovecharía para erigir una suerte de escenario en el que se podrían desempeñar actividades al aire libre, como pequeñas representaciones teatrales o cine de verano. Pero la principal rehabilitación que se pretende desarrollar quiere recuperar y poner en valor el sistema hidráulico que se creó en su momento en el cortijo y que es un bien etnográfico de gran relevancia. Para ello, se prevé crear una serie de huertos urbanos en los bancales para el disfrute de la población, pero que también sirvan para el conocimiento de los más pequeños acerca de las tareas agrarias a las que muchos de sus antepasados se dedicaron.

"El espacio se ha reutilizado en todo este tiempo, lo que se pretende es seguir con esa reutilización, que ha sido muy natural con el paso de los siglos, y ahora hay que darle esa vuelta para saber qué usos culturales se le puede dar, enriquecerlo y que siga respetando esos fines que le dieron en el pasado", señala Delgado. Al final, no deja de ser una reinterpretación de lo que ya hay para dotarlo de un uso cultural a cada uno de los espacios. 

Preocupación

En la actualidad, existe cierta preocupación entre los colectivos vecinales por la situación de degradación en la que se encuentra este enclave patrimonial tan importante para la zona y para la ciudad en su conjunto. Según Marcos Moreno, de Tibicena y natural de Ciudad del Campo, «se están metiendo okupas en las cuevas, así como gente joven del barrio a beber y demás». A pesar de ello, Yeray Castellano no quiso poner la lupa solo sobre la juventud, sino también en aquellas personas que han decidido instalarse en el interior de este enclave para hacer vida porque no encuentran otra alternativa. 

Por este motivo también, se antoja trascendental el poder recuperar socialmente el actual cortijo de San Gregorio, evitando que este tipo de comportamientos se reproduzcan de nuevo en el futuro. Y para ello, abogan por una gestión que parta desde la propia población de ambos barrios que, una vez sea conocedora de la relevancia de este lugar, se encargará de protegerlo, cuidarlo y administrarlo en su día a día, sin necesidad de que alguna empresa privada o administración pública se haga cargo y pueda no entender el verdadero significado que tiene el enclave de Ciudad del Campo. 

Marcos Moreno también resalta que, de finalmente convertirse en realidad este proyecto, sería «la primera vez que se recupere un espacio de este tipo para darle un uso parecido, como gran parque urbano cultural e histórico». Por ello, también es importante todo el proceso que se ha desarrollado hasta la fecha para conseguir recuperarlo, desde que en 2006 el colectivo juvenil Bentejui se lo marcó como objetivo y hasta ahora. «Tenemos la oportunidad de hacer las cosas bien por una vez», añade el miembro de Tibicena, que resume en tres las claves de la iniciativa: «el patrimonio, la participación ciudadana y una gestión profesional del espacio». Todo ello, para devolver el lustre al cortijo de San Gregorio.

Principales actuaciones

  • Cuevas: salas de lectura

En las antiguas viviendas aborígenes, la intención es crear una serie de salas de estudio y de lectura para las personas del barrio, instalando mesas y butacones que favorezcan estas actividades.

  • Pajero: sala de exposiciones

En el espacio cerrado más grande del que dispone el cortijo de San Gregorio, se prevé crear una gran sala polivalente para llevar a cabo actividades puntuales, como talleres, charlas o exposiciones de diverso tipo.

  • Sistema hidráulico: huertos urbanos

Aprovechando el bien etnográfico que supone el sistema hidráulico del cortijo, se quiere crear en los bancales de la ladera una serie de huertos urbanos para fomentar el encuentro y conocimiento de la población.

  • La cantera: escenario al aire libre

Finalmente, en la zona de la cantera, al aire libre, se tiene pensado diseñar una suerte de escenario en el que realizar pequeñas representaciones teatrales o el cine de verano.

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