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Matilde Rubio, arquitecta de Gesplan.José Carlos Guerra

Matilde Rubio: «Los barrios más humildes serán los que sufran más el cambio climático»

«Hemos urbanizado a expensas de la naturaleza, habrá que cambiar esa forma de hacer ciudad»

Matilde Rubio es arquitecta de Gesplan, empresa dependiente de la Consejería de Política Territorial. Dirige un equipo multidisciplinar en el que han trabajado arquitectos, geógrafos, sociólogos, juristas, ingenieros y economistas para crear una guía que aborde los nuevos retos del Urbanismo para abordar los efectos del cambio climático y repensar el sistema. En esta entrevista habla sobre dicho proyecto.

En las pasadas jornadas del Plan de Acción capitalino presentaron una guía metodológica. ¿En qué consiste?

Es una guía para la inclusión de variantes del cambio climático en el planeamiento urbanístico. Llevamos dos años trabajando en este proyecto. Vimos que era complicado para un equipo de planeamiento abordar esta problemática. Venimos de una manera de estudiar el territorio y de ordenarlo que son del siglo XX y eso hay que cambiarlo; si queremos cumplir los objetivos de acción climática del Gobierno canario. A partir de eso, dijimos vamos a hacer una guía que sirva de referencia.

¿Qué líneas sigue?

Los objetivos principales son la mitigación, mediante el aumento de los sumideros [bosques y océanos] y la reducción de las emisiones, gracias a diferentes acciones. Por otra parte está la adaptación, que será intentar hacer un territorio que se ajuste a los efectos que traiga el cambio climático. Si sube el nivel del mar, cualquiera que tenga una actividad cerca del mismo tendrá que replantear su forma de ejercerla. Tendremos que velar para que haya un equilibrio entre lo natural y la ciudad. En Canarias hemos preservado mucho espacio natural, pero la parte urbanizada se ha hecho a expensas de la naturaliza. No nos hemos preocupado de que conviva con nosotros. Tendremos que cambiar esa forma de hacer ciudad.

¿Esto cómo se plasma?

Hemos intentado hacer un enfoque que se centre en los distintos profesionales que trabajan en un planeamiento. Están por un lado la biodiversidad y los fenómenos naturales. Hay que enfocarlo desde el punto de vista de qué servicios ofrece la naturaleza a la sociedad, que son los servicios ecosistémicos; aquellos que nos equilibra la calidad del aire, del agua o la temperatura. También está la identidad cultural; uno de los baluartes en nuestro turismo son los espacios naturales. Al final es equilibrar y no abusar como ha hecho la sociedad.

¿Servicios ecosistémicos? 

Los servicios ecosistémicos son los beneficios que la naturaleza aporta a la sociedad. Regular la calidad del agua, la temperatura. Por otra parte, tienen un valor de aprovisionamiento; y por otra de confort. Por ejemplo, cojo y pongo en una casa una cubierta vegetal para regular la temperatura en el interior. Eso es a nivel micro; a nivel macro sería el pinar de Tamadaba, porque retiene suelo, absorbe CO2. Es algo que hasta ahora no hemos visto rentable y por eso hay que repensar el sistema. 

¿Cómo ha contribuido el urbanismo en el cambio climático hasta ahora?

La forma que hemos tenido de ocupar el territorio ha sido fragmentando ecosistemas. Al desarrollar una ciudad hay un ecosistema previo que funciona. En el principio de los tiempos el ser humano funcionaba en equilibrio, pero nos hemos ido separando con la tecnología. Si no tenemos agua la desalamos, si no tenemos energía la producimos. Si fragmentamos los ecosistemas la biodiversidad ya no puede moverse como antes. La forma que hemos tenido de ocupar el litoral, transformándolo de una manera excesiva. La artificialización de las ciudades; el pavimentar el suelo ha hecho, por ejemplo, que las filtraciones de agua no sean las naturales y los acuíferos se reduzcan. Las ciudades mediterráneas como las nuestras son concentradas, con una buena relación con la naturaleza, pero durante la expansión del siglo XX hemos hecho espacios de uso monofuncional, que consumen más suelo y hace el modelo dependiente del coche. La generación de residuos, no somos capaces de gestionar esa cantidad. Tendremos que evolucionar hacia una economía circular, con el reciclaje; y conseguir además que los residuos vuelvan a la cadena como recursos.

Rubio en un momento de la entrevista.

En Canarias hay un tipo de población dispersa, ¿Eso supone un problema?

Uno de los problemas es la ciudad difusa y las monofuncionalidades. Eso hace que consumamos mucho suelo. La dispersión lo que ha hecho es que no todos los ámbitos tengan sus necesidades cubiertas. Ha hecho que crezcan poblaciones sin dotaciones y eso nos lleva a la dependencia del vehículo. A través de la guía queremos mirar cómo se pueden establecer jerarquías para cubrir todo eso. También que el transporte público sea eficaz y eficiente.

Precisamente, Santiago Hernández, técnico de Geursa, hablaba que los grandes retos de la capital son la desigualdad territorial y la movilidad.

Tenemos que ver cómo ocupamos la ciudad sin olvidar la parte social. En el cambio climático serán los barrios más humildes los que mayores consecuencias sufran. Hay zonas con calidades constructivas menores que las de desarrollos posteriores, acordes a una normativa que exigía menos eficiencia energética. Habrá que mirar hacia dónde deberían ir las primeras acciones.

«Con la guía intentamos buscar un equilibrio entre la naturaleza, el mundo rural y lo urbano»

Se ha construido en Canarias en sitios donde no se debía. En barrancos por ejemplo.

Habrá que hacer un análisis de riesgo y buscar soluciones para barrancos o zonas afectadas por la subida del nivel del mar. En general, en todas las zonas en riesgo por el cambio climático.

El 40% del municipio de la capital grancanaria es suelo urbano. ¿Eso es un problema?

El mayor reto es renaturalizar las ciudades. Si estudiamos la movilidad de una manera adecuada hay superficie asfaltada que a lo mejor se puede modificar. Si formamos una red para unir la naturaleza con la ciudad lograríamos un cambio; potenciando las arterias que son los barrancos por ejemplo. La renaturalización ayuda a bajar las temperaturas.

¿La guía entra en la renaturalización de las ciudades?

La guía entra en todos los sentidos. Tratamos la conexión de la naturaleza; en el ámbito rural de la ganadería y agricultura; y la parte más urbana. Intentamos buscar un equilibrio entre las tres partes, que hasta ahora se ha perdido. Estudiamos cómo reducir las emisiones, el aumento de la masa verde, la implantación de energías renovables, el consumo de recursos y generación de residuos, la movilidad. ¿Y cómo desarrollamos la ciudad? Cubrimos la edificación, la economía y lo social desde el planeamiento urbano.

En las Islas existe una gran cantidad de suelo natural protegido, pero se han destruido muchos parajes.

Lo hemos hecho mal, pero Canarias fue una de las primeras comunidades que empezó a trabajar en una utilización más sostenible del territorio. Tenemos que seguir trabajando porque se han ido descafeinando las directrices.

Luego, hay que equilibrar todo esto con el turismo.

Es un extra pero se pueden combinar ambas cosas. Los núcleos turísticos se pueden meter en el carro de la renaturalización. Además sería un valor más, los visitantes lo agradecerían. Siempre adaptándonos al territorio, no todo puede ser césped.

Buena parte de las Islas son de clima casi desértico.

Sí y la desirtificación va a aumentar. Hay muchas superficies dedicadas a agricultura que hoy día están en abandono y van a seguir deteriorándose. Somos dependientes de los procesos naturales, nos creíamos que no, pero ha venido el cambio climático para demostrarnos que sí. Habrá que restaurar ecosistemas degradados y también buscar soluciones basadas en la naturaleza para determinados problemas.

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