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Movilidad

El único elevador mecánico que funciona en la ciudad es el de la Cícer

Los ascensores del Barranquillo de Don Zoilo y Las Rehoyas y todas las escaleras mecánicas están parados. La mayoría de los artefactos no arranca desde hace años

Un paseo por las escaleras y ascensores de Las Palmas de Gran Canaria

Un paseo por las escaleras y ascensores de Las Palmas de Gran Canaria José Carlos Guerra / Amparo Rodríguez

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Un paseo por las escaleras y ascensores de Las Palmas de Gran Canaria Teresa García Santana

Las escaleras mecánicas de la Cícer, en el paseo de Las Canteras, son los únicos elevadores eléctricos que funcionan en la capital grancanaria. El resto de escaleras mecánicas, las de los Riscos y Lomo Verdejo, y los ascensores del parque de Las Rehoyas y el Barranquillo de Don Zoilo están parados, algunos desde hace años.

El de las Rehoyas, el único que funcionaba mal que bien, está fuera de servicio desde hace al menos un mes, según critican los usuarios de las instalaciones deportivas del parque.

La mesa de contratación del Ayuntamiento de Las Palmas adjudicó el pasado 25 de mayo a la empresa TK Elevadores España S.L.U., por 1,70 millones de euros, las obras de reparación y puesta en marcha de los ascensores y elementos mecanizados de la ciudad, pero la formalización del contrato se encuentra pendiente desde el pasado 26 de junio de la fiscalización de la Intervención general.

 Además de la reparación, que en algunos casos como las escaleras de San Nicolás contempla su sustitución por otras nuevas, el proyecto contempla la instalación de cámaras de vídeo vigilancia, algo fundamental para garantizar su buen estado, ya que estos mecanismos son pasto de múltiples actos vandálicos. Esta circunstancia, junto a la falta de mantenimiento y de vigilancia por parte del Ayuntamiento, provoca que la mayoría haya estado practicamente sin funcionar desde que se crearon hace diez años, con la excepción del ascensor de Las Rehoyas, aunque este elevador, que se estrenó en 2002, también pasa largas temporadas averiado.

Lomo verdejo

Ni el ascensor panorámico ni las tres escaleras mecánicas que se instalaron en 2012 han permanecido mucho tiempo en funcionamiento. Según los técnicos, hay que reparar las tres escaleras e instalar un sistema de seguridad y vigilancia. También hay que cambiar las puertas automáticas del ascensor y reponer la barandilla de cristal de la pasarela de acceso al ascensor, entre otros arreglos.


San Antonio

Las escaleras mecánicas que conectan la parte baja de San Antonio con Bravo Murillo fueron inauguradas en 2012 y tampoco han corrido mucha suerte, entre los ataques de los gamberros y la falta de manteniendo. El sistema elevador dispone de una rampa mecánica, unas escaleras mecánicas y un salvaescaleras, todos fuera de servicio. Se prevé la reparación de las escaleras y la instalación de cámaras, para lo que hay que cambiar la instalación electrónica.


San José

El ascensor panorámico y las escaleras mecánicas de San José corrieron la misma suerte que el resto de artefactos mecánicos. Los vecinos señalan que el ascensor funcionó un poquito más, pero las escaleras apenas andaron. El nuevo contrato contempla un sistema de vigilancia y la puesta en marcha en remoto.

Mientras tanto, los vecinos y vecinas de los barrios de San Nicolás, San José, San Antonio, Lomo Verdejo y Ciudad Alta tendrán que usar el coche y sus pies, los que puedan, para subir a sus barrios, algo que, por otra parte, han venido haciendo la mayor del tiempo desde que se implantaron los medios mecanizados.

Los actos vandálicos y la falta de vigilancia y mantenimiento impiden el correcto funcionamiento

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Indignados en Las Rehoyas

Muy indignados andan los usuarios del parque y la piscina de Las Rehoyas, porque llevan un mes con el ascensor averiado.

El elevador es utilizado, cuando funciona, por centenares de personas de Schamann y el resto de la Ciudad Alta, que tampoco pueden utilizar como alternativa los 140 escalones de la escalera auxiliar que hay justo al lado para subir o bajar a pie.

Una reja impide acceder a ellas porque, según la memoria del concurso para reparar los elevadores, estas escaleras están clausuradas por «vandalismo».

Ningún cartel informa a la gente que el ascensor está averiado y son los propios usuarios del parque los que se encargan de ponerse al día sobre las incidencias del elevador.

Uno de ellos, que acude todos los días a caminar critica que, ultimamente, el ascensor «pasa más tiempo parado que funcionando. La gente mayor se queja, porque lo utiliza para no dar una vuelta tan grande para ir y volver». Constata que el ascensor está destrozado por los ataques vandálicos, que además han llenado los exteriores de pintadas.

Desde la Concejalía de Servicios Públicos, que dirige Inmaculada Medina, indicaron que el «pasado viernes fueron los técnicos a arreglarlo, pero no fue posible porque falta una pieza del mecanismo, que se ha estropeado y que ya se ha mandado a pedir y se espera llegue en los próximos días para proceder a la puesta en marcha nuevamente». No es la primera vez que el Ayuntamiento se escuda en la falta de una pieza que tiene que llegar de la Península para justificar los largos periodos de parada del ascensor.

El contrato para arreglar los artefactos se adjudicó el pasado mes de mayo

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Entrar en el vestíbulo del ascensor da miedo por la oscuridad y el mal estado en que se encuentran las paredes, sucias, llenas de pintadas y desconchones. La obra recién adjudicada contempla la limpieza de las paredes de las dos entradas al elevador y la mejora de la iluminación de los accesos, con «el fin de evitar los actos vandálicos en la medida de lo posible». También está previsto el cambio de botoneras del ascensor por otros antivandálicos, así como el cambio de las puertas automáticas y de la barandilla de acceso superior por otra de barrotes verticales para «hacerla antiescalable». La instalación de un servicio de vídeo vigilancia, para disuadir a los gamberros, es otra de las medidas que se contempla.

Más de un año lleva parado, según aseguran los vecinos, el ascensor del Barranquillo de Don Zoilo. «Eres una puta» es el saludo, en forma de pintada  que recibe a toda persona que intente acceder al elevador para subir a Schamann desde el Barranquillo.

Los técnicos destacan el deterioro en que se encuentran los pulsadores de llamada y las filtraciones de agua que soporta, durante los días de lluvia, por la parte superior del hueco, causa de las averías que han dejado fuera de servicio el aparato. Recomiendan «mejorar la ventilación del hueco» para que no se resequen las guías y eliminar las oxidaciones que «en ocasiones han estado afectando a la apertura de las puertas».

En relación con los actos vandálicos que también sufre este ascensor, el informe municipal subraya que «es una constante el uso inadecuado del ascensor», ya que algunos usuarios meten sus motos en la cabina.

 El nuevo contrato de mantenimiento prevé la instalación de un servicio de vídeo vigilancia, el cambio de botoneras, así como de las puertas automáticas, tanto exteriores como interiores.

Artefactos sólo de vista


Ni siquiera el día de su inauguración, en marzo de 2011, funcionaron las escaleras mecánicas de San Nicolás, las primeras que estrenó la ciudad, situadas entre Primero de Mayo y la calle Guerra del Río. Como una especie de augurio de lo que pasaría con ellas y el resto de escaleras mecánicas y elevadores que se inauguraron al año siguiente, las de San Nicolás fueron desconectadas justo dos horas después de la inauguración por el entonces alcalde Jerónimo Saavedra, pues la electricidad que las puso en marcha la proporcionó un grupo electrógeno. Los aplausos del vecindario durante la mañana se tornaron insultos por la tarde.

Tardaron semanas en engancharlas a la red de eléctrica, pero ha sido más el tiempo que han estado paradas que funcionando, pese a que costaron 516.000 euros. Los técnicos plantean la necesidad de retirarlas, «dado el grado de deterioro en el que se encuentran, debido a los actos vandálicos y al alto grado de corrosión» de «todos sus componentes». Se prevé la instalación de dos nuevos elevadores y la puesta en marcha de un servicio de vídeo vigilancia, con un sistema de control remoto en el caso de que la avería lo permita. Las cámaras posibilitarían controlar los ataques vandálicos y volverlas a poner en marcha.|

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