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Eduardo Franquiz Agricultor y consultor medioambiental

Eduardo Franquiz: "Los agricultores son los esclavos del siglo XXI"

El consultor medioambiental imparte un curso sobre agricultura regenerativa para educar sobre la importancia de la renovación de la tierra

Eduardo Franquiz en el Centro de Recursos Ambientales El Pambaso. juan castro

El agricultor y consultor medioambiental, Eduardo Franquiz imparte un curso gratuito de agricultura regenerativa organizado por el área de área de Sostenibilidad Ambiental, Agricultura, Ganadería y Pesca del Ayuntamiento capitalino en el Centro de Recursos Ambientales El Pambaso. Franquiz asegura que este método de renovación del suelo beneficia tanto a la tierra como a los alimentos que contienen más nutrientes.

¿Qué es la agricultura regenerativa?

Es una corriente dentro de la agricultura orgánica en la que trabajamos la regeneración de los suelos, sobre todo los altamente contaminados por el uso de pesticidas a raíz de la masificación del uso de la agricultura industrial. 

¿Cómo funciona?

Existe un equilibrio en el suelo establecido por la microbiología, por lo que con microorganismos nativos del bosque de Canarias hacemos reproducciones masivas que inoculamos más tarde en el suelo. A partir de ahí empezamos a crear el ecosistema de la tierra, que es el aparato digestivo y sistema nervioso de la planta. La microbiología es la encargada de la comunicación entre el suelo y la planta. En definitiva, es una simbiosis en armonía en la que ella le manda carbohidratos transformado en azúcar al suelo y los minerales disueltos aportan nutrientes a la planta. Trabajamos con más de cien minerales, la mayoría son elementos traza pero todos son necesarios para el crecimiento del vegetal. 

"Esta técnica podría permitir ahorrar en agua tres veces la capacidad de las presas de Soria y Chira"

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¿Cómo surge esta técnica?

Nace en 1970 o 1980, sobre todo en Latinoamérica a partir de una crisis de expropiación del suelo en el que la producción fue asumida por las grandes corporaciones. Por lo que comienza a surgir una corriente que trabaja con técnicas muy antiguas de América del Sur y Japón para recuperar suelos contaminados. En la actualidad es una corriente que está extendida por todos los países latinoamericanos, Australia, en algunos países africanos y en zonas de Europa como en Italia, Francia o Alemania. Y en Canarias nosotros llevamos trabajando siete años en este ámbito y hemos dado cursos sobre esta temática desde hace tres años, ejemplo es el curso que imparto en la actualidad a través del área de Sostenibilidad Ambiental, Agricultura, Ganadería y Pesca del Ayuntamiento capitalino. 

«Un suelo sin regenerar produce alimentos sin nutrientes»

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¿Qué problemas ocasiona no tener una tierra no regenerada?

Uno de los principales problemas es lo que denominamos el ‘hambre oculta’, es decir, la falta de nutrientes que está padeciendo el ser humano actual debido a la falta de minerales de los alimentos. Este fenómeno produce muchas enfermedades y Canarias es puntera en esta problemática. Algunas patologías son la diabetes, la demencia senil, el párkinson o algunos tipos de cáncer. A la hora de alimentarnos la comida no solo debe ser orgánica sino también debe estar mineralizada. Además, es un problema de salud que tiene código postal porque cambia en dependencia de los barrios y las zonas.

Uno de los principales problemas de la agricultura es la sequía, ¿cómo lo afronta la agricultura regenerativa?

Una de las cosas que más trabajamos es el cultivo del agua y el CO2. Al incrementar un 1% de carbono en el suelo con la transformación de la materia orgánica, que se convierte en abono, podemos fijar 150.000 litros de agua por hectárea en la tierra durante un año. En base a mis cálculos, si los suelos urbanos del Archipiélago pasaran por un proceso de renovación podríamos ahorrar en almacenamiento de agua de tres veces y media las presas de Soria y Chira juntas anualmente. 

«La agricultura regenerativa trabaja para la renovación de la tierra»

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La transformación de materia orgánica es fundamental...

El abono es una fuente esencial para la regeneración del suelo. La materia orgánica, con el actual sistema de gestión en parques y jardines, es considerada como residuo y la envían al vertedero pagando tasas. En cambio, para nosotros es un elemento imprescindible porque es un recurso que se puede aprovechar en el suelo al capturar el C02 y fijar el agua. El modelo de gestión actual está obsoleto y es necesario un nuevo paradigma tanto en los ecosistemas verdes urbanos como en el modelo de gestión en el sector agrícola. Actualmente restos forestales se están tirando a vertederos cuando podrían ser aprovechados. Es un aprovechamiento que podemos cuantificar en dinero, en ahorro de agua y en la retención de dióxido de carbono en la atmósfera que disminuye la huella de carbono. 

¿Los parques y jardines también pueden contar con este sistema?

Es necesario que los ecosistemas urbanos también estén gestionados con un sistema de regeneración del suelo. Estos espacios son los más maltratados y también son generadores de beneficios medioambientales. Las zonas verdes urbanas no están diseñadas de forma funcional desde el punto de vista medioambiental sino que siguen unos objetivos estéticos. La elección de las especies debería seguir una función de adaptación al medio como son las plantas endémicas, si solo se plantan especies foráneas empiezan los problemas de plagas y enfermedades por falta de diversidad porque contra más variedad de vegetación menos problemas de plagas. 

«Las plantas en los parques deberían ser endémicas, no ornamentales»

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¿Hace falta un cambio más amplio?

Es necesario un cambio en las políticas, no podemos seguir únicamente subvencionando a los agricultores y creando mercados donde vendan sus productos porque no están favoreciendo a la agricultura de consumo local. Los trabajadores del sector primario deben tener un modelo de gestión para los alimentos que venden. Las personas que formamos parte del mundo agrícola llevamos cerca de diez años preguntando por qué los centros dependientes de la administración pública como hospitales o centros educativos no compran los productos a los agricultores locales como en el País Vasco o Cataluña. Este método garantizaría que los agricultores tuvieran unos ingresos estables y pudieran vivir dignamente porque lo que no puede ser es que los agricultores sean los esclavos del siglo XXI. 

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