La Obra Social pone a la venta el antiguo hotel Los Frailes por 1,8 millones

La entidad benéfica opta por sacar al mercado el alojamiento y la mayor finca agrícola del municipio para intentar resolver su apurada situación económica

Una de las estancias del antiguo hotel Los Frailes, de Tafira Alta, en ruinas.

Una de las estancias del antiguo hotel Los Frailes, de Tafira Alta, en ruinas. / Andrés Cruz

El emblemático hotel Los Frailes y la finca de más de 15 hectáreas en la que está enclavado acaban de salir a la venta por 1,8 millones. La Obra Social de Acogida y Desarrollo, que heredó en 2016 el inmueble tras la muerta de su anterior dueña María Josefa Toledo Suárez, ha optado por sacar al mercado la finca tras la negativa del Cabildo de Gran Canaria a comprarlo y las dificultades para alcanzar un acuerdo en las negociaciones iniciadas hace más de un año con el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. El Consistorio mostró su interés en un principio para crear un parque rural en el lugar, calificado como suelo rústico de protección paisajística, pero a la entidad le urge vender la finca para obtener la liquidez necesaria para continuar con su labor social.

El hermano Jesús García Barriga, director de la entidad benéfica, asegura que hubiera preferido que el hotel fuera a parar a manos públicas y que se le diera al inmueble y la finca un uso social, pero la apurada situación de la Obra le impide esperar por más tiempo.

Asegura que los donativos de las empresas han disminuido con la crisis, la subvención del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se mantiene inamovible desde 2007, mientras que el coste de la vida se dispara. «El número de beneficiarios aumenta; tenemos que pagar las nóminas y la hipoteca del taller de Los Hoyos y el próximo año el Banco de Alimentos, que es nuestra despensa, dejará de recibir las remesas de productos de Europa, por lo que la venta del hotel y la finca sería para nosotros un balón de oxígeno», asegura García Barriga.

Por la finca, que está siendo comercializada a través de la inmobiliaria Era, del grupo Arcoiris, ya se han interesado en el primer mes de su salida a la venta dos empresas: una compañía canaria y otra alemana, esta última especializada en rehabilitación de inmuebles.

 El inmueble conserva aún la enorme belleza que debió tener en sus buenos tiempos, pese a encontrarse en un estado ruinoso debido al abandono en que se encuentra desde hace muchísimos años y a los ataques de los gamberros en los cinco asaltos que sufrió en su día, estando viva la anterior dueña.

Únicamente la presencia del guardián de la finca, que vive en una casita situada justo al lado, también en venta, ha impedido que el inmueble se haya venido abajo, aunque hay partes del techo que se han desplomado.

El Ayuntamiento mostró interés por adquirir el espacio, pero no fue posible alcanzar un acuerdo

Según cuenta Andrés Merino, albacea testamentario y antiguo administrador de Josefa Toledo, inicialmente había en la finca un convento- no está claro si de los Franciscanos o los Dominicos-, que pasó a manos privadas durante la desamortización de Mendizábal.

Un viejo hotel para ingleses

La persona que obtuvo la finca y el convento vendió posteriormente a un tío de Josefa Toledo y su hermano Tomás, también fallecido. El inmueble, que tiene protección ambiental, fue construido en 1850. El alojamiento fue uno de los primeros hoteles de la isla y llegó a tener 16 habitaciones, que siempre estaban ocupadas, en su mayoría, por ingleses.

El alojamiento es inaugurado el 15 de enero de 1922 como una «sucursal» del Hotel Madrid, según anunciaba su gestor Vicente Moreno en este periódico, en el que además hacía un llamamiento a los asistentes a que contribuyeran con cinco pesetas para un «fin benéfico», consistente en mandar «tabacos» a aquellos «valientes paisanos» que luchaban como soldados en África. 

En la década de los 40 el hotel es arrendado a un coronel inglés, que se enamoró del inmueble y de la finca durante las estancias que pasaba en el mismo, en las escalas que hacía en la isla en sus viajes desde La India a Inglaterra.

 El establecimiento ya se había convertido en esta época en un referente del turismo británico hasta que su clientela comenzó a decaer a partir de los años 70, cuando el turismo se trasladó al Sur y se reconvirtió en un local de ocio nocturno, que sobrevivió hasta 2008. Pero mucho antes, durante la década de los 60 se puso de moda entre los canarios acomodados como un lugar de celebraciones de bodas y bautizos o para almorzar los domingos. No pocas parejas de aquella época celebraron en el hotel su luna de miel y las familias acomodadas también solían pasar sus vacaciones en el lugar. En aquella época, el hotel se había convertido en una especie de geriátrico de algunos ingleses que optaron por pasar sus últimos días en en la isla.

Inaugurado en 1922, fue uno de los primeros establecimientos turísticos de la isla

María Josefa Toledo Suárez, penúltima propietaria del hotel que heredó de su tío, falleció en 2016 con 95 años y sin herederos por lo que dejó la mayoría de su patrimonio a una asociación benéfica, mientras que el hotel fue legado a la Obra Social.

Según el anuncio de venta, el hotel tiene una superficie de más de 2.068 metros cuadrados, con una capacidad de 100 plazas, la mayoría en su planta baja.

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Los usos autorizados en el hotel, que tiene protección ambiental, van desde las actividades turísticas y didácticas hasta las recreativas, ocio y esparcimiento, así como sociosanitarias. La de Los Frailes es una de las mayores fincas del municipio, con una superficie de 15,7 hectáreas.

La finca, que llega hasta la cima de la montaña de Tafira, posee un interesante ecosistema, poblado de palmeras canarias y otras especies vegetales, entre las que abundan las plantas carnosas, agaves y verodes. La finca, que todavía tiene algunas tierras en explotación, dispone de caminos internos, un almacén agrícola, una pequeña vivienda y un estanque al que van a parar las aguas de lluvias.

Los usos autorizables en la parte alta de la finca son la introducción de nuevos sistemas de cultivos vitícolas alternativos, adecuación paisajística, reconstrucción de muros, restauración y modernización de las instalaciones, edificaciones y riegos para la elaboración y producción de vinos. En la parte baja los usos permitidos son actividad ganadera y nuevas tecnologías de cultivo agrario, entre otros.

 «Es una pena que una finca tan emblemática, tan bonita y con tanta historia se muera», subraya el hermano Jesús Barriga, «pero necesitamos venderla para que la Obra Social respire».

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