A la caza de los números de la cadete Leonor

El 70923, día en el que la Princesa de Asturias juró bandera, está agotado desde hace semanas

La cadete Borbón Ortiz recibe el sable oficial del Ejército

La cadete Borbón Ortiz recibe el sable oficial del Ejército / EFE

J.D.

Si en 2022 el ‘rey’ Messi se coló en el sorteo por ser el 10 una de las terminaciones más buscadas por los supersticiosos, este año el protagonismo es para la Princesa Leonor.

Se buscan números asociados con el mes loco de la Princesa Leonor, décimos que reflejen alguno de los hechos históricos que protagonizó la heredera a la corona española en octubre de este año. El 7, por citar la fecha más significativa, juró bandera en Zaragoza la hija mayor de los reyes. El 70923, pues, se convirtió en una de las referencias más perseguidas por las personas que quieren apostar toda su suerte en la cita navideña de hoy a un hecho relevante ocurrido en 2023. Sobra decir que está agotado desde hace semanas, también la opción b de los que se quedaron con la miel en los labios: el 07923. Tampoco queda nada del 31923, el día que la primogénita de don Felipe VI y doña Letizia juró la Constitución al cumplir la mayoría de edad.

Y es que si el año pasado el rey Messi, ganador en Catar del tercer título Mundial de Argentina, éste todos los tiros apuntan a la Princesa de Asturias. El 23, el dorsal que lució el mítico Michael Jordan, es uno de los más reclamados en los puntos de ventas.

Si el año pasado el 10 atrajo a la diosa fortuna con un primer premio [05490] y un tercero [45250], el 23 figura entre las preferencias de los jugadores. Además, se da la circunstancia que el Gordo ha acabado las mismas veces en 3 que en cero: 21 ocasiones.

Pero si lo que busca es una terminación fiable, el cinco es el número. En 32 ocasiones fue la terminación millonaria. El cuatro y el seis, con 27 alegrías cada uno, cierran el podio por delante del ocho (25), el siete (21), el nueve (16), el dos (13) y el 1 (8).

Año electoral

En un año marcado por dos convocatorias con las urnas no podía faltar una clara referencia a las elecciones municipales [28523] y generales [23723], pero también hay un hito futbolístico que ha movilizado a los más supersticiosos: la primera victoria de España en el Mundial de Australia [20823]. Sí. La misma que acabó desencadenando la caída de Luis Rubiales de la presidencia de la Federación Española de Fútbol tras el «beso robado» a Jenni Hermoso. Esta no es la única combinación deportiva que se ha rastreado en los últimos meses: la conquista del primer Wimbledon por parte de Carlos Alcaraz [16723] también se cotiza alto a la hora de perseguir un décimo. Tampoco queda nada del 03695, que fue el número por el que se inclinó la inteligencia artificial y, por supuesto, el clásico de todos los clásicos sexuales: el 06969. Otros caprichos de cara a la gran cita de estas fiestas son el 22123, por su parecido con la fecha del sorteo y el 01515, un número que se despacha desde hace años en la popular administración de Doña Manolita (Madrid).

También, aunque pueda parecer algo macabro, hay una preferencia por buscar décimos anudados con la muerte de personas relevantes de la vida social española como el dibujante Francisco Ibáñez [15723], la presentadora María Teresa Campos [05923], el comunicador Pepe Domingo Castaño [17923] o la emblemática Concha Velasco [21223]. En este ataque de histeria colectiva por cazar la cifra más deseada tienen que estar sí o sí los ciudadanos que se lanzan a por el 13, el 15, el 33, o el 69. Ninguno de ellos formó parte el año pasado del cuadro de honor [primer, segundo y tercer premio; dos cuartos y ocho quintos] del 22 de diciembre. Con el 13 existe una curiosa anécdota, ya que 13 fueron lo segundos que pasaron en 2004 desde el inicio del sorteo hasta que los niños del Colegio de San Ildefonso de Madrid cantaron el Gordo [54600]: el más tempranero de un evento que se celebra desde 1812.

En lo que hace referencia a números extraños, cada vez son más los que entran en una administración y piden el 00000. Es feo como una noche de truenos, pero alguna vez generó una pequeña satisfacción con la pedrea.

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