Un pellizco de la Lotería del Niño que sabe a oro en Moya

Repartir premios en las grandes citas de la Lotería siempre es motivo de celebración para las administraciones. Más si cabe en un pequeño pueblo como es Moya. El despacho número 2 de la villa norteña, en la calle Luján Pérez -en pleno casco del municipio-, ha experimentado este viernes esa sensación después de haber repartido un décimo del 72.289, el ahora bendito número que ha resultado ser el segundo premio de la Lotería de El Niño de este año.

"Es la primera vez que repartimos un gran premio en El Niño", celebra el administrador, Ismael González, que no cabe en sí de alegría por haber dado uno de sus mayores premios en la Lotería Nacional. El más grande, en cuanto a euros repartidos, fue con La Primitiva: 676.000 euros. En esta ocasión, el pellizco ha sido menor, 75.000 euros, pero sabe a oro, sobre todo pensando en que pueda beneficiar a alguna de las familias asiduas al despacho que peor lo están pasando con la actual situación de crisis.

En la Lotería de Navidad sí había repartido ya un cuarto y tres quintos pese a llevar solo seis años al frente de la administración, que heredó de su padre después de tres décadas de trayectoria. Tanto él como su empleada, Elena, descorcharon el champán en la distancia, ya que ambos se encontraban con sus familias celebrando el día de Reyes cuando conocieron la noticia. "La verdad es que nos ha sorprendido haber dado este gran premio, porque el 22 de diciembre nos quedamos muy cerquita de dar otro quinto -salió el 36.142 y nosotros vendimos el 36.122-", comenta González.

Orgullo tras el intenso trabajo

Después de unas últimas semanas de "intenso trabajo", señala el propietario del despacho moyense, se sienten "súper bien y orgullosos" de haber dado el premio. En su opinión, es "terminar esta campaña con un aliciente para continuar" repartiendo ilusión el año que viene. Ahora, admite, les toca "un poco de descanso", después de tres meses de gran actividad, sobre todo con las últimas dos semanas, una vez pasó la Lotería de Navidad y la gente ponía el foco en la del Niño. "Hemos notado un aumento en la cantidad de Lotería que ha cambiado la gente, ha jugado un poquito más y se ha notado en las ventas del Niño", afirma.

Sobre esto, Ismael González indica que ellos, al ser una pequeña administración de pueblo, suelen notar más las ventas de cara al Niño, porque es más "apremiante". "La Lotería de Navidad se vende desde julio, entonces mucha gente compra boletos fuera, cuando se va de vacaciones a Madrid o en sus visitas a la ciudad, pero al haber un plazo inferior para jugar este 6 de enero, se quedan más cerca para comprar los décimos", razona.

En cualquier caso, ese pellizco que ha dado a algún afortunado que compró el décimo en su administración le sienta de maravilla. El 72.289 pasará a tener un lugar destacado en el pequeño despacho de la calle Luján Pérez del casco de Moya.