Juana Manrique Cabrera, la hermana menor del artista César Manrique, ha fallecido este domingo a los 95 años de edad. De los cuatro hermanos (César, Amparo y Carlos) era la única que permanecía con vida.

César murió en 1992 en un accidente en su coche cerca de Taro de Tahiche, sede de la Fundación César Manrique y de la que fue su vivienda. Su hermana gemela, Amparo, falleció en 2018 a los 99 años, y en enero de este año su hermano Carlos con 96 años.

La presidenta del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, ha destacado “la personalidad irrepetible, el carácter alegre y la desbordante energía vital que siempre caracterizó a la viuda del aparejador Alfredo Matallana”. 

Referente en los carnavales

La alcaldesa de Arrecife, Astrid Pérez, en su nombre y en el de la Corporación municipal, también se ha sumado a las muestras de condolencias a sus familiares y amigos.

Destacó que Juana fue "un ejemplo de vitalidad" y "el importante legado que dejó en la vida y en la cultura de la capital, sobre todo por su amor incondicional hacia el Carnaval, convirtiéndose incluso en un referente de los carnavales de Arrecife".

Pérez, que a su vez ha expresado su pésame en calidad de presidenta del PP de Lanzarote, dijo además que Juana fue "una mujer con una enorme fuerza y animosidad, que gustaba de disfrutar de las fiestas del Carnaval de Arrecife, especialmente en El Almacén y el Casino, donde destacaba por sus cuidados disfraces. Una pasión maravillosa de la que también hacía partícipes a todos sus conocidos que esperaban con ansia ver conque iba a sorprender Juana ese año”.

Juana siempre sorprendía con sus originales y atrevidos disfraces en las fiestas. En declaraciones a LA PROVINCIA en el año 2016 desde su vivienda en Arrecife, a sus 89 años afirmaba que "cuando suena la melodía aún se me van los pies", refrendando su amor por los carnavales.

Carlos y Juana Manrique junto a la tumba de su hermano César en el cementerio de Haría. LP/DLP

"No voy a negar que salí más bien a César, pero mi padre [Gumersindo Manrique], que era comercial, tenía muy buen gusto y era muy artista. Los obreros le decían cuando estaba haciendo la casa de La Caleta, que tuviera cuidado porque iba a poner mucho hierro o los ventanales eran muy grandes, pero tenía muchas ideas, a pesar de que no era arquitecto. La vivienda fue moderna para la época y aún hoy también lo parece", afirmaba entonces Juana para tratar de justificar el origen de su vena creativa.

Sus primeras fiestas

Sus primeros carnavales los disfrutó de niña en el Casino de Arrecife vestida con un pijama que le regalaron sus padres. "No debería tener en ese entonces más de 10 u 11 años", rememoró. César diseñaba sus disfraces y Juana ideaba los de ella, su marido, el aparejador Alfredo Matallana y el grupo de amigas con las que salía.

Juana Manrique, en el centro (de negro) junto a sus amigas disfrazadas de sirena en un carnaval de Arrecife. LP/DLP

Su imaginación era desbordante. Helecho, lámpara de cristales, bailarina de ballet y de can can, gánster, sirena, pirata, tenista, vampiresa, chulapa, mitad hombre-mitad mujer, rumbera, ricachona, rockera y disco de vinilo son algunas de las caracterizaciones con las que acudía a los bailes del Casino y de El Almacén, donde se celebraban las concurridas verbenas del carnaval.

La batucada lanzaroteña Villa Pipol la homenajeó en 2011 junto a Juan González Hernández por "su desinteresada aportación y entrega a nuestras fiestas de carnaval".