Aula de Órgano del Conservatorio Superior de Música de Canarias

Marta Miranda Pérez

La joven organista Marta Miranda Pérez interpreta en su recital de órgano obras maestras de grandes figuras representativas de la historia de la música desde el siglo XVII hasta el siglo XX. Un recorrido por el repertorio organístico con una clara evolución de las concepciones y técnicas utilizadas a lo largo del tiempo.

El recital de órgano de la joven músico Marta Miranda Pérez aborda obras maestras de grandes figuras representativas de la historia de la música para órgano.

Desde el siglo XVII hasta el siglo XX, se muestra un recorrido por el repertorio organístico con una clara evolución de las concepciones y técnicas utilizadas a lo largo del tiempo.

El concierto será introducido por el impactante Preludio en mi menor de N. Bruhns. Además de estudiar órgano aprendió a tocar el violín y la viola da gamba. Una anécdota relata que tocaba el violín mientras cantaba y se acompañaba con la pedalera del órgano. Por ello, en esta obra podemos apreciar, por momentos, una simulación del violín y su técnica. Este compositor dejó una pequeña obra pero de una calidad excepcional. Así, consta que J. S. Bach admiraba su obra y la tomó como modelo.

Podremos apreciar esta influencia en las siguientes obras del programa. La Sonata no. 2 en do menor se encuadra dentro de las seis sonatas a trío que escribió J. S. Bach para los estudios de su hijo.

Son consideradas de las obras más difíciles para órgano, en las que se pone a prueba tanto la ejecución técnica como la calidad interpretativa del organista.

Seguidamente escucharemos el famoso Preludio y fuga en la menor, BWV 543. El preludio es similar a una tocata de stylus fantasticus con pasajes solistas y virtuosísticos mostrando la influencia de épocas anteriores a Bach. Mientras que en la fuga se muestra un tema complejo y más maduro.

Viajamos en el tiempo, hacia el Romanticismo, con Johannes Brahms y sus Once Preludio Corales para órgano. Escritos en los últimos años de su vida e inmediatamente antes y después de la muerte de su gran amor, Clara Schumann. Por ello, se ha escogido dos preludios corales casi opuestos. El no. 4 muestra una concepción más optimista y esperanzadora. El último de la colección, el no. 11, es claramente una despedida de un Brahms ya enfermo.

Por último, se presenta una nueva etapa en la historia organística, la escuela francesa. Jehan Alain compone este tríptico de piezas para órgano, en el cual en la primera, Variaciones sobre una melodía de Clément Jannequin, muestra su deseo de ser interpretada "de la misma manera que los preludios de Couperin: de forma fresca y suave”. La segunda pieza, El jardín suspendido, representa el refugio inaccesible e inviolable del artista. La última y más conocida, Letanías, es un grito de angustia y desesperación probablemente debido a la II Guerra Mundial, donde Alain perdió la vida. La estructura de la pieza son dos temas que se alternan desde principio a fin haciendo alegoría a una letanía.

En definitiva, la joven organista ha escogido un interesante programa lleno de versatilidad y contrastes que no dará lugar a la indiferencia.