La compañía Hidroeléctrica de Moncabril la había construido tan sólo tres años antes.

En catorce minutos, Ribadelago fue arrasado por la tremenda avalancha de agua, rocas y troncos de árboles, y el pueblo fue sepultado por olas de hasta nueve metros de altura.

Una tercera parte de los 550 habitantes murió ahogado pero sólo se recuperaron veintiocho cadáveres, y el resto de los fallecidos, en su mayoría niños, jamás aparecieron y permanecen aún en el fondo, junto a las ruinas del pueblo de Ribadelago.

La tragedia fue minimizada por las autoridades y la prensa franquista y los responsables, que fueron condenados por un delito de imprudencia temeraria a un año de prisión menor, quedaron finalmente absueltos.

Las indemnizaciones, que en muchos casos nunca llegaron, fueron una vergüenza: 95.000 pesetas por un hombre, 80.000 por una mujer y 25.000 por un niño.

"Catástrofe en Ribadelago", hoy en La 2 a las 23.05 horas, rescata los testimonios de los supervivientes de la tragedia, a través de unos documentos inéditos, que muestran con toda crueldad, el sufrimiento de los vivos y los muertos de aquella olvidada tierra sanabresa, en plena euforia franquista de construcción de pantanos.

El pueblo que se construyó tres años después se llamó Ribadelago de Franco y hoy, medio siglo después, los supervivientes de Ribadelago Nuevo continúan mirando al lago de Sanabria, el cementerio de sus familiares, con la amargura que el tiempo no termina de apaciguar.