Vaya por delante que no conozco a Aurelia Vera, la concejala socialista de Puerto del Rosario y profesora de Lengua de alumnos de 4º de la ESO que, tras haber sido denunciada por Vox, está siendo objeto de escarnio por fomentar el pensamiento crítico en clase. Tampoco he hablado con ella ni soy adivina. Sin embargo, sé que cumplir con su trabajo de docente plantando la semilla del debate en sus alumnos es lo que hacía al invitarles a hablar a favor o en contra de la castración masculina a partir de la novela de Margaret Atwood 'El cuento de la criada'.

Lo sé porque es lo que he vivido en las aulas como estudiante durante años desde la primaria a la universidad. La eutanasia, el aborto, la esclavitud, la libertad, la pena de muerte, la religión, el racismo, la prostitución, la política y hasta los toros formaban parte de aquellos debates de mis tiempos de alumna. Y por azuzar a sus alumnos a defender o estar en contra de la eutanasia o el aborto, debates que siguen abiertos en nuestra sociedad, ninguno de mis profesores y profesoras se vio envuelto en problema alguno ni acusado de "adoctrinamiento feroz" por un partido político. ¿Acaso no actúan la mayoría de los docentes como Aurelia Vera cuando tratan de enseñarnos a pensar y a defender nuestras ideas? A eso se le llama debatir y la discusión, que nos ayuda a mostrar nuestro punto de vista y a entender el del otro, suele conducir a la luz. El problema es la confusión del debate con otras cosas que no lo son y con ello, en lugar de hacerse la luz, surgen sombras.

En estos tiempos de fake news y en donde es fácil disparar el gatillo de la opinión y de colocarlo en cualquiera de los patios de vecindario de las redes sociales, proliferan como setas en otoño los programas de debate en las emisoras de radio y en los canales de televisión. Estos programas, muy lejos de aquellos primeros espacios de debate como La Clave, donde el ejercicio democrático empezaba a extenderse en la sociedad española, se alimentan de medias verdades y falsedades en la búsqueda de la polémica por la polémica. El ingrediente de la confrontación vacua rebozado de ideología y aderezado con la ausencia del principio fundamental del periodismo de dar voz, que no vox, al afectado es lo que ha convertido la gamberrada -y supuesto hecho delictivo- de un estudiante en noticia, algo que nunca debió salir del pequeño universo del aula de 4º de la ESO del instituto San Diego de Alcalá, de Puerto del Rosario, Fuerteventura.