Está claro que no bajar a la arena política de la realidad social, trae una imagen y una situación que no se corresponde con lo que ocurre. Y lo que ocurre es que España está en mínimos en cuestión de pobreza y exclusión social. Es el país de la EU con más personas en riesgo, sobre todo niños y niñas que no se alimentan como es debido y la desnutrición no es achacable a sus padres, sino a la situación cruel en la que se encuentran millones de personas.

La estadística, las de la sociología aplicada, son empleadas en muchos contenidos para analizar y mostrar resultados; no se toma partido, pero se señalan las causas que producen, en este caso pobreza y desnutrición, y las cifras son públicas.

El Análisis y perspectivas 2014, recientemente presentado, es un avance de secuelas de la Encuesta del Equipo de Estudios de Cáritas y del Comité Técnico de la Fundación Foessa, y no ha gustado nada al gobierno.

Todos los políticos que suben a la tribuna de la cámara llevan entre sus papeles encuestas de casi todo y las dan por certeras o aproximativas en otros casos, pero se ha convertido en un lugar común airear encuestas para todo: para el paro, para la sanidad, para las viviendas, para los desahucios, para la exclusión social, para la drogadicción, o sea que es una herramienta eficaz y con una metodología científica la que nos pone sobre aviso de lo que pasa entre los más desprotegidos y de lo que podrá pasar.

Pero la encuesta de Cáritas no le ha gustado a Montoro el ministro de economía que ha insinuado que son datos que hay que interpretar y que en algunos casos no muestran la realidad. Si Cáritas no fuera una organización de la Iglesia católica, que depende de la Conferencia episcopal; si fuera un instrumento más politizado -hacia la izquierda- de la cuenta, entonces quizás el ministro tiene algo de razón. Pero no cuadra que un gobierno que aún atiende a presiones de la Iglesia para otros asuntos y que en algunas cuestiones morales está con los postulados conservadores matice, porque le conviene, un informe que al venir de Cáritas supone, para muchos, un trabajo honesto y eficaz, anclado en unas circunstancias donde la miseria se palpa día a día y no desde los despachos, por muy cerca de la calle que estén.

Y casi todo viene de proclamar que hay medio millón de hogares españoles que no perciben ningún tipo de ayuda económica y que a estas familias se les podría atender si el gobierno se gastara solo la mitad de lo que va a emplear para sanear a las empresas de las autopistas de peaje, más de cinco mil millones de euros. Evidentemente dinero de todos.

Esta salida con paso cambiado del ministro Montoro, la ha recogido con humor y sarcasmo Rubalcaba, que le ha espetado al ministro de Hacienda su mala acción al criticar a una organización de ultraizquierda como Cáritas.