Viaje al interior

El fiestón de la dimisión

Fiesta de lujo para funcionarios en Maspalomas

Fiesta de lujo para funcionarios en Maspalomas / La Provincia

Fidel Araña

Fidel Araña

Dimitir?, ese verbo transitivo y necesario que tanto ennoblece el ejercicio de la política honrada e impecable no existe en el vocabulario de ninguna de las personas que organizaron en Maspalomas el congreso festivo y de postín para funcionarios talentosos y adinerados. Tampoco anida en la mentalidad caciquil y maleducadamente deshonesta de la alcaldesa de San Bartolomé y del alcalde de Santa Lucía, que aplaudieron semejante idea con un convencimiento preelectoral partidista y personal, y que apoyaron su coste de medio millón de euros burlando decisiones plenarias y las exigencias éticas de la contratación pública legal. Sin sonrojarse.

Ese malogrado fiestón para la alcurnia administrativa y política evidencia que la vergüenza que modera la humildad y abrillanta la exquisitez cívica del ser humano no hace escala en el sórdido puerto mental de muchos políticos y funcionarios que se creen divinos y empoderados por el cargo público que ostentan. En verdad les importa muy poco o nada la realidad circundante. Están acostumbrados a vivir del cuento con un sueldo elevado, al amparo de la alargada sombra protectora de su rango y de unas siglas desideologizadas y puramente comerciales, en este caso las del PSOE y NC, a las que en su día decidieron aferrarse y defender con desvergonzada impostura para trepar con ambición desmesurada hacia su encumbramiento personal. Son el centro del universo y de la fiesta.

La lujosa organización de este malogrado congreso montado en exclusividad para los funcionarios responsables de los departamentos de intervención, tesorería y secretaría general de las administraciones públicas locales (¡de toda España!) prometía formación y promoción de Maspalomas y terminó siendo un derroche desmedido e incongruente que profanó la marca en toda España y sólo contentó a poco más de un centenar de participantes. Nada que ver, por ejemplo, con el presupuesto de 110.000 € que el Ayuntamiento sureño amordaza anualmente desde el 2012 para organizar el Congreso Internacional de Turismo que respaldan técnicamente la Organización Mundial del Turismo y distintas universidades, y que en su última edición contó con 1.400 inscritos.

Éste no fue un congreso de alpargatas para trajes y portátiles de faena. La realidad es que, aunque presumiblemente cargado de muy buenas intenciones, su excentricidad diplomática con gasto público superfluo en fiestones de champán caro, cochazos de lujo, hoteles galácticos, conciertos musicales, cenas michelín y fuegos artificiales, han terminado por examinarlo con un superlativo y clamoroso suspenso multiplicado en las redes sociales. Fue un evento muy poco rentable y excesivamente caro, pagado con dinero público necesario para otras cosas más importantes, que se incendió por su manifiesta e inoportuna puesta en escena con un glamur desmedido para postureo y lucimiento político personal en precampaña electoral de dos alcaldes, un presidente autonómico y un consejero cabildicio, necesitados de contentar a sus respectivos jefes de filas y de obtener un rédito de reconocimiento de la ciudadanía en general. Puro vicio.

El coste de este congreso al erario vecinal de San Bartolomé (400.000 €) y de Santa Lucía de Tirajana (100.000 €), dos ayuntamientos con evidentes signos de pobreza y alto desempleo, y también con rácana inversión presupuestaria en áreas tan sensibles y necesarias como Cultura, Sanidad, Deportes y Asuntos Sociales, determinan que fue un congreso impúdico por su estética proyección al estilo Kardashian, propio de mentes engreídas que engordan el ego y el bolsillo desde el clamoroso temor que desprende el poder decisorio que tiene su ejercicio profesional.

Los primeros munícipes Concepción Narváez (PSOE) y Francisco García López (NC) lo saben, pero no dimitirán. El congreso fue una exhibición fotográfica destinada a reforzar ante la opinión pública la alianza que ambas formaciones políticas mantienen y quieren seguir manteniendo a toda costa por el interés de su propia supervivencia y el beneficio personal que obtienen del poder. Resulta paradójico que Narváez dijera en la inauguración del polémico congreso que «los ayuntamientos serán los ejecutores de una parte muy importante de los fondos europeos que han de servir para transformar nuestra sociedad y nuestra economía para fortalecerlas haciéndolas mejores, más justas, más sociales, eficientes y sostenibles». Pura parodia cuando el evento trufó en fiesta pura y dura, como reza en un meme crujiente donde la alcaldesa del PSOE quiere contarnos con irónica soberbia los logros de su mandato. Sin ningún pudor.

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