Reseteando

García-Alcalde y su carrera de fondo

Guillermo García-Alcalde.

Guillermo García-Alcalde.

Javier Durán

Javier Durán

Siempre que he tratado de encontrar una referencia física e intelectual de una persona que representase las tensiones internas que dieron lugar a los cambios de este país, pienso en el periodista Guillermo García-Alcalde. Seguro que hay otras personalidades merecedoras del elogio, pero la diferencia sustancial es que con él empecé a digerir el oficio de periodista. Su labor modernizadora, iniciada desde la larga noche franquista, resultó estimulante para toda una generación de jóvenes que salimos de la Universidad en los años 80. En el trayecto de las décadas, queda el regusto de no haberle agradecido del todo su generosidad a la hora de integrar equipos; la paciencia infinita para domesticar más de un ataque de ego; la maestría para explicar cómo superar los límites sin realizar destrozos; la acogida de los trabajos del periodista que empezaba; sus correcciones en los papeles pautados de escribir a máquina... Razones de talante más que suficientes para ver a través de su persona una pieza sólida desde el punto de vista humano. Pero también básicas para que en su momento remase desde un periódico a favor de las libertades democráticas, en especial la libertad de expresión. Estoy casi seguro de que su máxima satisfacción personal hubiese sido la composición musical, a la que no se pudo volcar por sus ocupaciones. Una vocación, en todo caso, que logró atenuar con la escritura de sus críticas musicales, ejemplos para el prestigio del género. A veces la trascendencia e influencia de una persona en una sociedad tarda tiempo en descifrarse, por desgracia. El empuje para el cambio socioeconómico y cultural siempre ha sido complejo para Canarias, sometida a la lejanía y a una reclamación permanente ante el centro. En el alcance de las metas obtenidas para el Archipiélago, su papel ha sido fundamental para el diseño de todos los frentes autonómicos, pero también por su trabajo para consolidar el derecho a la información. El espectro es amplio, pero prefiero recordarlo, con sus errores y aciertos, como uno de los reformistas que nos llevó a buen puerto.

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