Observatorio

¿Qué pasó con el feminismo el 23J?

¿Qué pasó con el feminismo el 23J?

¿Qué pasó con el feminismo el 23J?

Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

El voto feminista ha contado, en buena parte, en estas elecciones. Y fue así porque han prestado atención a esas noticias que en campaña electoral no suelen ser protagonistas pero que desvelan nuestra amenaza. Y hablo incluso más allá del plano político, de las declaraciones machistas del PP por el maquillaje de Díaz, de la condescendencia a la ministra de Ciencia cuando rechazan llamarla por su apellido, o de que Vox no guardara minutos de silencio por las víctimas por violencia de género.

En estas semanas ha habido asesinatos por violencia de género, violadas, mujeres apuñaladas en plena calle por sus parejas o exparejas, menores que han visto cómo sus madres han sido asesinadas o agredidas, mujeres retenidas en pisos para ser maltratadas o mujeres prostituidas por proxenetas que han sido liberadas. Lo mismo de todos los meses, porque el machismo nunca para.

De todos estos casos, hay uno que ha tenido menos repercusión frente a la actualidad política. Una mujer en Humilladero (Málaga) ingresó en el hospital con un traumatismo craneoencefálico y falleció. Había antecedentes de violencia de género, pero el caso quedó inactivo al no producirse ninguna medida judicial de protección. Horas más tarde su expareja fue detenida. Luego, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Antequera decretó para él libertad provisional, con medida cautelares, hasta el juicio, lo que ha provocado una ola de críticas. Fiscalía ha recurrido y ha pedido el ingreso en prisión.

¿Es casualidad que esta noticia no haya tenido tanto escándalo? No dejaba de pensar en esa mujer que, en vida, no tuvo protección por la justicia y que, asesinada, no puede imaginarse que él esté en la calle y ella bajo tierra. Sorprende que en plena campaña electoral, donde Vox y otros partidos se han mostrado muy preocupados porque la ley del sí es sí liberase violadores, no se hayan preocupado cuando la justicia ha sido contundente frente a la violencia de género que ellos mismos niegan. Ni antes, ni después.

Además de ver cómo el machismo sigue generando una violencia de la que solo vemos una pequeña parte, pues no toda se convierte en noticia, las mujeres feministas hemos tenido que votar. A veces, lejos de la ilusión, sino con desaliento. A veces, eligiendo lo menos malo entre lo peor. A veces, pensando más en mantener que en avanzar. A veces, plenamente convencidas de la decisión o bien cargadas de contradicciones. Otras, sintiendo la amenaza de países vecinos que han recortado ya de forma sustancial derechos a las mujeres. Y otras mujeres decidiendo abstenerse o votar nulo. Cada una con su propia decisión, que merece todo el respeto.

En cambio, aunque ha sido minoría, quienes hemos decidido votar y sin hacer ningún tipo de campaña previa nos hemos visto rodeadas en redes por acoso o insultos, desde vendidas, siervas o traidoras. Por una decisión tan legítima como cualquier otra. Cada una deberá de gestionar sus alegrías o decepciones con el tiempo, pues PSOE y Sumar llevan unas líneas muy diferentes en cuestiones claves como la prostitución y vientres de alquiler y veremos en qué manos queda ese ministerio. El feminismo no se callará, como nunca hizo en este tiempo.

Y a la vez me sorprendía que varias mujeres me dieran las gracias por el artículo del domingo publicado en estas páginas, dudosas de si eran buenas o malas feministas por votar una u otra opción. Y yo solo les dije que, en momentos determinantes como este, siempre pienso en que si la crispación, polarización y enfrentamiento llevara a una mayor tensión del conflicto, sé muy bien quiénes tendrían ganas de llevarme al paredón y a quiénes pondrían en el paredón conmigo. La ultraderecha venía a por todas. Y cuando digo todas, no es solo por las feministas, sino que venía a por las víctimas de violencia machista, negándoles todo lo necesario. Y la decisión de muchas votantes no significa dejar de denunciar y exigir medidas a los partidos que hayan votado y que gobiernen.

Lo que ha pasado con el feminismo en estas elecciones es que se ha demostrado cómo la ultraderecha, allá donde llega, va a por él. Y que el feminismo ha sido la respuesta más contundente ante unos machistas que aspiraban a tener carta blanca para todo.

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