Observatorio

15 años contra el olvido

Pilar Vera Palmés

Ni remotamente pude imaginar en 2008 que encadenaría mi vida durante 15 años a liderar la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022 cuando ni siquiera fui de las fundadoras. En septiembre de 2009, tras asistir al primer aniversario en Barajas, me encontré una asociación devastada por los despachos americanos que prometieron toda clase de ‘facilidades’ para luego enemistarse entre ellos y sentar a la asociación en el banquillo de los acusados exigiendo unos honorarios desorbitados.

La AVJK5022 tenía personado a un administrador de fincas en el Juzgado número 11 en un proceso penal y no daba crédito. La entonces secretaria general de la asociación, Margarita Henríquez, me pidió que me implicara y sin darme cuenta –ni la junta directiva estaba completa– me vi inmersa, primero como vocal y unos meses más tarde ascendí a vicepresidenta. En mayo de 2010, fui elegida presidenta, cargo que asumí obligada, porque si no lo hacía la asociación desaparecería.

Desde entonces y hasta este 15 aniversario, dediqué mis esfuerzos, trabajo, conocimientos, formación, contactos, experiencia, habilidades y todo cuanto pude a intentar cumplir los cuatro objetivos esenciales por los que se creó la AVJK5022: verdad, justicia, reparación y memoria.

Un resumen que la tragedia del vuelo JK5022 se merece sería decir que logramos después de tantos años esos cuatro objetivos, pero sería faltar a la verdad porque la ‘justicia’ que debió estar con sus ciudadanos afectados por la catástrofe aérea más grave de los últimos 30 años en España, nos dio la espalda desde el minuto cero. Nunca se implicó, ni tan siquiera para cumplir con su principal fin: determinar responsabilidades penales por la muerte de 154 personas y las lesiones de los 18 supervivientes. Hemos acudido una y otra vez a ella con todos los medios a nuestro alcance, mínimos pero dignos, en comparación con los que tenía y tienen las multinacionales que rodean al transporte aéreo y la aviación civil, pero jamás nos concedió el derecho que tenemos a un juicio oral justo, en el que se hubieran debatido las responsabilidades de la tragedia.

‘Verdad’: 13 años después del 20 de agosto de 2008, la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados –luego de presentar tres iniciativas en medio de dos elecciones generales y múltiples dificultades que ocuparían mucho más espacio que este artículo– concluyó que «la tragedia del vuelo JK5022 se debió a un fallo sistémico de la aviación civil española». Además, propuso 13 recomendaciones, entre ellas remitir el dictamen a la Fiscalía General del Estado para investigar posibles responsabilidades judiciales. También sacó 11 conclusiones entre las que están los nombres de 18 responsables de antes, durante y después de la catástrofe.

Sin embargo, la presidenta del Congreso no lo consideró vinculante y decidió archivarlo al propio tiempo que remitía al amparo de la legalidad vigente a que lo hiciera la propia asociación. Una vez más la desigualdad y el desamparo más absoluto nos volvía al punto de partida: nuevo esfuerzo económico para intentar que la ‘justicia’ pusiera el foco de una vez por todas en la desgracia de aquel aciago 20 de agosto. Hoy estamos a la espera de la decisión judicial de admitir o no a trámite la querella que presentamos hace unos meses con base en el meritado dictamen. Tenemos esperanza de que de una vez se abra la puerta de la justicia pero también somos realistas y la trayectoria de estos 15 años no es la mejor para esperarlo.

‘Reparación’: es de sobra conocido que la aseguradora de Spanair con infinitos recursos, contratación de despachos especializados con honorarios estratosféricos y toda la fortaleza de ser de las primeras de nuestro país, de la póliza en vigor en 2008 por 1.500 millones de dólares, según nota de prensa emitida por la compañía dedicó un 3% a «reparar el daño causado a 172 familias: las de los 154 fallecidos y las lesiones de 18 supervivientes a los que remitió a la Seguridad Social para su recuperación», «olvidándose» de facilitar ayuda psicológica a las familias, que fue asumida por el Estado pero solo en Gran Canaria, el resto ni la conoció.

‘Memoria’: la AVJK5022 es la solitaria y única ‘voz’ que en estos 15 años ha seguido denunciando ese fallo sistémico de la aviación civil española, luchando porque la asistencia a víctimas, dentro y fuera de España, sea respetuosa, digna y eficaz, modificando la normativa que protejan a los ciudadanos afectados por una tragedia en los modos del transporte, reclamando que nuestro país cuente con un cuerpo de inspectores de aviación, que la autoridad de investigación sea independiente, transparente y profesional y no dependa del Ministerio de Transportes, que tiene todas las competencias en los modos del transporte. Y todo ello en memoria de 154 inocentes que pagaron con su vida la incompetencia y la ineficacia de un sistema de aviación instalado en el triunfalismo más que en la realidad. Como declaró el entonces director general de Aviación Civil en la comisión de investigación en 2021: se «prepararon» para todo menos para «las víctimas», porque nunca creyeron que los accidentes generaran víctimas. En esas manos estaba la aviación civil española y en sus herederos la de hoy.

Han sido años de amargura, dolor, trabajo inagotable, tocar a puertas a las que en algunos casos ha habido que derribar y esfuerzos impropios asumidos por la sociedad civil que forma la asociación. Todo ello podía resumirlo en lo que digo cuando me preguntan por qué sigo: «trabajo por la memoria de 154 muertos a favor de la seguridad de los vivos». Al vuelo JK5022 se subieron más de 80 canarios de origen o residencia y seria indecente olvidarlo. Y, sobre todo, sería indecente no buscar un significado a la destrucción de 154 vidas que no hicieron más que subirse a un avión para volver a casa o empezar sus vacaciones veraniegas.

Los 2.000 kilómetros que separan Gran Canaria de Madrid se vieron superados gracias a mi residencia allí. Eso fue providencial, porque de otro modo hubiera sido imposible llegar hasta aquí y presentar el balance de realidades que se han logrado tanto a nivel nacional, como europeo e internacional.

Crear en 2015 la Federación Internacional de Víctimas de Accidentes Aéreos y sus Familias en Madrid fue un hito, pues meses después la reconoció la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) como la primera y única organización internacional invitada a sus eventos, desde su nacimiento en Chicago en 1944. Pertenecen asociaciones y víctimas de los grandes accidentes ocurridos en el mundo en los últimos 20 años.

Lograr que la OACI declarara el 20 de febrero –siendo la primera vez que se conmemoró en 2022– como Día Internacional de las Víctimas de Accidentes Aéreos y sus Familias ha sido algo que perpetuará ya en el mundo de la lucha contra el olvido y por la memoria de todos los fallecidos en tragedias aéreas. Fue más «fácil» lograrlo a nivel mundial que en España: llevo desde 2010 reiterando al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) que declare el 20 de agosto como Día Nacional de las Víctimas de Tragedias Aéreas, sin respuesta.

Este es un ejemplo más de la incomprensión en la que ha situado nuestro país la tragedia del vuelo JK5022. Mejor «enterrarla» que recordarla. 15 años después –no sé si milagro o heroicidad– aquí seguimos luchando contra el olvido: las lecciones aprendidas evitarán más muertes inútiles.

Llegamos a este 15 aniversario con ganas de dejarlo, pero también tengo claro que el recorrido que hemos hecho no puede caer en el olvido y que el testigo tiene que seguir delante de la mejor manera posible. A ello llevo dedicando mis esfuerzos en este año: en buscar el modo de que esta lucha continúe de otra manera que haga menos daño para las personas que la hacemos pero que sea igual de firme. Todo cuanto hemos hecho ha sido «por primera vez» desde el año 2008, también el legado de la AVJK5022 será la primera vez que no se pierda, sino que continúe y permanezca en el tiempo.

Un pueblo que olvida sus tragedias, está condenado a repetirlas. Si vuelve a pasar no sufrirán, ni condenarán en vida a luchar por los suyos, como hicieron con nosotros y de ello se ha encargado la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022 que sigue en pie a pesar de las bajas, abandonos, derrotas y el sinfín de obstáculos superados en estos 15 años de lucha contra el ‘olvido’.

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