Papel vegetal

La ministra alemana de Exteriores hace méritos en EEUU

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

En lo que sólo cabe interpretar como un intento de hacer méritos en EEUU, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, llamó públicamente «dictador» al presidente chino, Xi Jinping.

«Si Putin gana esta guerra ¿qué señal enviaría a otros dictadores del mundo, por ejemplo, a Xi, el presidente chino? Por eso Ucrania tiene que ganar esta guerra», declaró Baerbock a la cadena estadounidense Fox.

Tan poco diplomático calificativo referido al jefe del Estado chino lo empleó ya en su día el presidente de EEUU, Joe Biden, y casi inmediatamente su equipo trató de quitarle hierro a unos comentarios que causaron inmediata indignación en Pekín.

A Baerbock no se le pueden atribuir meteduras de pata achacables a la edad como al ya octogenario Biden. Sabe perfectamente lo que hace.

Y aunque se dice paladina de una política exterior feminista, lo que la define es sobre todo una actitud que cabría calificar de «neocon» frente a la Rusia de Putin. «Apoyaremos a Ucrania tanto tiempo como haga falta», afirmó en la misma entrevista con Fox.

Tanto ella como su correligionario, el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, y otros dirigentes de Los Verdes, no dejan de presionar al canciller Olaf Scholz para que deje sus vacilaciones y envíe los misiles de última generación que reclama Kiev y que pueden alcanzar Moscú. Y lo mismo hace por cierto la beligerante prensa alemana.

No parece, sin embargo, casual que Baerbock haya accedido a una entrevista con la cadena de televisión Fox News, tradicionalmente próxima al ex presidente Donald Trump, sino que forma seguramente parte de una estrategia.

La dirigente alemana se reunió también en Estados Unidos con destacados políticos republicanos como el gobernador de Texas, Greg Abbott, así como con legisladores de ese partido.

Parece como si, pese a su gran sintonía con el Partido Demócrata de Biden, Baerbock quisiera prepararse para un eventual regreso del ídolo de los conservadores, Donald Trump, a la Casa Blanca, algo que no puede excluirse pese a los graves problemas legales a los que ése debe hacer frente.

Y la ministra sabe que la principal preocupación de los republicanos es China, el gran rival económico de la superpotencia, y no tanto Ucrania, aunque esta guerra en Europa parece estarles preparando para un posible conflicto militar con el gigante asiático.

En un grado todavía mayor que en Europa, en EEUU no deja de disminuir entre la población el apoyo a una guerra que a la opinión pública se le antoja cuando menos lejana.

Los ciudadanos se preguntan qué se les ha perdido en Ucrania y por qué se siguen invirtiendo cientos de miles de millones de dólares de dinero público en ese conflicto ajeno para ellos mientras aumenta de modo cada vez más visible la miseria en las ciudades de su propio país.

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