Un pistolero en el contexto

El tiro que le descerrajaron en plena cara a Alejo Vidal-Quadras responde a unos intereses en el contexto, aunque el pistolero sea un sicario negociado en los bajos fondos. No es descartable ningún origen, incluso hasta los que aparentemente parezcan entrar en contradicción con la trayectoria un tanto tortuosa de la víctima, expresidente del PP de Cataluña y exmiembro destacado de Vox en desacuerdo con Abascal. Los tumultos montados estos días ante la sede de los socialistas en la calle Ferraz, promovidos por neofascistas, confirman con claridad los bemoles que se gastan estos especímenes. Las manifestaciones legítimas frente al proceso político de la amnistía caen en el barrizal cuando su validez democrática resulta, finalmente, suprimida por la violencia y el acoso. En esa pendiente, Feijóo vuelve a jugar con fuego al no distanciarse de Vox en su estrategia desestabilizadora. No solo no le pide a sus simpatizantes que se retiren a sus casas debido al peligro que pueden correr, sino que sube el clímax paso a paso con argumentos desproporcionados como comparar España con una dictadura, el pacto con Junts con el golpe de Estado del 23-F o con ETA. Hipérboles descarriadas y desalmadas que ponen de manifiesto una vez más el fracaso del sosiego y el equilibrio en el principal partido de la oposición. En la olla a presión que bulle desde que a los populares se les cayó como fruta madura la oportunidad de gobernar, a nadie se le hubiese ocurrido pensar en el pistolero. Y menos contra un personaje fuera de circulación, aunque en los compartimientos estanco de las rencillas internas que ata y desata la ultraderecha. Más allá de la hipótesis sobre el motivo del atentado en el barrio de Salamanca, la importancia, como se dijo al principio, está en el contexto. Los demócratas disgustados con el perdón a los independentistas deben saber que existe una sed tremenda por parte de algunos para desestabilizar. El afectado por el disparo culpa a Irán, pero resulta llamativo el día elegido y el alto voltaje de la crispación que hay en Madrid. Momentos estelares para lo peor.

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