Reflexión

Escriban, ¡carajo!

Escriban, ¡carajo!

Escriban, ¡carajo!

Nerea Rodríguez Padilla

Concluyó el Observatorio Negro Criminal Ciudad de Arucas 2023, el primero de muchos, espero. A lo largo de 3 días, y una noche, se nos invitó a unas jornadas de las que los asistentes, creo hablar por boca de todos, disfrutamos muchísimo. Se ocupó Carmen Nieto Rodríguez, la escritora C. J. Nieto, que actuaba como coordinadora de este no festival (que esto fue otra cosa), de la reflexión de que «gratuito hasta completar aforo» encierra que se hace con nuestros impuestos y es por lo tanto nuestro, de los asistentes, de los lectores, a los que nos los devolvieron en forma de unas jornadas de calidad, pues en sus palabras, tenemos derecho a exigir esto. Y es que en Arucas tenemos una biblioteca, coordinada por Loly León Donate, que es una de las más influyentes de España. Ya en 2008, muy pronto pues sólo existían festivales de novela negra en Gijón, Barcelona, y casi a la vez en Getafe y Arucas, la biblioteca de Arucas se asomó a este género, pues empezaban a publicar Jose Luis Correa, Antonio Lezcano o Alexis Ravelo y, desde la biblioteca, se apostó por la idea de que esta isla es exportable como escenario de la novela negra y se crea en la biblioteca un centro de interés en torno a ella. Se debatió en el observatorio sobre una idea, que se repitió de diferentes maneras a lo largo del programa: la dimensión social del género. Llegó a decir Gregori Dolz (director de la editorial Alrevés) que es un género, el la novela negra o novela social, que existe como resistencia a la injusticia. Se habló también de asuntos más terrenales: contó Carlos Zanón (después de aceptar un poco de colonia antiestrés) que si llegó a la novela negra fue porque, después de 20 años entre su poesía y su narrativa, en los que sistemáticamente las novelas que enviaba le eran devueltas de las editoriales sin publicar, decidió que en la primera escena de la siguiente haría algo que no hubiera probado hasta ese momento, y por eso es tan impactante el inicio de «Tarde, mal y nunca», que él no considera novela negra. O que leía a Patricia Highsmith sin saber que lo que leía era también novela negra. Por su parte Emilio González Déniz (escritor ganador de, por ejemplo, el premio de novela Pérez Galdós) compartió con nosotros que era hijo de campesinos iletrados y que empezó tarde a leer o multiplicar. Luego consagró su vida a la enseñanza y escribía con gusto, pero por necesidad, de madrugada, encerrado para no hacer ruido con la máquina de escribir, porque buscaba el dinero debajo de las piedras para pagar la universidad a su hijo y así aparecía. Y se le daba bien, pero nunca se ha considerado escritor (entre risas añadía que quizá por eso habrá sido feliz). Se dieron datos para el vértigo, de la mano de Alejandro Santana Llebry (cuarta generación al frente de la librería Yaya), de Gregori Dolz (editorial Alrevés) y de Jose Luis Ibáñez (a quien sorprendió el uso que los canarios hacemos de los dos apellidos, o de los comercios que aquí tenemos con dos especialidades): el empuje de la novedad hace que las novelas no estén en las librerías más de 2 o 3 meses, o que cada media hora haya una nueva novela, con ISBN, saliendo de las editoriales. Frente a esto, dos palancas para la resistencia: los festivales temáticos, de los que hay ya en todos los meses del año y a lo largo de toda la geografía española, que sirven para la promoción de escritores y para el acercamiento a los lectores, y los clubes de lectura, lugar en que la lectura se convierte en un acto social (hay en la biblioteca de Arucas un club especializado en este género, que coordina Jose Luis Correa y lleva el nombre Alexis Ravelo). Y es que este tipo de literatura resulta fácilmente recomendable y engancha mucho al lector. Se dejaron en el aire frases para la reflexión, como que «en la renuncia elaboras un fantasma que te acompaña para siempre». Cada uno de los participantes nos sugirió una lectura, Rosa Ribas me ha generado la necesidad de leer «Lejía», escrita por una mujer nigeriana, de la que destacó el humor con el que está escrita y que sirve como definición de lo que es el amor entre hermanas. En conclusión, si del primer acercamiento de Arucas a la novela negra surge la publicación de la colección de relatos, «Arucas. Una invitación en negro» en éste se anunció el premio de novela negra «Alexis Ravelo – Ciudad de Arucas» que convocarán conjuntamente el Exmo. Ayuntamiento de Arucas y la Editorial Alrevés antes de final de año, promesa de continuidad del recuerdo de Alexis Ravelo, cuya ausencia tan presente estuvo, y del Observatorio Negro Criminal Ciudad de Arucas. Así que con todos mis respetos a sus amigos, lo parafraseo para decir que, hoy más que nunca, escriban, ¡carajo!

Suscríbete para seguir leyendo