En voz baja
Miseria educativa
Llega la Navidad, las luces, el reencuentro con amigos, las celebraciones en familia y los despidos. El dulce periodo navideño para unos se convierte en un triste amargor para muchos otros. Éste es el infame caso de más de tres mil profesores interinos en Canarias, a los que el sistema educativo les extingue con alevosía su contrato en Navidad para ahorrarse dinero. Esta práctica habitual de maltratar a los docentes que encadenan contratos a corto plazo se repite cada año en Navidad y en verano desde hace ya una década, sin que nadie dé la cara por un colectivo que se merece más consideración y respeto.
Este hábito de mandar a los profesores discontinuos a unas vacaciones no remuneradas sin empleo ni sueldo, deja bien claro que a la Consejería de Educación en Canarias le importa un bledo su profesorado. En un momento en el que las administraciones se llenan la boca exigiendo la máxima calidad educativa, la Consejería aplica sin contemplaciones su traicionera espada de Damocles e implanta, de nuevo y sin sonrojarse, la política de ahorro al suspender contratos de profesores durante las vacaciones de Navidad. Esta medida, para ahorrarse cuatro perras, afecta negativamente a la enseñanza y aprendizaje al menoscabar la estabilidad laboral de los profesionales de la educación. Está más que demostrado que la falta de continuidad en la planificación y ejecución de programas educativos tiene consecuencias perjudiciales para el desarrollo académico de los estudiantes. Sólo hay que contemplar las ratios educativas en Canarias y los vergonzantes niveles de abandono escolar por encima del 40%. Es esencial considerar cuidadosamente el equilibrio entre la eficiencia financiera y la calidad educativa para garantizar un sistema sólido y sostenible.
La enseñanza de calidad, con profesores formados y motivados, prepara con mayor solvencia a los estudiantes para enfrentar desafíos en un mundo en constante evolución, fomentando el pensamiento crítico y la creatividad. Además, contribuye a reducir las desigualdades al ofrecer oportunidades equitativas para todos.
La insultante y mezquina extinción de contratos plantea serias preocupaciones sobre su impacto en la calidad educativa y provoca una discriminación, ya que nos encontramos con dos tipologías de docentes (el profe rico y el pobre temporal) que realizan el mismo trabajo y reciben un trato diferente.
La rastrera e indeseable extinción de miles de contratos a profesores temporales en las próximas semanas para ahorrar produce un detrimento de la educación de calidad y nos lleva a la más profunda miseria educativa. ¿Hasta cuándo?
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