El guitarra de al lado, de Tequila a Los Rodríguez

"En este momento no tengo necesidad de mantener un ritmo en particular, sino simplemente el ritmo de la inspiración y las ganas"

El nombre de Ariel Rot (Buenos Aires, 1960) está ligado a los nombres de Tequila y Los Rodríguez. El primero es la banda que en 1977 y en plena eclosión del punk londinense le permitió sacudir las caderas del público nacional con un repertorio deudor de Chuck Berry y Rolling Stones. Y con Los Rodríguez, siempre con argentinos al lado, encontró otro excitante viaje musical tras probar a trabajar en solitario.

Llegó a España con 16 años para cruzar su camino con otro argentino, Alejo Stivel. La pareja reclutaría a Julián Infante (guitarra), Felipe Lipe (bajo) y Manolo Iglesias (batería), y esa sería la formación de Tequila. Cuatro discos, Matrícula de honor (1978), Rock and Roll (1979), Viva Tequila (1980) y Confidencial (1981), en cinco años resumen una frenética y divertida trayectoria que reivindicaba las formas simples y efectistas del rock and roll, y unas letras de pegadizo estribillo. Matrícula de honor, Rock & roll en la plaza del pueblo, Necesito un trago, Quiero besarte, Dime que me quieres y ¡Salta!, son algunas de las canciones de Tequila que quedaron grabadas en la banda sonora del tránsito entre los año 70 y los 80.

Tequila se disuelve y Ariel Rot decide tomar las riendas de su carrera ahora en solitario y se atreve con dos trabajos: Debajo del puente (1983) y, dos años más tarde, Vértigo (1985). El primero fue un atinado estreno que presentaba a un acertado compositor, guitarrista y cantante, capaz de navegar solo y legos de la etiqueta mediática que le reportaba haber sido "el guitarra de..." No vendió lo que quiso Ariel Rot en unos años en los que la música en España se disparaba en múltiples frentes, a modo de esponja de todo lo que cocinaba fuera del país y que la censura no dejó entrar.

En 1985 otro argentino se vuelve a cruzar con Ariel Rot. Era Andrés Calamaro. De aquella amistad surge una primera colaboración en trabajos de Calamaro, hasta que al tiempo, en 1990, se alumbra un nuevo proyecto musical, que sería la segunda casa: Los Rodríguez. Aquel grupo de nombre corriente completa la formación con Julián Infante (ex Tequila) y Germán Vilella. Tres discos facturaron Los Rodríguez: Buena suerte (1991), Sin documentos (1993) y Palabras más, palabras menos (1995) , además de un cuarto Hasta luego (1996) ya con la banda fuera de juego. Engánchate conmigo o Sin documentos quedan igualmente en la memoria colectiva del tránsito musical de Los Rodríguez.

Punto y seguido porque Ariel Rot coge de nuevo vuelo en solitario, y en 1997 retoma su carrera con Hablando solo (1997), Cenizas en el aire (2000), Lo siento Frank (2003), Ahora piden tu cabeza (2005), Solo Rot (2010), La huesuda (2013) y La manada (2016). A estos se suman directos, acústicos y colaboraciones con el propio Calamaro o con Alejo Stivel, en gira con Tequila, o Pereza.

Desde 2010, cuando decidió transitar y probar con otros tragos musicales, ha mantenido la frecuencia de publicar un disco cada tres años. Asegura que no hay nada premeditado en ello. "Sinceramente no tengo ningún tipo de presión. La situación mía en este momento es que no tengo necesidad de mantener un ritmo en particular, sino simplemente el ritmo de la inspiración y de las ganas", asegura el cantante y guitarrista.

"Hubo una trilogía que tuvo que ver con mi década de los 50 [risas], que todavía me queda, pero no se si este próximo cuarto disco formará parte de esa trilogía y seguiré por ese lado, o si buscaré algo, no sé realmente, y mi próximo disco saldrá cuando esté cerca de cumplir los 60 años, es una fecha muy importante, entonces prefiero no hacer planes, seguir con mi agenda y mi rutina musical, tocando, yéndome a mi refugio con mis instrumentos, y me pongo a tocar y a cantar, con mi libreta y mi piano por la mañana, y mi guitarra, y cuando sienta que hay algo interesante empezaré a planteármelo", asegura.

Mañana sábado actúa en Vecindario despojado de la electricidad de antaño. "Me encanta tocar de cualquiera de las maneras, y lo que tengo que hacer es adaptarme a la propuesta que me hacen".

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