Un filósofo griego dijo, con gran acierto, que hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado. En este último caso los signos son señales luminosas que se caracterizan porque el corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto), la presión arterial sube, se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular y se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.

El enamoramiento, calificado en un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de México como un estado de demencia temporal, parece ser que llega con fecha de caducidad. Dicho informe habla de cuatro años, aunque, con motivo del día de San Valentín, hemos preguntado a distintas personalidades canarias su primera experiencia con Cupido y la conclusión es simple: el amor no es una ciencia exacta.

A Nardy Barrios, presidenta de Compromiso, su primer amor duró lo que dura un verano. Surgió en la playa de Las Canteras, cuando ella tenía 14 años y fue lo que ella califica como amor platónico. "Hablé muy poco con él y confieso que no me acuerdo de cómo se llamaba, pero sí de las sensaciones, no dormía, cada vez que lo veía me dolía la barriga y no dejaba de ir a la playa aunque hiciera viento", recuerda entre risas Barrios, apuntando que, "aunque después te das cuenta de que no es la más auténtica, esa primera experiencia es excepcional y nunca lo olvidas".

Cuatro años justos son los que le duró ese primer gran amor a la modelo y presentadora Sonsoles Artigas. "Nos conocimos en un avión, en un vuelo transoceánico desde Madrid a Santo Domingo, coincidimos en el mismo hotel y a partir de ahí no nos separamos hasta que la relación terminó, cuatro años después", no obstante, para Artigas el primer amor es siempre el último, "ahora estoy viviendo uno de los momentos más dulces de mi vida".

El primero y el único es el amor que ha vivido la artista canaria Mari Sánchez y que empezó también en la playa de Las Canteras cuando apenas contaba con 15 años. De esta etapa la cantante cuenta una bonita anécdota: "haciendo un hoyo en la arena me encontré un trozo de loza de un plazo fino bordado, se la di a mi novio para que la guardara y le pusiera la fecha de ese día con la condición de que cinco años después me la devolviera, siguiéramos o no juntos. Pasaron los años y un día, haciendo las maletas para ir a Venezuela, él encontró la piedra y miramos la fecha que era la misma de nuestra boda, pero cinco años antes".

Los hombres, sin embargo, no tienen tan presente ese recuerdo del primer amor. Excepto Pepe Macías, que a sus 86 años confiesa que su primer amor es su mujer. La conoció en Telde, en la plaza de San Gregorio cuando ella iba a misa, "allí empezamos una relación que se consolidó el día del Carmen en Las Goteras y hasta hoy, más de 50 años después".

También Roberto Góiriz, portavoz de los exportadores hortofrutícolas, recuerda que su primer amor surgió en su época de universitario en La Laguna y aunque la relación duró sólo dos años, hoy en día sigue manteniendo una buena amistad con esa persona.

Para Arcadio Díaz Tejera, senador socialista por Gran Canaria, el que vale es el último amor. "No soy muy enamoradizo y avancé con cautela en la adolescencia con chicas del instituto, pero hasta la universidad no tuve mi primera novia, a los 17 años, una edad en la que el cerebro no está situado en la parte superior del cráneo. Lo que sí te puedo contar es que el último amor es el más importante, el de mi mujer, con la que llevo 27 años".

El militante de Nueva Canaria y decano de la Facultad de Formación del Profesorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Marino Alduán, conoció a la que sigue siendo su pareja en la Avenida Marítima, hace 35 años. "La conocí paseando desde el Guiniguada hasta Las Canteras, un 2 de enero de 1976, y me acuerdo que hacía un pelete impresionante, pero resistimos. Antes hubo algún que otro escarceo pero este es el importante", asegura.

En la misma tónica se manifestó el consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Fernando Bañolas. "Los primeros amores fueron cortos y ligados al instituto", apuntó, pero el verdaderamente importante es el de su mujer, "a la que conocí cuando volví de estudiar Medicina y muy cerca, en Guía, yo ya era médico y ella enfermera. Sólo coincidimos trabajando al principio de la relación, hace 20 años".