El Banco Español de Algas certifica el origen de las especies que custodia, dado que es uno de los pocos centros de investigación europeos que tiene una política interna de acceso a los recursos genéticos y de reparto de los beneficios. Así lo aseguró ayer el doctor Alejandro Lago durante su intervención en el Seminario sobre biodiversidad y riqueza sostenible.

"El BNA cumple de forma escrupulosa todo lo contenido en el Protocolo de Nagoya, ya que tiene perfectamente identificado el origen de cada una de las muestras que custodia, por lo que en cada investigación que se realice con ellas se sabe a quién corresponde la tasa de retorno de los beneficios que se puedan generar de dicha investigación. Hoy por hoy es de los pocos que certifica que sus muestras han sido adquiridas legalmente".

Para los asistentes al seminario, el Protocolo supone un paso adelante para frenar la biopiratería, una apuesta por reducir la brecha tecnológica entre países en vías de desarrollo, ricos en biodiversidad (proveedores de recursos genéticos), y países desarrollados (usuarios de recursos genéticos) y conseguir incentivos reales para la conservación y la utilización sostenible.