La violencia y la represión de los esclavos africanos fue una constante generalizada y aceptada entre los siglos XVI y XVII. Fueron los mecanismos para que la población que era capturada, privada de libertad y marcada como mercancía sin derechos ni futuro aceptara su condición. Esta es una de las reflexiones que Germán Santana Pérez, profesor de Historia Moderna en la ULPGC, hizo ayer tarde en la primera sesión del seminario La esclavitud, Canarias y el Atlántico, en el XXI Coloquio de Historia.

La aceptación de la esclavitud: violencia y represión en los esclavos canarios durante los siglos XVI y XVII fue el título de su comunicación con la que viene a cubrir uno de los aspectos de la esclavitud en Canarias menos tratado. "El castigo era la tortura, hacer perpetua la condición de esclavo, a la vez que era un hecho ejemplarizante, definía la posición social, y donde lo africano quedaba como un término ligado al sometimiento," explicaba ayer Santana. "A los esclavos los capturan en África, devastan la aldea, rompen y arrasan su territorio, se producen torturas y violaciones hacia la costa, se les priva de su identidad, se mezclan con poblaciones diversas muy hacinados y pierden sus referentes sociales".

Las condiciones a las que sometían la población de esclavos en esta época deja datos como que un 25% de los capturados para comercio con destino a América morían por el camino. En el caso de los que llegaban a Canarias, la cifra de mortalidad se sitúa en un 12 o 15%. Según Germán Santana, estos individuos "pierden sus referentes religiosos, la lengua y costumbres, la esperanza de volver a su lugar de origen, y como mucho la esperanza de que algún día podrían ser liberados".