El reloj de muñeca se vuelve interactivo

Esta semana ha visto la luz el nuevo sistema operativo de Microsoft, el renovado Windows 10. Después del fracaso del modelo anterior, las expectativas puestas en él eran muy altas. La compañía norteamericana pretendía con este nuevo software dar un golpe en la mesa y terminar con el auge de la manzana. Entre sus novedades destaca su adaptación a cualquier pantalla, no solo de ordenador, sino también en tabletas, smartphones y wearables.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de tecnología wearable? A todos aquellos dispositivo portables, que no portátiles. Es decir, gafas, pulseras, camisetas y, sobre todo, relojes inteligentes, más conocidos por su denominación inglesa, smartwatch. La corona tradicional de los relojes ya no sirve para dar cuerda o cambiar las manecillas, sino para ampliar, seleccionar y desplazarse por las numerosas listas o menús de la pantalla principal. Se podría decir que es como un móvil con una pantalla de 42 milímetros. Desde hace un año, el uso de esta tecnología está creciendo a pasos agigantados.