La Superluna no defraudó ayer aunque las nubes intentaron amargarle la noche. El satélite brilló luminoso sobre las Islas en su mejor noche, aquella que lo muestra de un tamaño hasta un 14% superior al que habitualmente proyecta sobre nosotros. Muchos se apostaron en sus balcones, azoteas o simplemente alzaron la vista para caer bajo el hipnótico embrujo de la noche más lunática. Las aguas de la bahía de Las Canteras espejaban la inusual luminosidad del astro como una vidriera erizada.

Sobre las 18.30 horas salió Selene a lucir sus mejores galas. La Superluna se iba alzando y consolidando en el cielo isleño. Ráfagas de nubes rápidas opacaban por momentos su brillo, pero pronto el satélite se reponía para refulgir de nuevo su color lechoso. En Las Palmas de Gran Canaria el espectáculo estuvo servido y se pudo disfrutar con todo su esplendor, a pesar de que las nubes jugaban a la ocultación de la dama blanca, algo especialmente patente desde puntos como Costa Ayala.

Los astrónomos definen como Superluna al momento en el que el satélite se encuentra en su órbita más próxima al planeta y coincide con su fase llena. Esta situación ocurre varias veces cada año y de hecho el pasado 16 de octubre se produjo otra Superluna y el evento astronómico se repetirá el próximo 14 de diciem-bre. Lo más relevante de la que se dejó caer anoche en el firma- mento canario es que el satélite no pasaba tan "cerca" de la Tierra desde 1948, a unos 350.000 kilómetros de distancia. No "rozará" tanto el planeta hasta el próximo 2034. Habrá que esperar, pues, 18 años para que la luz del astro nos vuelva a bañar con la misma rotundidad.

Según los científicos, en comparación con la distancia del satélite en la órbita más alejada, la Luna se presentó anoche en el firmamento un 14% más grande y un 30% más brillante. Eso sí, aclaran que esta circunstancia es apenas perceptible por el ojo humano. En ese sentido, José Luis Barcelo, miembro del Grupo Astronómico de El Hierro, y administrador del Observatorio Astronómico de Las Asomadas, explicó ayer que "es un fenómeno que podemos medir con aparatos específicos, pero que no será apreciable a simple vista".

Ya lo anunciaba el científico del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Alfred Rossenberg, quien aseguraba que "es una cuestión de percepción", aunque entendía que siempre es un buen momento para aprovechar y descubrir las bellezas del satélite de La Tierra.

Por su parte, Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona, recordó además que "Superluna" no es un término astronómico sino "publicitario", que "se ha puesto de moda" desde que en 1979 el astrólogo norteamericano Richard Nolle acuñara el nombre para predecir que, por su culpa, asistiríamos a un incremento de terremotos en 2011... que nunca ocurrió. Por ello, Armentia insiste en que "estamos ante un fenómeno normal" pues lo que veremos este lunes "no es una superluna en realidad, sino una luna llena preciosa, como la de octubre".

A pesar de ello, la NASA insistía ayer en su página web en que esta Superluna será muy especial, "un buen espectáculo", ya que el satélite no estaba tan cerca de la Tierra desde hace casi siete decenios, aunque se verá mejor o peor dependiendo del país y, naturalmente, de las condiciones meteorológicas en cada punto del planeta.

Tras este espectáculo lunar, los aficionados a la astronomía en particular o los curiosos tendrán una nueva oportunidad de disfrutar de un evento astronómico: Una vez que la Luna concluya su acercamiento a La Tierra, podrá empezar a verse la lluvia de estrellas conocidas como las Leónidas. Aunque este fenómeno ya ha comenzado, tendrá su máximo el próximo jueves 17 de octubre y no será hasta el fin de semana cuando las condiciones serán más óptimas, cuando concluya la fase llena de la Luna, que por su brillo dificulta la observación de las Leónidas.

Espectáculo planetario

De Filipinas a Chile, las espectaculares imágenes de la superluna se multiplicaron ayer en las redes sociales y en todos los medios de comunicación, tomadas por profesionales o por aficionados, todos seducidos por el embrujo de la más grande y brillante luna que se verá en casi un siglo.

Una luna que torna del naranja al amarillo tras la nave Soyuz MS-03, ya lista para ser lanzada desde el Cosmódromo de Baikonur (Kazajistán), junto al castillo de Karserburg en Nuremberg (Alemania) en una imagen de cuento, o sobre la pagoda Uppatasanti de Naipyido (Birmania). Son algunas de las fotografías más impactantes que deja esta jornada.

En Australia y Nueva Zelanda por ejemplo, se esperaban algunos de los mejores avistamientos, pero aunque ha habido bonitas imágenes desde Brisbane o desde el puerto de Sídney, las nubes han ocultado las mejores perspectivas.

Filipinas, que se encuentra en el final de su temporada de tifones, ha tenido más suerte y las condiciones han sido mucho más favorables para contemplar la superluna, mientras que en Tailandia el fenómeno se compaginó con la vigilia organizada por la muerte del rey Bhumibol Adulyadej.