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Poesía

"La poesía es un arte con muy buena reputación, pero muy pocos lectores"

"Los conceptos del desarraigo, la pintura surrealista y la tragedia están presentes a lo largo del poemario", cuenta Octavio Pineda, premio de Poesía Pedro García Cabrera

"La poesía es un arte con muy buena reputación, pero muy pocos lectores"LA PROVINCIA / DLP

¿Cómo tendió el primer puente entre su poesía y la pintura surrealista de Óscar Domínguez?

Este proyecto ha estado dando vueltas en mi mente desde hace mucho tiempo y la idea comenzó a fraguarse, en concreto, en 1996, durante una exposición retrospectiva que dedicó el CAAM a Óscar Domínguez. Me pareció muy interesante y, a partir de ahí, fui indagando cada vez más en su vida y en su pintura hasta que, hace ya siete años, surgió el primer poema, un poco entre la espontaneidad y los libros que me fui comprando sobre el pintor y el surrealismo.

¿Cómo fue gestándose el poemario a lo largo de siete años?

A partir de ese primer poema, fui tirando del hilo y escribiendo otros más. Luego, traté de hilvanarlos de tal manera que el conjunto tuviera una cierta unidad y que estuvieran presentes los conceptos del desarraigo, la pintura surrealista y la tragedia, por el final del suicidio. Además, yo me fui a vivir cinco años a Francia, así que también me parecía interesante la idea de un exiliado canario -aunque, en mi caso, fuese por otros motivos-, que vivió fuera. Y todos estos elementos se fueron entrelazando para dar forma al poemario, que busca ser un diálogo con todo eso.

¿La estética abstracta surrealista del pintor tinerfeño también caló en sus poemas?

La imagen poética me interesa mucho; no necesariamente surrealista, pero sí con esa cierta libertad de asociación de imágenes, que está presente en César Vallejo, que es un autor que me gusta mucho, o en Juan Gelman. Y la pintura de Óscar Domínguez, tal como dice el subtítulo que puse a la obra, Decalcomanías y otros poemas, alude a un tipo de pintura que él desarrolló y que era como una mancha que se tiraba al óleo y con la que el pintor, a partir de ahí, creaba un dibujo. La idea se basaba en crear un dibujo, no del blanco, sino del negro, que era lo interesante.

¿Y moldeó así los versos de su poemario?

Claro, los versos se ordenan como dibujos, porque no tienen puntuación, sino que se intentan mezclar y que la asociación de imágenes vaya para un lado y otro de la frase, y que no siempre tengan un corte directo. Esto es algo un poco experimental que me gusta hacer y que no lo hace muy difícil de leer, pero que es un poco libre.

¿Diría que es poesía para mirar, además de para leer?

Exacto, porque, además, algunos de los poemas tienen que ver con sus propios cuadros y la imagen de algunos cuadros. Así que, algunas veces, es poesía para mirar. No es que sean dibujos, porque son poemas escritos en frases, pero tienen una parte formal que, en algunos casos, está bastante trabajada.

¿Y "qué piensa el león del horizonte"? ¿Por qué ese título?

Óscar Domínguez, que no sólo pintaba, sino que escribía poesía y hacía escultura, publicó a mediados de los años 40 un poemario titulado Les deux qui se croisent (Los dos que se cruzan) y al que dediqué un poema en mi libro. Pues ese poemario aloja un verso, en el octavo día de los días que desvela a lo largo del poemario, que dice: "¿Qué piensa el león del horizonte?". Y dentro de sus decalcomanías tiene a menudo un león mirando una ventana, que me parecía que tejía una conexión perfecta entre pintura y poesía, que era ese león mirando al fondo.

¿Su poemario reivindica, de alguna manera, el nombre de Óscar Domínguez?

Es así, porque Óscar Domínguez era un artista total y siempre he sentido que no era tan conocido porque, aunque mucha gente lo conoce, estamos hablando de una figura mundial, que no tiene tanto reconocimiento, precisamente, en su propia tierra. Ni siquiera cuenta con una casa-museo en Tenerife, ni nada más allá de unas placas en el CAAM y en el TEA.

Con todo, ¿qué significa para usted la obtención del premio de poesía Pedro García Cabrera?

La mayor recompensa ha sido la posibilidad de publicar, que no es fácil en estos tiempos, porque cada vez hay menos editoriales en Canarias y, hoy por hoy, resulta más complicado para quienes no están todavía en el mundo literario. La poesía es un arte con buena reputación, pero muy pocos lectores. Y se publica muy poco porque la poesía no da dinero al editor; si no eres conocido, la publicación casi es a fondo perdido. Por eso, estos premios, al menos, te dan la oportunidad de ir dándote a conocer y publicando. A partir de ahí, espero que, en algún momento, la oportunidad de estos premios sirvan como mecanismo de apertura de puertas a un proyecto editorial.

¿Se identifica con la poesía escrita en Canarias?

Sin duda. Para empezar, he ganado el premio de uno de los poetas que más me interesan, que es Pedro García Cabrera, pero, sobre todo, soy un gran admirador de Manuel Padorno. También me interesa mucho la época de los 50, con exponentes como José María Millares Sall; y poetas actuales, como Pedro Flores o Tina Suárez, me parecen muy interesantes.

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