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Entrevista a Itziar Lazkano

"El humor es la mejor manera de desprendernos de lo que nos hizo sufrir"

"Las mujeres fuimos doblemente sometidas a la absurda e ilógica brutalidad del sistema en la posguerra", explica la actriz en 'El Florido Pensil'

"El humor es la mejor manera de desprendernos de lo que nos hizo sufrir"

¿Qué fue lo que más le atrajo de esta adaptación dramática de El Florido Pensil, desde una perspectiva femenina?

Para mí fue una gran alegría cuando recibí la noticia de que iba a formar parte del elenco. Esta fue una función que se montó hace 20 años con chicos y tuvo un éxito tremendo. Entonces, hacerlo desde el punto de vista de la mujer me atraía mucho por muchas razones. Primero, como actriz, porque me parecía un proyecto muy bonito, pero también a nivel personal, porque formé parte durante años de esta educación y poder abordarlo desde la perspectiva de ahora me parecía muy oportuno por el momento que estamos viviendo, desde el punto de vista de la educación machista. Y, luego, pensé que el poder reírme con algo que en algún momento de mi vida me hizo sufrir era totalmente liberador.

El punto de partida de esta versión es que las mujeres sufrieron doblemente esa (des)educación. ¿Lo vivió usted en la escuela?

Y es verdad, porque todo estaba para que nosotras estuviésemos, de alguna manera, destinadas únicamente al matrimonio, a tener hijos y a las labores domésticas. Entonces, todas las otras opciones de educación y perspectivas que nosotras podíamos tener quedaba un poco relegada. En este sentido, creo que las mujeres fuimos doblemente sometidas a la absurda e ilógica brutalidad de aquel sistema educativo que dominó la España de la posguerra. Y la escuela fue un reflejo claro que todas vivimos. Lo triste era que todo era debido a un régimen, pero que a partir de ahí toda la sociedad se ponía de acuerdo para que esto fuera así, desde el maestro o el cura hasta los propios padres. Toda la sociedad formó parte de ese modelo impuesto por el Régimen.

¿Cómo es su personaje en El Florido Pensil?

Mi personaje es Paloma Jáuregui, la más rica de las cinco muchachas que estamos en esta escuela. Y bueno, no tiene nada que ver con cómo era yo de pequeña, que era todo lo contrario, porque yo era una niña demasiada buena y modosita, y aquí soy un poco resabiada y, a veces, un poco malucha [risas]. Pero es muy divertido vernos porque luego hay personas que, incluso, acaban cantando las canciones. Por eso digo que libera poder reírte de aquello que siempre te tenía en un aprieto.

¿El humor es la única manera de afrontar una realidad tan dolorosa y, además, reciente?

Hombre, es que yo pienso que si no estuviera contado desde el humor sería muy difícil contarlo, porque sería un drama tremendo. Yo creo que contado desde la comedia y desde el humor es la mejor forma de poder mirar hacia atrás e ir desprendiéndonos de aquello que nos hizo sufrir.

¿Cree que la sociedad española sigue siendo heredera de este sistema patriarcal?

Yo creo que sí, que la sociedad que tenemos ahora todavía es deudora de aquella. El patriarcado no lo instaló el franquismo, eso ya venía de atrás, pero se apuntaló durante el régimen y hoy en día todavía sigue existiendo en la sociedad. No nos olvidemos de que ha habido una época en que se hacía humor de una mujer maltratada y todos recordaremos esos sketches de Nochevieja, sobre los que Millán Salcedo tantas veces ha comentado en las entrevistas lo arrepentido y avergonzado que se siente. Pero yo creo que era el propio sistema el que era cómplice de eso. Ahora es cuando empezamos a denunciarlo y, por desgracia, lo hacen unas mujeres sí y, otras, no. Pero seguimos siendo deudores de ese sistema, donde la mujer era nada y el hombre lo era todo. Afortunadamente, hemos evolucionado, pero todavía queda mucho camino por hacer. Al fin y al cabo, 40 años de una época tan castradora no se pueden borrar de hoy para mañana.

En este sentido, ¿cree que el teatro es un espacio para reivindicar la memoria histórica?

Por supuesto. Yo creo que El Florido Pensil puede ser una clase de historia para nuestros jóvenes, porque es un documental en vivo y es una manera de ver la educación de nuestras anteriores generaciones y comprender muchas cosas. El teatro me parece una ventana abierta para todo: como protesta, como clase de historia, como documental, como un espacio al que la sociedad al completo puede ir a opinar, aprender y recibir cultura. Siempre defiendo el teatro como algo muy grande que es imprescindible para la vida.

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