Formaba parte de los hogares canarios, por décadas, y quedó para siempre en su memoria colectivo. Rosy Jorge se convirtió en la cara amable de un moderno invento llamado televisión, que en riguroso blanco y negro, emitía dos años antes, desde una planta de la Casa del Marino (febrero de 1964). Como todo lo novedoso, los problemas se sucedían, pese a las buenas intenciones y mejor propósito de sus dirigentes. El Centro de Canarias, al actuar de forma autónoma, pues no había conexión con Madrid, su trabajo era vital. A cada instante debía justificar los cortes de emisión, así como informar de sus novedades.

Rosy, amable y cercana, adquirió máxima popularidad y se convirtió en la decana de las presentadora del medio.

Su vida quedó vinculada por siempre a la tele, convirtiéndose en testigo de lo acontecido en las Islas, hasta el cese de su vida activa.

La proyección de su imagen exterior la llevó a la narración o presentación de los más destacados eventos de la época, sin abandonar su responsabilidad en el departamento de continuidad en el medio.

El “permanezcan atentos a la pantalla” era un clásico que ella salvaba con esa sonrisa tan cercana.

Con la evolución del medio, y la incorporación de la tecnología más puntera, ya se contaba con la conexión con los Estudios Centrales, Rosy ocupo otras funciones, participando en transmisiones, entrevistas y actos de marcado carácter social, prestando ayuda para que los niños no perdieran su ilusión, o tratando de mitigar los problemas de la gente que acudía a solicitar su ayuda.

Desde su previlegiada Atalaya, observó cómo se transforma la sociedad y se producen los cambios sociales, culturales y políticos.

Vivía su tarea con pasión, como la vida, y mantuvo firme sus principios y convicciones, lo que no la ayudó para alcanzar otras responsabilidades.

Al margen de su trabajo, tuvo que hacer frente a un grave problema médico de su esposo, José Luis López, que debió ser trasladado a Córdoba, con el fin de ser trasplantado del corazón. Se mantuvo firme junto a su esposo, que falleció posteriormente.

Rosy volvió a su puesto de trabajo y continuó con fuerza su lucha. Realizó sus funciones profesionales y sacó adelante a su familia con tesón. Se sucedieron etapas y cometidos, aunque no cumplían, en principio, sus expectativas, pero siguió adelante, participando en programas y nuevos proyectos, hasta asumir el departamento de Emisiones y promociones tanto de La 1 como de La 2.

Carácter afable, cordial y cercano, se ganaba el afecto de los espectadores.

La muerte de Rosy Jorge, parte de la historia del medio vertebrador de las islas, cierra una página vital para entender la transformación que ha sufrido la sociedad y el propio Ente público, que no ha sabido canalizar tanta experiencia y conocimientos.

Rosy fue la pionera en imagen, cuando los medios eran nulos, y con el paso de los años , y espléndidas condiciones, disfrutan de excelentes condiciones para ofertar un buen producto. A Rosy, por su valentía, constancia y arrojó se le debe un público reconocimiento.