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La ULPGC se suma a la liga científica internacional del cambio climático

Los datos de la campaña liderada por el IOCAG serán usados por investigadores de todo el mundo para predecir la respuesta del océano al calentamiento global

Investigadores de la campaña oceanográfica SAGA34S liderada por Alonso Hernández (3º derecha) a bordo del buque Sarmiento de Gamboa.

La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria se ha sumado a la liga científica internacional para el estudio del cambio climático, a través de la campaña oceanográfica SAGA34S realizada a bordo del buque Sarmiento de Gamboa en el Atlántico Sur, de Chile a Sudáfrica, liderada por el Instituto de Oceanografía y Cambio Global (Iocag) de la ULPGC. Los datos obtenidos serán utilizados por científicos de todo el mundo que trabajan para predecir la respuesta del océano al calentamiento global.

«Hasta ahora hemos estudiado la corriente canaria, los molinos a sotavento de las Islas, etc. Cuestiones importantes a nivel local, y ahora hemos dado un paso más para internacionalizar nuestra investigación. De los estudios de cambio climático local, que son importantes, pasamos a colaborar con otros países sobre el cambio global», indicó Alonso Hernández, director del Iocag y jefe científico de la campaña integrada por una veintena de investigadores procedentes de la ULPGC, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y del Instituto Oceanográfico de San Diego (EEUU).

Lograron muestrear un remolino de la corriente de Agulhas, hasta ahora poco estudiada

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Dicha misión científica comenzó en Punta Arenas (Chile) el 1 de febrero para estudiar las condiciones oceanográficas en la posición de 34,5 grados sur donde confluyen varias corrientes que forman parte de la gran Corriente Circular del Atlántico (AMOC), y finalizó en Sudáfrica el 16 de marzo. Durante 45 días se han medido las propiedades del océano desde la superficie hasta el fondo en 140 estaciones. «Medimos la línea con la que se mide el agua que procede del Océano Pacífico al Atlántico, y el agua procedente del Índico al Atlántico, las dos fronteras, y ese es el comienzo del transporte hacia el norte donde se forma el clima en Europa. Cualquier variación que se pueda obtener en esa sección en el sur, da indicaciones del cambio climático en el hemisferio norte. Ya hemos recopilado los datos, hemos pasado todos los controles de calidad, y ahora estamos trabajando en ello para sacar las conclusiones y publicarlas», avanzó el investigador principal.

Aguas cálidas y salinas

También tuvieron la ocasión de muestrear un remolino de la corriente de Agulhas, uno de los componentes clave de la cinta transportadora oceánica, que ha sido poco estudiado. «Es una corriente cálida del Océano Índico pero que lanza remolinos de aguas cálidas y muy salinas hacia el Atlántico, como si fueran pulsaciones del corazón. Cogimos uno y lo muestreamos muy bien», apuntó el catedrático de la ULPGC Alonso Hernández.

El Océano Austral, que rodea la Antártida, tiene pocas mediciones históricas ya que es un ambiente muy remoto y su climatología hace difícil su muestreo. En la campaña SAGA34S, y gracias a la colaboración de la Scripps Institution of Oceanografía de San Diego (California) y la ULPGC, se han desplegado perfiladores autónomos, que seguirán recopilando observaciones físicas y biogeoquímicas durante años. Estos datos se envían a tierra a través de un satélite, donde serán utilizados por la comunidad científica internacional para mejorar los modelos climáticos.

Prevén ampliar a cuatro años más el proyecto para continuar el estudio del Atlántico Sur

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En la parte de análisis químico, se observó la distribución de las variables del sistema de CO2 en la columna de agua. Asimismo se estudió la bomba biológica de carbono que es el proceso por el cual se fija en materia orgánica el carbono inorgánico (principalmente en forma de CO2) proveniente de la atmósfera y se transporta hacia las zonas profundas del océano donde permanecerá décadas o cientos de años; además de chequear el ecosistema más amplio de la superficie de la Tierra en un área donde viven numerosos organismos y su estudio aún sigue siendo un reto. Emplearon diversas técnicas para conocer la abundancia, biomasa y distribución de estos organismos.

Aunque este proyecto finaliza en 2022, el Iocag ha solicitado una prórroga por cuatro años más para seguir estudiando el Atlántico Sur, área fundamental para el conocimiento del cambio global por la confluencia de corrientes.

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