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Sin bebés no hay paraísoLP / DLP

Sin bebés no hay paraíso

Solo 22 municipios de Canarias, los más turísticos, resisten a la debacle de la natalidad general, mientras la migración sudamericana

y europea mantiene a flote el crecimiento de la población

Canarias está en retroceso. En el 70% de los municipios de las Islas se contabilizan menos bebés que fallecidos. La pirámide poblacional ha cambiado de manera drástica en los últimos 50 años. Los niños, que hasta hace 40 años representaban un tercio de la población, hoy solo ocupan un 12% de la tarta demográfica. Solo 22 pueblos de los 81 isleños resisten a la debacle de la natalidad en la que Canarias lleva más de 30 años sumergida y todos ellos tienen una característica en común: disfrutan de una cierta bonanza económica gracias al turismo.

Arrecife, San Bartolomé, Teguise, Tías, Tinajo y Yaiza (Lanzarote), Antigua, Betancuria, La Oliva, Pájara, Puerto del Rosario y Tuineje (Fuerteventura), Adeje, Arona, Granadilla de Abona, La Matanza de Acentejo, Santa Úrsula y Santiago del Teide (Tenerife), Agüimes, Ingenio y Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria) y Breña Baja (La Palma), son los únicos municipios donde aún hay más pequeños que ancianos. Las ciudades que se encuentran en situación más ventajosa - con más de 100 nacimientos por encima de las defunciones- son solo siete: Arrecife, Yaiza, Pájara, Puerto del Rosario, Santa Lucía de Tirajana, Arona y Granadilla de Abona.

Para el geógrafo humano de la Universidad de La Laguna (ULL), José León García, la ventaja de estos pueblos con respecto al del resto del Archipiélago está en la bonanza económica que disfrutan. «Su actividad económica basada en el turismo genera más empleo, lo que atrae a mucha población», explica el experto. Dicha ventaja les sitúa como municipios capaces de captar nuevos residentes, tanto de dentro del archipiélago como de la península o Europa, lo que a largo plazo influye en la natalidad.

Excepto Lanzarote y Fuerteventura, todo el Archipiélago se encuentra en caída libre y preocupan, especialmente, las islas verdes. La Gomera y El Hierro no tienen ni un solo municipio en el que el saldo vegetativo sea positivo. En La Palma solo Breña Baja escapa a esta tendencia, pero lo hace con solo cuatro nacimientos más que defunciones. Todas tienen el mismo problema, la falta de oportunidades laborales diversificadas para saciar las aspiraciones de los jóvenes que, sin remedio, «acaban abandonando estas islas», relata García. En este sentido, el experto hace hincapié en otro problema de fondo y difícil resolución: la pérdida durante generaciones del sentimiento de pertenencia.

Tener un hijo se ha convertido en un sobrecoste económico, social y laboral. A los pañales, potitos, ropa o juguetes a menudo se añade la factura de la guardería, el gasto en cuidados, los desacuerdos en la pareja o la renuncia a la carrera laboral. Con salarios bajos, empleos inestables y obstáculos que retrasan la emancipación, no es de extrañar que los jóvenes de la generación milenial – los que se encuentran en edad de procrear– se lo piensen no una, sino varias veces antes de lanzarse a la piscine de la paternidad y maternidad. Y ese es el problema: si lo piensas demasiado, al final no lo tienes.

Los últimos datos de natalidad en Canarias corroboran los peores presagios: la natalidad cae sin tregua y lo hace más rápido que en el resto de España. Las cifras provisionales proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestran que en el primer semestre del año han nacido un 3,8% menos de bebés que en 2021 y hasta un 25% que en 2016. Este descenso empezó a fraguarse a principios de los 90, pero no fue hasta la crisis económica de 2008 cuando se convirtió en una situación casi irreversible. Lo mismo ocurrió en el resto del Estado, pero el Archipiélago partía con desventaja. «Canarias siempre se ha situado siempre debajo de la media nacional en lo que se refiere a natalidad», relata el profesor en Geografía Humana de la Universidad de La Laguna (ULL), José León García, quien destaca que cuando la media nacional se situaba en 1,2 hijos por mujer, en Canarias ya hablaba de 0,9.

30 años de debacle

En 1999 nacieron 18.790 niños y niñas en el Archipiélago y solo durante los siguientes años – que coinciden con el inicio de siglo y las políticas pronatalistas del país– esta tendencia se revirtió tímidamente. La situación económica boyante y los niveles de paro más bajos de la serie histórica (10%), provocó un ligero repunte de la natalidad que tocó techo en 2008. 20.672 bebés nacieron ese año. Algunas ayudas públicas, como la deducción para mujeres trabajadores con hijos menores de 3 años (puesta en marcha en 2003) o el conocido como cheque-bebé de 2.500 euros (2007-2010), pudieron contribuir a que se alcanzaran esos números.

A partir de entonces, coincidiendo, además, con el estallido de la crisis económica, comienza un declive de la natalidad en Canarias que cada año marca un nuevo récord en negativo. El primer año de crisis, en 2009, la natalidad en las Islas se desplomó un 8,32%, pasando de los 20.672 nacidos en 2008 a 18.952. El siguiente descenso más pronunciado se produjo en 2013, cuando cayó otro 7,8% comparado con el año anterior. Para aquel entonces ya solo nacían 15.859 bebés al año. Pero la natalidad aún iba a vivir unos años críticos más. En 2018, cuando los nacimientos caen un 6,3%; y 2020 que, coincidiendo con la crisis del coronavirus, sufrió una nueva caída interanual del 6,7%. Finalmente, en 2021 solo nacieron 12.703 bebés, un 38% menos que en 2008.

Aunque este retroceso poblacional lleve décadas consolidándose, Canarias sigue creciendo. En 2022 la población de las Islas ha crecido un 0,36% con respecto a 2021 y somos un 13% más que en 2008. En Canarias viven 2.252.464 personas, de las que 1.153.633 residen en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria y otras 1.098.831 en la de Santa Cruz de Tenerife. De hecho, la provincia occidental, pese a su clara pérdida de bebés y niños, crece más del doble que la oriental. En Santa Cruz de Tenerife en 2022 había un 0,59% más de población que en 2021, mientras que en Las Palmas de Gran Canaria solo un 0,14% más.

Y es que en Canarias hay un factor añadido que modula el crecimiento de la población: la migración. El 23% de las personas que residen en Canarias han nacido en otro país. Los miembros de la Unión Europea e ingleses representan la mayor porción de migrantes. Concretamente, el 10% de la población canaria. Los sudamericanos, en su mayoría venezolanos, son otra de las grandes comunidades migrantes de las Islas y suponen el 7,5% del total. Más reducidos son los migrantes de Centroamérica –especialmente Cuba– que representan el 2,5% o los africanos, que apenas son el 1,8%.

«Al igual que hay población isleña que se marcha a trabajar a otros países, son muchos los que acuden a Canarias a trabajar», relata García. Esta población, con una cultura diferente a la canaria, es más proclive a tener hijos. De hecho, la tasa global de fecundidad para las mujeres extranjeras es de 25,3 nacimientos por cada 1.000 mujeres; mientras que la población local este mismo índice se encuentra casi un punto por debajo: 23,4 nacimientos por cada 1.000 mujeres. Las extranjeras también tienen hijos antes, situándose la edad media para ser madre de 29,4 años. Mientras, las canarias esperan casi hasta los 31 años para dar el paso. Pero ni aún con la ayuda externa Canarias remonta. «Como no son la mayoría, la natalidad no se puede recuperar», sentencia el geógrafo.

Aunque la baja natalidad se debe a un «cúmulo de circunstancias», la economía es el factor determinante. Canarias tiene un alto índice de paro estructural, que desde que estalló la crisis económica apenas ha descendido por debajo del 20%. A esto se une el menor salario medio de España – 1402 euros frente a los 1.749 del resto del Estado– y el peor índice de pobreza del país: el 37,8% de los canarios se encuentran en riesgo de exclusión social. Tras la crisis del coronavirus, la situación ha ido a peor. En las Islas «aún hay mucha gente en ERTE, otros tantos en paro, no existen suficientes puestos de trabajo y hay muchas dificultades para formar una vida en familia», resalta León. Entre ellas se encuentran los problemas que tienen los jóvenes para emanciparse. «Es muy común que los jóvenes deban regresar a casa de sus padres o pedir ayuda económica a sus familiares, y todo esto tiene relación con la baja natalidad», resalta.

Sin estabilidad emocional

Pero hay otros factores que aumentan la incertidumbre y que se valoran menos. La inestabilidad de las parejas, también pone su granito de arena en la baja natalidad. Como explica García el hecho de que Canarias sea la comunidad en la que menos personas se casan (7.811 matrimonios en 2019), donde se producen más divorcios (5.377 por cada 100.000 habitantes) y en la que más hijos nacen entre parejas de hecho (casi el 70% de los nacidos nacen de madres no casadas), influye directamente en la decisión de formar una familia.

A su vez existen factores culturales. Entre ellos está la decisión cada vez más generalizada de no tener descendencia o de retrasar la maternidad. «Un hijo es una responsabilidad y hay muchos que no quieren tener más preocupaciones y ocupaciones», remarca García. Esta pauta de conducta se ha instalado en toda España y, por ende también Canarias, y una vez penetra en la sociedad, como advierte el experto «es muy difícil de cambiar». Si además los Gobiernos no toman ninguna medida complementaria que permita facilitar la maternidad y la paternidad así como conciliar el cuidado de los hijos con la profesión, la tarea será del todo irrealizable.

La población lleva un largo tiempo solicitando al Estado un impulso de la natalidad. Según la última Encuesta de Fecundidad del año 2018, ocho de cada diez mujeres isleñas cree que se deben establecer nuevas medidas para incentivar la maternidad. Lo más solicitado ese año fue el aumento de los permisos de maternidad y paternidad (20%). Hoy en día el permiso de paternidad ya asciende a los cuatro meses –al igual que el de la madre– pero aún son muchas las mujeres que consideran que este permiso debería ser más largo o, al menos, poderse ceder a uno de los progenitores. Otras mujeres (13,5%) reclamaron escuelas infantiles públicas de 0 a 3 años, algo que podría seguir vigente en la actualidad. En Canarias solo hay 13 escuelas infantiles públicas para atender a 706 menores. Teniendo en cuenta que la población de 0 a 3 años de Canarias asciende a 56.154 niños, este recurso solo puede atender a un 1,2% de ellos.

A tenor de los paupérrimos datos natalidad de Canarias, cambiar la tendencia se antoja difícil, cuando no imposible. Toca mover ficha y lo único que podría revertir la caída es mejorar las condiciones de vida de los canarios y facilitar la crianza de los más pequeños. Si no, a este paso, en las Islas solo quedarán perrhijos.

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