La industria textil es una de las más contaminantes del mundo. El agua se ensucia, los vertederos se llenan de residuos textiles y el fast fashion impera en el sector, reflejo de un modelo económico que solo piensa en crecer y que lleva al usuario a no dejar de consumir. Por ello, no es de extrañar que la palabra protagonista en este primer encuentro de la Alianza Europea de la Moda haya sido sostenibilidad.
Ya lo decía Pepa Bueno, directora ejecutiva de la Asociación de Creadores Moda España (ACME): lo que se necesita es «un cambio de modelo». «El quid de la cuestión está en diferenciar entre la moda de creador y la moda rápida», explicaba Bueno, «para la moda rápida es más difícil hacerse sostenible, mientras que la moda de creador está dentro del movimiento slow fasion, de la moda lenta». Un cambio de modelo en el que tienen que participar las empresas y también el consumidor: «Esto tiene que llegar al consumidor, porque al final es el consumidor el que con sus decisiones hace que estas empresas de creador, de slow fashion, sean relevantes y superen al fast fashion, que es ahora el principal objeto de consumo del público. La clave está en la educación del público, igual que con el tema de la gastronomía y la alimentación. Ese discurso ha penetrado bastante en la sociedad, se insiste mucho en la alimentación saludable desde las instituciones públicas. Y ese mismo discurso lo tenemos también que tener en moda», recalcaba la directora ejecutiva de la ACME.
En la misma línea, Cecilie Thorsmark, CEO de la Copenhague Fashion Week, también se ha sumado a las estrategias de la moda sostenible. En este sentido, ha dado a conocer los 18 estándares de sostenibilidad que tendrán que seguir todas aquellas marcas que participen en la Semana de la Moda de Copenhague a partir de febrero de 2023. En estas medidas se incluye la prohibición de la piel o la obligación de que todas las marcas usen, al menos, un 50% de tejidos reciclados en sus diseños.
«Creo que es un ejemplo de una medida que realmente explora el poder de la semana de la moda, el poder para acelerar el cambio en la industria, de empujar a las marcas a acelerar sus esfuerzos en lo que respecta a la sostenibilidad. Tradicionalmente, las semanas de la moda han tenido un papel muy relevante en la industria pero no han sido capaces de promover ese cambio. Eso es lo que estamos haciendo nosotros ahora», explicaba Thorsmark. Al cambio también se suman otras ferias como la de Maredamare de Italia. Raffaella Petrossi (directora comercial) y Alessandro Legnaioli (presidente), han explicado que están trabajando para que la Maredamare consiga su certificación como ecoferia. Para ello, la pasarela de moda baño italiana tiene que cumplir con el estándar ISO 20121, un estándar de calidad europeo que incluye una serie de especificaciones que, en rasgos generales, se pueden resumir en utilizar materiales que no generen residuos, utilizar productos sostenibles a la hora de la confección y realizar una labor de comunicación potente para concienciar a las marcas, labor como la que durante dos días ha realizado la Alianza Europea de la Moda.
